
5 principales Don Juanes de la literatura rusa

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1. Erasto, 'Pobre Lisa' de Nikolái Karamzín

Esta novela corta sentimental de 1792 fue revolucionaria para su época e hizo mucho ruido. El público lo recibió con deleite, aunque Karamzín representó una trama dramática vital (probablemente, por primera vez en la literatura rusa).
La joven Lisa se esfuerza por mantener a sí misma y a su madre tras la muerte de su padre. Un día conoce al apuesto noble Erast, que la conquista y seduce. Pero tras vivir con ella los momentos de intimidad, el joven pierde interés por Lisa y, al cabo de unos días, se marcha con su regimiento. Al cabo de un tiempo, Lisa se entera de que está prometido a otra. Incapaz de soportar la pena, se ahoga.
2. Don Juan, 'El convidado de piedra' de Alexánder Pushkin

En una obra de teatro del ciclo Pequeñas tragedias, Pushkin recreó literalmente la imagen del seductor español. Se inspiró en la ópera homónima de Mozart.
Pushkin llama a su héroe, a la antigua usanza, Don Guan. En la historia, desterrado de Madrid, todavía penetra secretamente en la ciudad y accidentalmente se encuentra con Doña Ana en el cementerio sobre la tumba de su marido. Y se enamora. Pero resulta que fue él mismo quien mató al difunto. Al mismo tiempo, celoso de su antigua amante, Don Guan consigue matar a su pretendiente.
En la adaptación cinematográfica soviética de la obra, Don Guan fue interpretado apasionadamente por Vladímir Visotski. Por cierto, al propio Pushkin también se le puede llamar "Don Juan". Antes de casarse con Natalia Goncharova, tuvo muchos romances (y muchos de ellos están reflejados en sus poemas), e incluso dicen que tenía la "lista de Don Juan", en la que anotaba todas sus aventuras amorosas (¡y hay más de 30 nombres!).
3. Grigori Pechorin, 'Un héroe de nuestro tiempo' de Mijaíl Lérmontov

Cansado de la vida, el cínico Pechorin es, en realidad, un antihéroe. No sabe amar, no sabe ser amigo, parece que lleva toda su vida buscando la ruina, pone en peligro su propia vida y no piensa en los sentimientos de los demás.
Con engaño, secuestra a la hija de un príncipe caucásico Bela (para ser más precisos, la intercambia por un caballo) y vive con ella fuera del matrimonio, sin pensar en absoluto en su futuro destino. Y cuando por fin la chica empieza a enamorarse de su seductor, éste, por el contrario, se enfría y la deja sola constantemente. Un día secuestran a Bela y esta acaba herida de muerte en un tiroteo.
En un balneario, Pechorin se encuentra con una mujer casada, con la que tuvo una aventura. Sin saber por qué, hace que la otra chica, Mary, se enamore de él, aunque sabe que su amigo sueña con ella. El dramático triángulo acaba en duelo.
4. Anatol Kuraguin, 'Guerra y paz' de Lev Tolstói

Las cuestiones morales eran las que más preocupaban a Tolstói. El propio escritor luchó toda su vida contra la lujuria y los pensamientos bajos (como refleja su diario). Por ello, los personajes y acontecimientos relacionados con relaciones extramatrimoniales o adulterio que aparecen en sus novelas, resultan verdaderamente dramáticos.
Anatol Kuraguin tiene fama de seductor y se aprovecha de la juventud e ingenuidad de Natasha Rostova. La joven está prometida al noble Andréi Bolkonski, pero aplazan la boda y se separan durante un año. El pícaro y apuesto Anatol seduce a Natasha literalmente (¡la besa!).
Los enamorados preparan incluso un plan de fuga y una boda secreta, pero el seductor es detenido y obligado a retirarse. Sin embargo, la chica es considerada deshonrada y su compromiso con Bolkonski se rompe.
5. Grigori Mélejov, 'El Don apacible' de Mijaíl Shólojov

En la literatura rusa no hay muchos personajes que cambien de mujeres con frecuencia. Sin embargo, abundan los triángulos amorosos. Uno ama a dos mujeres al mismo tiempo, como el doctor Zhivago de Pasternak. Y otro experimenta una pasión vertiginosa y no puede entender a sí mismo, se trata del cosaco Grigori Mélejov.
Toda la saga de El Don apacible se desarrolla durante la Primera Guerra Mundial, la Revolución de 1917 y la Guerra Civil. Grigori duda sin cesar si debe estar con los rojos o con los blancos, y lo mismo le pasa con las mujeres, no sabe elegir entre su mujer y su vecina Aksinia. Varias veces abandona a una y a la otra. Y este vaivén se describe dramáticamente, como parte de su naturaleza apasionada, que no encuentra el camino correcto.