100 grandes libros rusos que todo el mundo debería leer

Kira Lisitskaya (Foto: Dominio público; CSA Images/Getty Images; Galería Tretiakov)
Kira Lisitskaya (Foto: Dominio público; CSA Images/Getty Images; Galería Tretiakov)
Esta lista incluye obras maestras reconocidas de los clásicos mundiales y relatos, novelas, obras de teatro y poemas menos conocidos de aquellos autores cuya lectura supondrá un verdadero descubrimiento para cualquier lector.

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Especialmente para Puerta a Rusia, el Instituto de Literatura Rusa (Casa Pushkin) de la Academia Rusa de las Ciencias ha elaborado su propia lista de obras que toda persona interesada en Rusia y la cultura rusa debería conocer.

Los cánones de la literatura rusa en Rusia y en el extranjero son diferentes. En el extranjero suelen faltar autores y obras importantes, sobre todo poesía, que pierde más en la traducción.

Según Valentín Golovín, director del instituto, al confeccionar la lista, los literatos se propusieron “ampliar al máximo la lista de los nombres que desde hace tiempo son compañeros eternos de la humanidad; intentaron incluir a los que tienen la oportunidad de instalarse en ella gracias a nuevas buenas traducciones”.

1. ‘Cartas de un viajero ruso’, Nikolái Karamzín (1790)

A finales del siglo XVIII, Nikolái Karamzín viajó por Europa durante aproximadamente un año. Al regresar a Rusia, plasmó lo visto en el género epistolar (uno de los primeros en la literatura rusa). Vivió muchos acontecimientos, incluida la Revolución Francesa. Sus Cartas se publicaron varias veces en revistas literarias y alcanzaron una enorme popularidad. Los estudiosos de la literatura consideran que sentaron las bases de la novela rusa y, en general, de la literatura rusa moderna. Además, sus escritos cambiaron la actitud de los viajeros rusos hacia Europa.

2. ‘El mal de la razón’, Alexánder Griboyédov (1822-24)

Esta comedia en verso se convirtió en una verdadera revolución en la dramaturgia rusa. Escrita en un lenguaje sencillo, rompió con todos los cánones del clasicismo del siglo XVIII y se convirtió en la primera obra realista. Hasta el día de hoy, El mal de la razón se representa en muchos teatros del país, y los nombres de sus personajes se han vuelto proverbiales. La trama transcurre en Moscú, diez años después de la Guerra Patriótica de 1812. En la historia, un joven de ideas progresistas, Alexánder Chatski, regresa del extranjero a su hogar. Visita a su amada Sofía y planea pedir su mano a su padre. Sin embargo, descubre que Sofía ya está enamorada de otro hombre, alguien no muy agradable que intenta complacer a todos. Chatski, el “hombre nuevo”, se siente fuera de lugar y discute con todos...

3. Lírica, Alexánder Pushkin

El principal poeta ruso escribió alrededor de 360 poemas y comenzó a rimar versos desde su infancia. Es difícil encontrar un fenómeno o circunstancia vital sobre la que Pushkin no haya escrito.

Su A *** (Recuerdo un momento maravilloso, 1825) es considerado uno de los mejores poemas de amor escritos en ruso (por cierto, ha sido traducido a 210 idiomas). El profeta (1826) se convirtió en una poderosa declaración, casi bíblica, sobre el propósito de la poesía, mientras que Remembranza (1828) es un profundo acto de contrición.

4. ‘Eugenio Oneguin’, Alexánder Pushkin (1823-1830)

Catedra letras universales, 2005
Catedra letras universales, 2005

Esta novela en verso no solo es considerada la cumbre de la obra de Pushkin, sino también una «enciclopedia de la vida rusa». El autor muestra tanto la hacienda noble de provincias como la vida rural, y retrata el Petersburgo mundano y la antigua Moscú.

El joven Oneguin llega de la capital al campo, se aburre, busca entretenerse, pero termina envuelto en dramas reales: la hija de un vecino le confiesa su amor, y debido a su hermana, otro vecino lo desafía a un duelo...

La obra es extremadamente difícil de traducir debido a que Pushkin inventó una estrofa especial, la “estrofa onéguina”, con una estructura y un orden de rimas claros, que mantuvo a lo largo de toda la novela. Sin embargo, ha tenido gran éxito en óperas en todo el mundo, como la compuesta por Piotr Chaikovski en 1877-78.

5. ‘Borís Godunov’, Alexánder Pushkin (1825)

Akal, 2012.
Akal, 2012.

En esta obra, Pushkin aborda uno de los capítulos más misteriosos de la historia rusa: el asesinato del zarévich Dmitri y el Período Tumultuoso con la aparición del impostor Falso Dmitri. Gracias al poeta, se popularizó la leyenda de que Borís Godunov ordenó el asesinato del zarévich Dmitri y que la historia lo castigó por ello.

Basándose en esta famosa tragedia, Modest Músorgski compuso una conocida ópera. La obra ha sido representada en numerosas ocasiones en teatros y también ha sido adaptada al cine.

6. ‘El jinete de bronce’, Alexánder Pushkin (1833)

“Te amo, creación de Pedro”... Este poema narrativo es un verdadero himno a San Petersburgo, y su título dio nombre al monumento ecuestre de Pedro I, que se convirtió en un símbolo de la ciudad.

En esta obra hay muchas descripciones de la belleza de la ciudad, pero la trama gira en torno a una triste historia: Pushkin describe una gran inundación que ocurrió en la ciudad en 1824. El protagonista, Evgueni, descubre que la casa de su prometida ha sido arrasada por el agua y que ella ha muerto. Enloquece y corre por la ciudad, presenciando los horrores del desastre natural...

7. ‘La hija del capitán’, Alexánder Pushkin (1836)

Alianza Editorial, 2015
Alianza Editorial, 2015

La hija del capitán es una novela sobre la rebelión campesina de Yemelián Pugachov, que sacudió a casi toda Rusia en el siglo XVIII. Pero, sobre todo, es una obra sobre el honor, el deber nobiliario y el amor.

El joven Petia Grinióv viaja para servir en una remota fortaleza fronteriza. En el camino, un desconocido lo ayuda a no perderse durante una fuerte tormenta de nieve. En agradecimiento, Grinióv le regala su abrigo de piel, lo que más tarde le salva la vida, ya que el desconocido resulta ser el propio Pugachov. Esta novela vale la pena leerla, aunque sea por la frase que se ha convertido en un aforismo: “Dios no permita hacernos ver una revuelta rusa, insensata y despiadada”.

8. Lírica, poemas (‘El demonio’, ‘Mtsiri’, etc.), Mijaíl Lérmontov

Lérmontov es considerado el segundo poeta de Rusia después de Pushkin. Es amado por sus numerosos poemas y obras en estilo romántico, que contrastan el bien y el mal, lo sublime y lo bajo, la libertad y el cautiverio.

La fama poética le llegó con La muerte del poeta, que escribió tras la muerte de su ídolo, Alexánder Pushkin. Acusar a las autoridades de la muerte del héroe le costó a Lérmontov su libertad: fue exiliado al Cáucaso, lo que tuvo una gran influencia en su obra. Los paisajes montañosos, los ríos turbulentos y las bellezas locales inspiraron muchos de sus poemas románticos, así como sus principales obras: El demonio (1839) y Mtsiri (1838-39).

9. ‘El baile de máscaras’, Mijaíl Lérmontov (1835)

Esta obra en verso trata sobre un noble obsesionado con el juego y los celos, que lo llevan a asesinar a su propia esposa. Lérmontov soñaba con ver su obra en escena, pero la censura no permitió su representación ni su publicación durante su vida. La obra se estrenó veinte años después de la muerte del autor y desde entonces no ha dejado de representarse.

10. ‘Veladas en un caserío cerca de Dikanka’, Nikolái Gógol (1829-1832)

Alianza Editorial, 2009
Alianza Editorial, 2009

Las historias de este volumen tienen lugar en pequeños pueblos del Imperio ruso (en el territorio de la actual Ucrania). Gógol utiliza ampliamente palabras del idioma ucraniano, así como imágenes del folclore local. En estas historias, describe las costumbres y la vida popular de la región. Las historias son muy variadas, desde la alegre Nochebuena hasta el terror absoluto de La terrible venganza. En todas ellas, las fuerzas del mal, los demonios y las brujas son personajes principales. El libro fue bien recibido por sus contemporáneos; Pushkin, por ejemplo, quedó encantado con la vivacidad del lenguaje y las imágenes.

11. ‘Tarás Bulba’, Nikolái Gógol (1835)

Esta historia forma parte del volumen Mírgorod, considerado una continuación de Veladas en un caserío cerca de Dikanka. Aunque no están relacionadas temáticamente, también se basan en el folclore ucraniano. De las cuatro historias, dos son más conocidas y han sido adaptadas al cine en numerosas ocasiones: Viy y Tarás Bulba, una historia sobre un cosaco zaporogo y sus dos hijos. Un argumento increíblemente dramático sobre el amor y la traición.

12. ‘Almas muertas’, Nikolái Gógol (1835)

Nórdica Libros, 2022
Nórdica Libros, 2022

El propio Gógol llamó a esta obra un poema, aunque está escrita en prosa. La forma recuerda a la poesía antigua, con el protagonista recorriendo varios “círculos del infierno” y extensas digresiones líricas sobre Rusia y los rusos. Esta obra es considerada la cumbre de la obra de Gógol y una de las claves principales para entender el alma rusa.

En la trama, un pequeño noble, Pável Chíchikov, llega a una ciudad provincial y, para ganar prestigio, se hace pasar por terrateniente. Pero tiene un problema: no tiene a su disposición ni una sola “alma”, es decir, siervos. Entonces decide recurrir a un truco sugerido por la burocracia rusa: comprar a los ricos locales siervos que ya han muerto pero que aún figuran como vivos en los registros (el censo era algo raro en esa época). La reacción a su propuesta es variada...

13. ‘El abrigo’, Nikolái Gógol (1841)

Esta historia, incluida en el volumen Cuentos de Petersburgo, fue la primera en la literatura rusa en poner en primer plano al “hombre pequeño”, un ciudadano común. Akaki Akákievich Bashmachkin es un modesto funcionario que dedica toda su vida a copiar documentos. Gasta todos sus ahorros en un nuevo abrigo, que le es robado nada más comprarlo. Pero no se rebela, sino que sufre en silencio y enloquece...

14. ‘El inspector’, Nikolái Gógol (1835)

Alianza Editorial, 2009
Alianza Editorial, 2009

Una de las principales comedias rusas sobre la corrupción, el servilismo y la actitud de las autoridades hacia la gente común, escrita en forma de obra de teatro, que aún hoy se representa en numerosos teatros. En la trama, un pequeño pueblo espera la llegada secreta de un inspector de la capital. Sin embargo, confunden a un pequeño funcionario que pasaba por allí y que había perdido todo su dinero en el juego. El aventurero no se apresura a corregir el error del alcalde y sus subordinados; al contrario, decide aprovechar la situación, acepta sobornos e incluso planea casarse con la hija del alcalde...

15. ‘Poemas’ (‘Svetlana’, ‘Las doce doncellas dormidas’), Vasili Zhukovski

Zhukovski es considerado el padre del romanticismo ruso. Escribió numerosas elegías, canciones, romances, baladas y poemas épicos. Sus obras más conocidas son los poemas Svetlana (1812) y Liudmila (1908), así como Las doce doncellas dormidas (1810-1817), que el autor llama una “antigua historia en dos baladas”. Una de sus principales contribuciones literarias es la traducción al ruso de la Odisea de Homero, considerada hoy clásica.

16. ‘Noches rusas’, Vladímir Odóyevski (1844)

Editorial Pre-Textos, 2025
Editorial Pre-Textos, 2025

Una profunda novela filosófica, la primera de su tipo en la literatura rusa. No se estudia en las escuelas, pero fue un gran acontecimiento en la literatura del siglo XIX y recibió elogios de la crítica. Es difícil clasificar el género de Noches rusas: parece un registro de conversaciones entre intelectuales que reflexionan sobre diversos temas cada noche.

17. ‘La gallina negra, o los habitantes subterráneos’, Antoni Pogorelski (1825-1826)

Bajo el seudónimo de Pogorelski se esconde Alexéi Perovski, hijo ilegítimo del conde Alekséi Razumovski. Era militar, pero se interesó por la literatura y era un gran admirador del romántico alemán y escritor de cuentos E.T.A. Hoffmann. Se cree que escribió su famosa historia para su sobrino y pupilo, Alexéi Tolstói, futuro escritor y autor de El príncipe Serebriani.

En la trama, un niño llamado Aliosha se queda en un internado durante las vacaciones y alimenta a las gallinas, entablando amistad con una gallina negra que resulta ser un ministro del reino subterráneo bajo un disfraz... Por cierto, al primo tercero del autor, Lev Tolstói, también le gustaba esta historia.

18. ‘El baile’, Evgueni Baratinski (1828)

Para la posteridad, Baratinski quedó a la sombra de su genial amigo Alexánder Pushkin. Sin embargo, sus contemporáneos valoraron mucho sus poemas y versos, elogiando su ligereza y elegancia en la rima. En el poema El baile, retrató la vida mundana de Moscú, que conocía de primera mano.

19. ‘Crónica familiar’, Serguéi Aksákov (1840-1856)

Aksákov fue un importante publicista, crítico teatral, censor y autor de los primeros relatos artísticos sobre pesca y caza (Iván Turguénev tomó ejemplo de él para sus famosos Relatos de un cazador).

Además, es autor de importantes memorias. Su trilogía Crónica familiar no es solo una autobiografía, sino una descripción a gran escala de la estructura social y la vida de los terratenientes siberianos.

20. ‘El príncipe Serébriani’, Alexéi Tolstói (1859-1861)

Una de las novelas históricas más famosas, que narra los acontecimientos del siglo XVI, durante el reinado de Iván el Terrible (1530-1584). En el centro de la trama están las hazañas y aventuras de Nikita Serebriani, un príncipe ruso ficticio rodeado de personajes reales de la época, incluido el zar y su guardia. El libro se basa en documentos históricos reales, por lo que fue muy valorado tanto por historiadores como por críticos.

21. ‘Anna Karénina’, Lev Tolstói (1873-77)

La novela más famosa de Tolstói en el extranjero y una de las obras más adaptadas de la literatura mundial. Una historia increíble de una mujer que lo abandona todo por amor. En esta novela, Tolstói se centra en la naturaleza de la felicidad y la infelicidad en la vida familiar, un tema que preocupaba profundamente al autor. Además, en la novela hay un personaje sorprendentemente similar al propio Tolstói: Konstantín Levin, quien abandona la vida mundana y comienza a trabajar la tierra junto a sus campesinos.

22. ‘Guerra y paz’, Lev Tolstói ‘ (1863-69)

Alba, 2021
Alba, 2021

La obra maestra de Tolstói, una novela épica en cuatro volúmenes conocida en todo el mundo. Es la historia de varias familias rusas en el contexto de importantes eventos históricos, principalmente la guerra de Rusia contra la Francia napoleónica. En el libro tienes amor juvenil, traición, infidelidades y guerra. Tolstói habla a través de una multitud de personajes (incluido Napoleón), y todos ellos resultan increíblemente profundos y coloridos. Para quienes no puedan leer la novela, se recomienda ver la adaptación soviética del director Serguéi Bondarchuk, ganadora de un Óscar.

23. ‘Relatos de Sebastopol’, Lev Tolstói (1855-1856)

En su juventud, Tolstói sirvió varios años en el Cáucaso, y durante la Guerra de Crimea (1853-56) pasó casi un año en Sebastopol. Los horrores de la guerra y ese período difícil de su vida los plasmó en los «Relatos de Sebastopol».

24. Cuentos y relatos (‘Los cosacos’, ‘Hadji Murat’, ‘La muerte de Iván Ilich’, etc.), Lev Tolstói

Tolstói abordó en varias ocasiones el tema del Cáucaso, como en las novelas Los cosacos (1862) y Hadji Murat (1896-1904). Estas historias se basan en hechos reales, sazonados con reflexiones sobre el amor, el honor y la traición.

En sus obras más breves, también reflexiona mucho sobre la muerte: en La muerte de Iván Ilich (1882-1886), incluso intenta enfrentarse a ella directamente.

25. ‘Oblómov’, Iván Goncharov (1847-1859)

Esta novela sobre la pereza rusa introdujo en el lenguaje coloquial el término “oblomovismo”. El protagonista, Iliá Oblómov, pasa todo el tiempo acostado. Es un noble con una hacienda, por lo que no necesita trabajar ni hacer nada... Su fiel sirviente y su contraparte, el activo Andréi Shtoltz, hacen todo por él. El único momento en que Oblómov sale brevemente de su ensueño es cuando se enamora. Sin embargo, ¿logrará llegar a celebrar la boda? Curiosamente, el autor no toma partido ni por el perezoso Oblómov ni por el racionalista Shtoltz.

26. ‘Los hermanos Karamázov’, Fiódor Dostoievski ‘(1878-1880)

Alba, 2013
Alba, 2013

Una de las novelas más importantes de Dostoievski y la quintaesencia de sus reflexiones sobre la fe, la moral, el deber y el amor. Esta sorprendente historia tiene la forma de un detective. El autor se inspiró en reportes criminales: uno de los tres hijos es acusado de matar a su padre. En el caso están involucrados tanto el dinero como un complicado triángulo amoroso: supuestamente, el hijo y el padre compiten por el amor de una joven belleza. La novela incluye una extensa escena del juicio y los testimonios, manteniendo al lector en suspenso hasta el final.

27. ‘Memorias del subsuelo’, Fiódor Dostoievski (1863)

Memorias del subsuelo es una obra innovadora en género, forma y contenido. Es una novela existencialista que influyó en las distopías del siglo XX, una historia filosófica y una confesión trágica sobre la naturaleza de nuestros deseos.

28. ‘El idiota’, Fiódor Dostoievski (1868)

Debolsillo, 2013
Debolsillo, 2013

Dostoievski solía crear personajes viciosos y amorales, pero en esta novela decidió mostrar no solo a un personaje positivo, sino casi a un hombre ideal con rasgos similares a los de Jesucristo. El príncipe Mishkin, ingenuo, confiado y directo, se ve envuelto en un torbellino de pasiones, pero entre mentirosos y borrachos no pierde su esencia. Incluso en una mujer considerada “de bajos deseos” el héroe intenta encontrar las cualidades más hermosas y siente una sincera simpatía por ella.

29. ‘Crimen y castigo’, Fiódor Dostoievski (1865-66)

Austral, 2016
Austral, 2016

El pobre estudiante Rodión Raskólnikov apenas llega a fin de mes y se ve obligado a pedir dinero prestado a una vieja usurera. Cansado de una vida de miseria, se plantea una pregunta filosófica: ¿soy un ser insignificante? Para demostrarse a sí mismo que no lo es y que él mismo forja su destino, decide cometer un crimen: matar a la vieja... Dostoievski reflexiona sobre la naturaleza de la violencia, las circunstancias que pueden llevar a una persona a medidas extremas, como el asesinato o la prostitución, como hace Sonia Marmeládova, la amada del protagonista. La novela también es una importante declaración sobre la búsqueda del sentido de la vida.

30. ‘Relatos de un cazador’, Iván Turguénev (1847-1851)

Estos cuentos fueron escritos por Turguénev basándose en historias reales que escuchó en su finca familiar. El autor presenta una amplia gama de personajes y tipos de la Rusia profunda, con sus problemas y dificultades. Los relatos se publicaron por separado en la revista literaria El Contemporáneo y luego se compilaron en un libro. La obra fue considerada innovadora: Turguénev fue el primero en retratar al pueblo ruso de manera tan amplia.

31. ‘Aguas primaverales’, Iván Turguénev (1872)

El joven Sánin viaja por Europa y conoce a una joven italiana, de quien gradualmente se enamora. Al considerar el matrimonio, regresa a su hogar por asuntos personales, donde es seducido por una dama de alta sociedad...

Turguénev fue uno de los primeros escritores en colocar a las mujeres por encima de los hombres en términos de fuerza de espíritu y cualidades morales. El arquetipo de la llamada “chica turguénev” aparece en muchas de sus novelas junto a hombres débiles y empobrecidos.

32. ‘Nido de nobles’, Iván Turguénev (1856-1858)

Turguénev aborda cuestiones de la nobleza, el conflicto entre Rusia y Occidente, y se centra en los principios morales. Lavretski, desilusionado de la vida europea, regresa a su hacienda en Rusia para “labrar la tierra” y se enamora de Liza, la hija de un vecino. Su amor es correspondido, y al enterarse de la muerte de su esposa, que había quedado en Europa, le propone matrimonio. Sin embargo, de repente descubre que su esposa sigue viva. Con el corazón roto, Liza ingresa en un convento... El título de esta novela de Turguénev se ha vuelto proverbial.

33. ‘Padres e hijos’, Iván Turguénev (1860-1861)

Alba Clásica
Alba Clásica

El joven Arkadi Kirsánov regresa a la hacienda de su padre con su amigo Evgueni Bazárov, un estudiante nihilista. Bazárov estudia medicina y planea trabajar con el pueblo; rechaza cualquier autoridad y discute con el padre terrateniente y el tío aristócrata de Arkadi, quienes tienen ideas liberales. Pero ni un nihilista puede resistirse al amor...

Aunque otros escritores rusos ya habían tocado el tema del conflicto generacional, fue la novela de Turguénev la que lo llevó al extremo. También ridiculizó a la nobleza refinada, mostrando a un nuevo héroe progresista, y destacó que la verdadera vida está en el trabajo, no en la ociosidad.

34. Lírica, poemas (‘Frost, el de la nariz roja’, ‘¿Quién puede vivir feliz en Rusia?’, etc.), Nikolái Nekrásov

¿Quién puede vivir feliz en Rusia? es una obra de estilo homérico, pero basada en el folclore ruso. Siete campesinos debaten sobre quién vive mejor en Rusia: el sacerdote, el comerciante, el terrateniente rico o el zar. Emprenden un viaje en busca de personas felices... Pero, ¿las encontrarán? La censura zarista no permitió la publicación completa del poema, y Nekrásov tuvo que hacer cambios y luchar por cada palabra. La obra denuncia la terrible situación de los campesinos y critica la servidumbre (así como la reforma que la abolió, que empeoró las cosas tanto para los terratenientes como para los campesinos). Nekrásov también se preocupó por el destino de las mujeres rusas, y su difícil situación se describe vívidamente en el poema.

35. Lírica, Fiódor Tiútchev

Tiútchev escribió sus primeros poemas bajo la influencia del romanticismo alemán, pero luego se convirtió en un poeta original que reflexionaba sobre la naturaleza de la creación. Mantenía una polémica con Pushkin, y en su poema A la oda de Pushkin a la libertad (1820) proclamó: “¡Con tu cuerda mágica, suaviza, no perturbes los corazones!”. El tema del aislamiento y el diálogo del hombre con el universo también fue importante para Tiútchev (“Hay muchos pequeños, sin nombre...”, 1859). En 1866, escribió “No se puede entender a Rusia con la mente”, probablemente su obra más famosa.

36. Lírica, Afanasi Fet

Los temas principales de este poeta romántico son la naturaleza, el amor, la belleza y el arte. Sus poemas y elegías son tan melódicos que muchos fueron musicalizados. Por ejemplo, el poema favorito de Chaikovski era En un pajar, en una noche del sur... (1857). Fet también fue recordado por sus traducciones de Fausto de Goethe, las Metamorfosis de Ovidio, los poemas de Catulo y muchas otras obras clásicas.

37. ‘El niño de gutapercha’, Dmitri Grigoróvich (1882)

Una desgarradora historia sobre la triste existencia de los pobres en Rusia. El protagonista es un niño huérfano que trabaja como acróbata en un circo, impresionando al público con su flexibilidad. Su destino se narra en paralelo con las impresiones de una niña rica, Vera, quien asiste al circo y presencia la muerte del héroe.

38. ‘El músico ciego’, Vladímir Korolenko (1886)

Korolenko, un escritor realista y maestro del relato corto, así como autor de las memorias Historia de mi contemporáneo, retrató vívidamente la vida en Rusia y los círculos intelectuales de finales del siglo XIX y principios del XX. El músico ciego es una de sus obras más famosas, un análisis psicológico de la vida y los sentimientos de un hombre ciego que descubre el mundo a través de la música. Korolenko definió el género como un estudio.

39. ‘La flor roja’, Vsévolod Garshin (1883)

Garshin desarrolló lo que los prosistas de la segunda mitad del siglo XIX estaban explorando: la inmersión en la psique humana. Sus contemporáneos lo valoraron como un escritor y maestro de la prosa breve. Uno de sus relatos más importantes es La flor roja, una inmersión increíble en el mundo interior de una persona con una enfermedad mental.

40. Cuentos y relatos (‘Lady Macbeth de Mtsensk’, ‘El viajero encantado’, ‘El artista del tocado’), Nikolái Leskov

Nórdica libros, 2015
Nórdica libros, 2015

Leskov no es tan conocido en el extranjero como algunos de sus contemporáneos. Sin embargo, en Occidente incluso se ha adaptado su fantasía sobre la heroína asesina de Shakespeare. Lady Macbeth de Mtsensk es la historia de una joven comerciante, Katerina Izmáilova, que vive en el distrito de Mtsensk, en la región de Oriol. Su esposo está constantemente de viaje por trabajo, y ella se aburre en su lujosa casa. Katerina se enamora de un apuesto empleado, Serguéi, y tienen un romance apasionado que el suegro descubre accidentalmente... Para salvar a su amante, Katerina decide cometer un asesinato, y no solo uno.

Los críticos contemporáneos elogiaron cómo Leskov retrató la “oscuridad” de la vida mercantil, convirtiendo su vívida descripción de una vida basada en el dinero y las pasiones en una especie de “lubok trágico”.

41. ‘Mil Almas’, Alexéi Písemski (1853-1858)

Este drama social fue comparado por Vladímir Nabókov con Rojo y Negro de Stendhal. Es un ejemplo temprano del naturalismo ruso, dominado por un contexto "práctico" más que moral.

Un escritor pobre es enviado a trabajar a una escuela de una pequeña ciudad. Es un cínico arribista, que rechaza a una sencilla provinciana que se ha enamorado de él. Al mismo tiempo, se casa provechosamente con una joven y rica terrateniente. Su posición en la sociedad y su fortuna crecen rápidamente, pero, de repente, empiezan a asaltarle las dudas. Se replantea su vida y se convierte en un luchador por la justicia.

42. ‘Ensayos sobre el Seminario’, Nikolái Pomialovski (1863)

Pomialovski es uno de los grandes realistas rusos del siglo XIX, aunque infravalorado incluso en su propio país. Criticó las costumbres de la nobleza y la burguesía, y se centró especialmente en la educación juvenil. Ensayos sobre el Seminario describe sin adornos la vida de los estudiantes en una institución religiosa, con castigos físicos, crueldades y estrictas normas en sus residencias.

43. ‘La familia Golovlev’, Mijaíl Saltikov-Shchedrín (1880)

Maldoror Ediciones, 2012
Maldoror Ediciones, 2012

Sin mostrar piedad con sus personajes, Saltikov-Shchedrín pinta un sombrío retrato de la vida señorial. Es una novela sobre el empobrecimiento y la desaparición de una familia noble y, de hecho, de toda la nobleza rusa. El autor presenta un “nido de hidalgos” muy diferente: no un bastión idílico de valores familiares, sino la decadencia y la desolación (por no hablar de la apatía y la hipocresía) de la vida señorial. Tal vez sea el primer ejemplo en la literatura de relaciones familiares “tóxicas” (como diríamos ahora). Una madre dominante y malhumorada, un hijo holgazán que despilfarra el dinero de la familia, una hija que se fuga con un húsar... La novela fue un gran éxito entre los contemporáneos.

44. ‘La Historia de una Ciudad’, Mijaíl Saltikov-Shchedrín (1870)

Saltikov-Shchedrín es uno de los mayores satíricos de la literatura rusa, a menudo comparado con Gógol. En esta crónica de la ciudad ficticia de Glúpov («Villa Estúpida»), el autor elabora una sátira de toda Rusia y de su historia. La novela narra el gobierno de varios gobernantes de la ciudad: todos sobornadores, ignorantes y pecadores. Para provocar el máximo asco en el lector, el autor dota a todos los personajes de atributos grotescos y recurre profusamente a alegorías y fantasmagorías.

45. Novelas y Relatos (‘En el Barranco’, ‘La Estepa’, ‘La Dama del Perrito’, ‘Pabellón Nº 6’, ‘Kashtanka’, ‘Mi Vida’ y otros), Antón Chéjov

Chéjov está considerado un maestro del género breve. El autor del aforismo “La brevedad es hermana del talento” escribió más de 500 cuentos, que pueden equipararse artísticamente a cualquier gran novela. A pesar de su éxito como escritor y dramaturgo, Chéjov continuó ejerciendo la medicina durante toda su vida, dibujando muchos de sus personajes a partir de su amplio abanico de pacientes. Chéjov escribió muchos relatos cortos de gran calidad, demasiados para mencionarlos, pero El pabellón nº 6 (sobre la locura individual y, lo que es más peligroso, colectiva), La querida (sobre una mujer sometida a los intereses de su marido) y El hombre del maletín (sobre el aislamiento del mundo exterior) son particularmente imperdibles.

46. Obras de Teatro (‘Las Tres Hermanas’, ‘El Jardín de los Cerezos’, ‘La Gaviota’), Antón Chéjov

Editorial Verbum
Editorial Verbum

Chejov escribió muchas obras por encargo del Teatro de Arte de Moscú y sus estrenos se celebraron con éxito en su escenario. Y siguen presentes en el repertorio de muchos teatros rusos y extranjeros hasta nuestros días. Las Tres hermanas» trata de unas jóvenes y sus ideas progresistas. Hacen planes para abandonar su ciudad de provincias y trasladarse a las brillantes luces de Moscú, donde trabajarán y realizarán obras meritorias. En El Jardín de los Cerezos, una terrateniente empobrecida se ve obligada a vender su casa con un maravilloso huerto de cerezos para pagar sus deudas. La gaviota» es otra obra sobre la decadencia de la nobleza rusa y sobre personas que no podían trabajar, sino sólo vivir en sus propias fantasías, normalmente sin dinero.

47. ‘Los Bajos Fondos’, Maxim Gorki (1902)

Se considera la obra más famosa del escritor proletario Gorki y un himno a los estratos más bajos de la sociedad. Tras leer el drama, Tolstói exclamó sorprendido a Gorki: “¿Para qué escribes esto?”. No podía imaginarse que el público se interesara por una obra sobre un albergue para indigentes, en la que aparecían prostitutas y alcohólicos, literalmente con todas sus verrugas. Sin embargo, Tolstói se equivocó y este descarnado drama de la vida real fue un gran éxito en el escenario del Teatro de Arte de Moscú, así como en Alemania.

48. Novelas y Relatos (‘La Anciana Izerguil’, ‘El Pueblo de Okúrov’, ‘Infancia’ y otros), Maxim Gorki

En la prosa de Gorki, así como en la dramaturgia, llama la atención la “bajeza” del contenido, la denuncia de la vida real. Pero también hay relatos verdaderamente mágicos, como La Anciana Izerguil. Al igual que Tolstói, Gorki tiene su propia trilogía autobiográfica. Su primera parte, Infancia, es una historia increíblemente vívida y colorida de la vida de un niño que crece en Nizhni Nóvgorod. El amor maternal, las palizas del abuelo, la escuela de los duros golpes: Gorki experimentó todo esto y describe la vida provinciana rusa de una manera increíblemente atmosférica.

49. Novelas y Relatos (‘Ligero Aliento’, ‘El Pueblo’, ‘La Copa de la Vida’, ‘El Señor de San Francisco’, ‘Alamedas oscuras’ y otros), Iván Bunin

El Premio Nobel de Literatura Iván Bunin fue un consumado maestro de la prosa breve y maleable. “Es probable que cada uno de nosotros tenga algún recuerdo amoroso especialmente entrañable o algún pecado amoroso especialmente grave”, escribió. Bunin elevó la pasión, la lujuria y el amor a un nivel completamente nuevo en su célebre Alamedas oscuras, una colección de relatos cortos, dedicados a los entresijos del amor, el cultivo de los sentimientos y el choque de opiniones opuestas.

50. ‘La Vida de Arséniev’, Iván Bunin (1929)

Según Bunin, fue esta novela la que le valió el Premio Nobel de Literatura “por el estricto arte con que ha continuado las tradiciones clásicas rusas en la escritura en prosa”. El escritor Konstantín Paustovski calificó La vida de Arséniev como uno de los fenómenos más notables de la literatura universal.

El protagonista, Alexéi Arséniev, rememora su infancia y juventud, llenas de sobresaltos, así como su primera gran aventura amorosa, que acabó trágicamente.

51. Novelas y Relatos (‘La Vida de Vasili Fevéiski’, ‘Judas Iscariote’, ‘La Risa Roja’ y otros), Leonid Andréiev

El estilo de Andréiev es como una huella dactilar: único. Su neurótico mundo literario está superpoblado de pensamientos, palabras y metáforas. En La risa roja, escrita en plena guerra ruso-japonesa, Andréiev, uno de los escritores rusos de más talento de la “Edad de Plata”, aborda los horrores de la batalla. El narrador, un oficial de artillería, se encuentra en medio de las hostilidades. Le persigue una inquietante “risa roja”, una especie de metáfora asociada a la sangre del sinsentido de la guerra. La guerra es a la vez “terrible hielo necrótico”, “aire rojo”, “muertos resucitados”, “risa roja” y, finalmente, auténtica locura asesina. Si hay un relato antimilitarista capaz de evocar una profunda repulsión física por la guerra, ése es sin duda La risa roja.

52. ‘La Vida del Hombre’, Leonid Andréiev (1906)

El escritor simbolista intentó encontrar una nueva forma de drama. La obra está escrita sin cánones, en un estilo libre. Contiene varias escenas que describen esquemáticamente la vida humana desde el nacimiento hasta la muerte.

53. ‘Leonardo da Vinci’, Dmitri Merezhkovski (1901)

EDITORA Y DISTRIBUIDORA HISPANO AMERICANA, 1997
EDITORA Y DISTRIBUIDORA HISPANO AMERICANA, 1997

Merezhkovski fue una figura importante de la literatura de la “Edad de Plata” rusa, uno de los primeros escritores simbolistas. La novela Leonardo da Vinci forma parte de la trilogía Cristo y el Anticristo. No sólo describe la vida del gran maestro, sino también todo el Renacimiento. El escritor habla del poder del arte, la religión y los nuevos valores humanistas que sustituyeron a la Edad Media.

54. ‘El Pequeño Demonio’, Fiódor Sologub (1892-1902)

El simbolista Sologub representó al héroe del título en la imagen de un “Nedotikomka pequeño, gris y con falda”. Envenena la vida y enloquece al protagonista, que es un malvado y envidioso profesor de provincias llamado Peredónov. Sueña con conseguir un ascenso, pero pierde el contacto con la realidad. El libro tuvo un gran éxito, se reimprimió incluso en la época soviética y sirvió de fuente para varias adaptaciones cinematográficas.

55. Lírica y Poemas (‘La Venganza’, ‘Los Doce’), Alexánder Blok

Blok es uno de los poetas más famosos e importantes de la “Edad de Plata”. Letrista y simbolista sutil, dejó muchos poemas brillantes, así como una sombría respuesta a la Revolución bolchevique de 1917, que en un principio aceptó con entusiasmo. En el poema Los Doce (1918), el poeta retrata la revolución como un apocalipsis y, en su lugar, surge un nuevo mundo. Los doce del título son 12 Guardias Rojos, representados como 12 apóstoles de la nueva fe, que sacrifican fácilmente vidas humanas por la nueva era. Caminando delante de los Guardias Rojos, “con una corona de rosas blancas”, está Jesucristo. Hay distintas interpretaciones de la imagen de Cristo en el poema. Algunos ven a Cristo bendiciendo y dirigiendo la revolución, mientras que otros consideran que los Guardias Rojos lo están desterrando, destruyendo su fe.

56. ‘Petersburgo’, Andréi Biely (1913)

Akal, 2009
Akal, 2009

“Es ruso hasta la médula de su ser; dentro de él se agita el caos ruso”, dijo el filósofo Nikolái Berdiaev sobre Andréi Biely, nombrando al escritor simbolista heredero de las tradiciones de Gógol y Dostoievski. Borís Pasternak comparó a Biely con Marcel Proust y calificó a James Joyce de “discípulo de Andréi Biely”. Al igual que Ulises, la modernista Petersburgo emplea técnicas de flujo de conciencia, aludiendo a la fundación de la ciudad por Pedro I (el Grande) en 1703; la propia San Petersburgo se convierte en una unidad artística por derecho propio con la Revolución rusa de 1905 como telón de fondo.

57. Lírica y Poemas (‘Una Nube con Pantalones’, ‘¡Bien!’ y otros), Vladímir Maiakovski

“Sacudiendo el mundo con mi voz y sonriendo,

paso a tu lado, guapo,

de veintidós años!”

Así se retrata Maiakovski en su poema de 1914 Una nube con pantalones. Fue el principal poeta proletario y uno de los autores rusos más insólitos y originales. Revolucionó literalmente la poesía, creando formas, rimas y significados completamente nuevos, en contraste con el viejo lenguaje y la lacada poesía de salón del pasado. ‘

58. Lírica, Osip Mandelstam

Mandelstam es uno de los poetas más importantes del siglo XX y difícilmente el más complicado: su lírica está llena de subtextos y referencias a la antigüedad. Sin embargo, en vida estuvo a la sombra de sus otros colegas, Alexánder Blok, en primer lugar. En la época soviética, sus poemas estuvieron prohibidos durante muchos años y el renacimiento del interés por su obra fue la publicación del antiestalinista Vivimos, pero no podemos sentir la tierra en la que nos quedamos... Su legendaria compañera poetisa Anna Ajmátova calificó su obra de “hábil maestra de miradas culpables” y del mejor poema de amor del siglo XX.

59. ‘El Estanque’, Alexéi Rémizov (1905)

Rémizov fue uno de los modernistas más brillantes de la “Edad de Plata” de la cultura rusa, pero sus principales obras fueron escritas en prosa, no en verso. Su obra no encajaba en ningún marco de géneros clásicos, sino que pertenecía a un conjunto especial de géneros, como lo llamó el académico Dmitri Lijachev.

El estanque se considera la primera novela existencial rusa, en la que el centro de atención no es la trama, sino el proceso de cambio mental del héroe y su visión del mundo. Rémizov transmite esta metamorfosis balanceándose entre la realidad y el simbolismo..

60. ‘Stella María Maris’, Alexéi Rémizov (1928)

Los relatos de esta colección están estilizados como el folclore ruso y se leen casi como cancioncillas. En ellos, el escritor reelabora conocidas historias bíblicas: sobre la creación del mundo, sobre Cristo, la traición de Judas y la negación de Pedro, sobre La Virgen camino del Calvario. Y el autor las cuenta en el lenguaje del pueblo.

61. Lírica, Marina Tsvetáieva

Desde su infancia, Marina Tsvetáieva estuvo rodeada de creatividad: su padre fue historiador de arte y fundador del Museo Estatal de Bellas Artes Pushkin; su madre, pianista. Esta influencia se reflejó en la imaginería y musicalidad de sus poemas, junto a una vida llena de tragedias. Algunas de sus obras maestras incluyen Mis poemas, escritos tan temprano..., De mis manos, una creación no hecha por manos humanas..., Vosotros, que pasáis junto a mí…, No me fue dado amarte y Me gusta que noestés enfermo de mi.

62. ‘El don’, Vladímir Nabókov (1938)

La última novela de Nabókov en ruso es un tour de force, considerada por muchos la cumbre de su arte. Desde un punto de vista filosófico, es una metanovela, una especie de tarta nupcial literaria, en la que cada capa está saturada de un profundo significado existencial. Como epígrafe de El don, Nabókov tomó prestado un ejercicio aparentemente sencillo de un libro de gramática rusa: “Un roble es un árbol. Una rosa es una flor. Un ciervo es un animal. Un gorrión es un pájaro. Rusia es nuestra patria. La muerte es inevitable”. La vida, nos dice la eterna novela de Nabókov, es un breve interludio entre el nacimiento y la muerte, compuesto por 1.000 nimiedades contradictorias.

63. ‘La defensa de Lúzhin’, Vladímir Nabókov (1930)

Editorial Anagrama, 2018
Editorial Anagrama, 2018

Este magistral relato narra la historia de un ajedrecista ruso obsesionado hasta perder el contacto con la realidad. Al final, resulta que todo el libro es una especie de partida de ajedrez. Nabókov, apasionado jugador, solía componer problemas de ajedrez él mismo.

64. ‘La casa de Passy’, Borís Záitsev (1933)

Uno de los grandes escritores de la Edad de Plata, Záitsev emigró tras la revolución y fue prácticamente olvidado en Rusia. La novela retrata detalladamente la vida de los emigrados rusos en París, reflexionando sobre el lugar del hombre ruso en el extranjero.

65. ‘El verano del Señor’, Iván Shmeliov (1927-1948)

El autor escribió esta novela autobiográfica durante más de veinte años, en su periodo de emigrante. Recuerda la vida en Rusia, su infancia en el seno de una familia de comerciantes y crea una descripción detallada de la vida en la Rusia zarista en vísperas de la revolución y de realidades que se han disuelto en el tiempo. El título de la novela hace referencia a una frase del Antiguo Testamento. Y Shmeliov enmarca toda la narración dentro del calendario del año eclesiástico, deteniéndose con detalle en las fiestas y tradiciones ortodoxas.

66. ‘El corazón desgarrado de Moscú: Sivtsev Vrazhek’, Mijaíl Osorguín (1928)

El título del libro será familiar para quienes conozcan el centro de Moscú y los callejones del Arbat. Los eventos de esta novela-crónica giran en torno a una casa en la calle Sivtsev Vrazhek. Allí vive un profesor ornitólogo con su nieta, quien poco a poco pasa de ser una niña a una mujer adulta. Osorguín escribió su novela mientras estaba en el exilio. Inmediatamente después de su lanzamiento, el libro fue traducido a muchos idiomas y tuvo un gran éxito en Europa y América del Norte.

67. ‘El suicida’, Mark Aldánov (1956)

Aldánov dedicó su vida a conceptualizar eventos revolucionarios: escribió una serie de libros sobre la Revolución francesa y Napoleón, así como sobre el golpe bolchevique en Rusia y su líder, Vladímir Lenin. Este último es la figura central de la novela histórica El suicida. Es una visión muy inusual de la figura de Lenin, y Aldánov claramente polemiza con la tradición soviética generalmente aceptada de retratarlo.

68. ‘Una tarde en casa de Claire’, Gaito Gazdánov (1929)

La novela debut de este joven emigrante fue publicada en París y fue bien recibida por el público de habla rusa. Es una novela de viajes y de memoria, que refleja eventos, impresiones y personas. El protagonista busca su infancia perdida, recuerda a sus amigos y familiares desaparecidos, su primer amor y reflexiona sobre la Guerra Civil Rusa. Los críticos comentaron las influencias de Marcel Proust, aunque el autor admitió que no había leído al modernista francés.

69. ‘Apollon Bezobrazov’, Borís Poplavski (1930)

Circé, 2021
Circé, 2021

De joven, Poplavski emigró con su familia a Francia durante la Guerra civil rusa. Durante su corta vida (murió a los 32 años), escribió varias colecciones de poemas simbolistas y novelas. Apollon Bezobrazov abunda en ricas imágenes y está escrito en un estilo impresionista. Tiene más sentimiento que trama. El autor considera que los temas más importantes son la relación del héroe con Dios y la muerte.

70. Lírica y poemas (‘Poema sin héroe’, ‘Réquiem’), Anna Ajmátova

Ajmátova es una de las figuras que dio forma al lenguaje poético de todo un siglo. Sus poemas increíblemente profundos y ricos en imágenes han influido en generaciones de literatos y aún tienen millones de admiradores. Su poesía temprana reflejaba experiencias amorosas dramáticas, pero su lírica tardía trata sobre el destino del pueblo y del país. Ajmátova sobrevivió al fusilamiento de su esposo, el encarcelamiento de su hijo, el sitio de Leningrado y los largos años de prohibición de publicar sus poemas.

71. ‘Nosotros’, Evgueni Zamiatin (1920)

En su profética obra maestra distópica, Zamiatin describe hábilmente un estado totalitario basado en el control total sobre el individuo. La novela está ambientada en un futuro lejano, en una ciudad donde todo está regido por la Tabla del Tiempo, que dicta sus vidas, y los nombres de las personas, como en un campo de concentración, son reemplazados por letras y números, como “D-503” o “O-90”. Todos los ciudadanos del Estado Único deben seguir un horario riguroso día y noche; incluso el amor está estrictamente regulado.

72. ‘Caballería roja’, ‘Cuentos de Odesa’, Isaac Babel

Alianza Editorial, 1985
Alianza Editorial, 1985

Caballería roja es una serie de historias aterradoras y muy realistas sobre la Guerra civil en Rusia. Semión Budioni, un jefe de la caballería roja y otros bolcheviques, se enfurecieron con la obra. Sin embargo, el respetado Maxim Gorki defendió a Babel, elogiando las características artísticas de la colección de cuentos. La obra más famosa del escritor es la colección Cuentos de Odesa, sobre gangsters judíos y su líder, Ben Krik. Nacido en Odesa, Babel pasó la mayor parte de su tiempo entre dos fuegos, tratando de mantenerse en contacto con sus raíces judías mientras mantenía una especie de status quo. El humor le permitió a Babel distanciarse de sus personajes, sin fraternizar con ellos, pero manteniendo una relación amistosa.

73. ‘El cuento de la luna inextinguible’, Borís Pilniak (1926)

La trama es intrigante. El liderazgo del Partido impone una operación médica al comandante del Ejército Rojo Gavrilov, que no necesita en absoluto. Los médicos también se dan cuenta, pero tienen miedo de intervenir. Bajo el bisturí del cirujano, el militar muere por envenenamiento con cloroformo... La censura soviética prohibió esta novela, al ver insinuaciones sobre la muerte del famoso bolchevique Mijaíl Frunze, que se rumoreaba fue organizada por el propio Iósif Stalin. Aunque Pilniak declaró en el prefacio que su historia no tenía nada que ver con Frunze y aconsejó que “el lector no busque en ella hechos reales ni personas vivas”, sufrió mucho por su audaz historia: el escritor más publicado en su momento fue despedido de todos lados y luego arrestado y ejecutado por cargos de asociación con trotskistas y extranjeros.

74. ‘La guardia blanca’, Mijaíl Bulgákov (1925)

Debolsillo, 2014
Debolsillo, 2014

Bulgákov nació en Kiev (entonces parte del Imperio ruso) en una familia numerosa. La cálida atmósfera espiritual de su infancia se refleja en su magistral La guardia blanca. No solo es una destacada novela histórica escrita en las mejores tradiciones tolstoianas, sino también una “saga Forsyte rusa” sobre una familia de intelectuales rusos y sus amigos y parientes, que se ven envueltos en la sangrienta guerra civil que siguió a la Revolución de Octubre.

75. ‘Corazón de perro’, Mijaíl Bulgákov (1925)

Galaxia Gutenberg
Galaxia Gutenberg

Esta novela, ambientada a mediados de la década de 1920, se centra en un brillante cirujano y profesor llamado Preobrazhenski, quien lleva a cabo un experimento sin precedentes: trasplanta la glándula pituitaria de un hombre a un perro callejero. Como resultado, el perro se convierte en un ser humano, pero se comporta de manera terrible: bebe, fuma, maldice y actúa en el apartamento del profesor como si fuera suyo. Esta historia es una gran sátira del sistema soviético con su “nuevo poder” de proletarios. Sin embargo, los censores no la apreciaron, por lo que solo se publicó oficialmente en la URSS en 1987.

76. ‘El maestro y Margarita’, Mijaíl Bulgákov (1940)

Alianza Editorial, 2009
Alianza Editorial, 2009

La mayor novela de Bulgákov no vio la luz hasta 1966, durante el “Deshielo de Jrushchov”, 26 años después de la muerte del escritor. Es una historia satírica y sobrenatural sobre cómo el diablo y su séquito demoníaco visitan Moscú en la década de 1930. En esta obra metafísica, el Satanás de Bulgákov (llamado Woland, un nombre antiguo germánico para el diablo) es una figura ambivalente, "parte de esa fuerza que eternamente desea el mal y eternamente hace el bien". Woland se opone al nuevo mal: burocrático, impersonal y soviético. La única salvación en la novela, como en la vida, es a través del amor y el sacrificio. Al estilo de Fausto, Margarita vende su alma y se convierte en una bruja para salvar al Maestro, el hombre que ama. El libro también es conocido por el aforismo: “Los manuscritos no arden”.

77. ‘El Don apacible’, Mijaíl Shólojov (1928-1940)

Debolsillo, 2013
Debolsillo, 2013

El escritor soviético Mijaíl Shólojov escribió El Don apacible a la tierna edad de 22 años. En 1965, recibió el Premio Nobel de Literatura por esta novela en cuatro volúmenes, reconocida como una de las obras más significativas de la literatura rusa del siglo XX. Una saga histórica sobre la vida de los cosacos del Don durante la Primera Guerra Mundial y la Guerra civil rusa, está saturada de sudor y sangre, violencia y crueldad, sufrimiento y lujuria.

78. ‘Las doce sillas’, ‘El becerro de oro’, Iliá Ilf y Evgueni Petrov (1927, 1931)

El Acantilado, 1999
El Acantilado, 1999

El dúo de escritores más famoso de Rusia creó dos novelas fantásticas, cuyas citas se convirtieron en aforismos en Rusia. Un encantador bribón llamado Ostap Bender y su ingenuo compañero Kisa Vorobiáninov se embarcan en la búsqueda de diamantes escondidos en una de las doce sillas de un comedor familiar que desapareció después de la revolución. En el camino, les aguardan aventuras verdaderamente fabulosas. En la secuela, Bender intenta convertirse en millonario por medios justos o injustos (principalmente injustos) y cumplir su sueño de la infancia de mudarse a Río de Janeiro. Todo lo que tiene que hacer es localizar al escurridizo millonario Alexánder Koreiko y chantajearlo. ¿Qué podría salir mal?

79. Cuentos cortos (‘El baño’, ‘La dama aristócrata’, etc.), Mijaíl Zóshchenko

Zóshchenko, que poseía un raro sentido del humor, equiparaba el trabajo del escritor con la producción de plomo blanco: ambos son tóxicos. Sucesor de la tradición gogoliana en la literatura soviética, es famoso en Rusia, aunque no muy conocido por los lectores extranjeros. Escribió la mayoría de sus mejores cuentos en la década de 1920, demostrando cómo los ideales de la revolución estaban siendo reemplazados por valores pequeño-burgueses. Los cuentos de Zóshchenko son a menudo anécdotas cortas escritas en un lenguaje simple, paradójico y siempre muy divertido.

80. Cuentos y novelas cortas, Danil Jarms

Durante su vida, Jarms no fue popular como escritor para adultos (y especialmente no con las autoridades soviéticas) y fue conocido principalmente como autor de rimas infantiles. La mayor parte de su obra, familiar solo para un pequeño círculo de conocedores literarios, no pudo ser publicada en la URSS, ya que Jarms fue uno de los fundadores de la tradición literaria rusa del absurdo y el surrealismo. Su cuento La vieja (1939) representa la cumbre de su maestría en prosa, una de las obras más enigmáticas y ocultas de la literatura rusa, que hace eco de la tradición europea del existencialismo à la Camus y Sartre.

81. ‘Chevengur’, Andréi Platónov (1928)

Grupo Anaya Publicaciones Generales, 2009
Grupo Anaya Publicaciones Generales, 2009

El poeta Iósif Brodski (posteriormente conocido como Joseph Brodsky) colocó a Platónov a la par de Proust, Kafka y Beckett. En esta y otras obras, Platónov satiriza hábilmente el plan utópico soviético para construir una sociedad socialista, exponiendo el sinsentido burocrático de la ideología soviética. Chevengur (la única novela completa de Platónov) es una mirada detrás de escena a la vida soviética durante el período de la NEP (Nueva Política Económica). Chevengur es una ciudad utópica donde el comunismo se construye a un ritmo récord. El resultado es una catástrofe inminente, que Platónov, testigo de la colectivización estalinista, describe con ingenio diabólico y sangre fría. La novela estaba programada para su publicación, pero fue prohibida por los censores en el último momento por razones ideológicas, afirmando que Platónov estaba “golpeando el avispero” al poner en peligro la noción misma de construcción del socialismo. La novela no se publicó en su totalidad hasta 1988.

82. ‘La excavación’, Andréi Platónov (1930)

Esta es una novela sombría e inquietante de proporciones kafkianas, que habla sobre los "beneficios" del comunismo en la URSS. Un grupo de personas en algún lugar de la naturaleza está cavando los cimientos de una “casa proletaria común”, para que, algún día, todos vivan "felices para siempre" en la ciudad del futuro. Platónov describe el hambre y la muerte, con trabajadores, campesinos y funcionarios despojados de toda bondad y enfocados día y noche en un proyecto de construcción interminable y sin sentido.

83. ‘Vasili Térkin’, Alexánder Tvardovski (1942-1945)

Un libro sobre un soldado: este es el subtítulo que Tvardovski le dio a su poema, una de las principales obras sobre la Gran Guerra Patria (como se conoce mejor la Segunda Guerra Mundial en Rusia). Cada capítulo es un caso de la vida en el frente del protagonista, que representa la imagen típica de un soldado, alegre y, al mismo tiempo, intrépido en la batalla. El poema se hizo muy popular y se conoció en formato de citas. También fue recibido con entusiasmo por otros escritores, desde Pasternak hasta Bunin.

84. ‘Doctor Zhivago’, Borís Pasternak (1945-1955)

Galaxia Gutenberg, 2016
Galaxia Gutenberg, 2016

La Primera Guerra Mundial, la Revolución Bolchevique y luego la Guerra Civil en rápida sucesión se convirtieron en una catástrofe para Rusia, enterrando los sueños de toda una generación. En su destacada novela modernista, Doctor Zhivago, Pasternak pinta con trazos amplios no solo la devastadora guerra, el poder destructivo de la revolución y el desvanecimiento de las esperanzas, sino también la resistencia del espíritu humano. Doctor Zhivago, una historia de un amor inextinguible más fuerte que la muerte, es quizás la novela rusa del siglo XX más conocida en Occidente. Pasternak trabajó durante 10 años en el libro, por el cual fue galardonado (pero obligado a rechazar) el Premio Nobel de Literatura en 1958.

85. ‘Stalingrado en las trincheras’, Viktor Nekrásov (1946)

Justo después de la Segunda Guerra Mundial, la novela Stalingrado en las trincheras de Viktor Nekrásov resonó con fuerza. Fue después de esta obra que se empezó a hablar de la “prosa de los tenientes”, que demostraba la “verdad de las trincheras”. Muchos escritores elogiaron la obra, especialmente su cercanía a los eventos reales. La historia, publicada en la revista literaria Znamia, fue leída personalmente por Iósef Stalin, después de lo cual el autor recibió el Premio Stalin.

86. ‘Vida y destino’, Vasili Grossman (1959)

“Todos se sienten culpables ante una madre que ha perdido a su hijo en la guerra; a lo largo de la historia de la humanidad, los hombres han intentado, en vano, justificarse”, escribió el autor de Vida y destino, una novela épica que se desarrolla en el contexto de la titánica Batalla de Stalingrado desde septiembre de 1942 hasta febrero de 1943. Vida y destino es un relato implacablemente sombrío sobre las dificultades de la guerra, sin un atisbo de luz al final del túnel.

87. ‘Relatos de Kolimá’, Varlam Shalámov (1954-1973)

Editorial Minuscula, S.L.U., 2017
Editorial Minuscula, S.L.U., 2017

Relatos de Kolimá es sorprendentemente diferente de cualquier otra prosa sobre los campos, principalmente El archipiélago Gulag de Solzhenitsin (los dos autores mantuvieron una correspondencia acalorada). El enfoque de Shalámov está en lo que puede sucederle al cuerpo y al alma humana en los campos de trabajo, que tienen como objetivo aplastar la individualidad y la personalidad y, a menudo, destruir físicamente a una persona. A pesar de que su propia salud fue arruinada por pasar 19 años en el Gulag, dejó para la posteridad un relato brutal y aterradoramente veraz de uno de los sistemas represivos más despiadados de la historia.

88. Novelas y cuentos cortos, Konstantín Paustovski

La prosa lírica de Paustovski le valió una nominación al Premio Nobel de Literatura, que, sin embargo, nunca recibió. Una de sus novelas más famosas, La rosa dorada (1955), está dedicada a la naturaleza de la creatividad y el trabajo del escritor. Y después de leer su novela autobiográfica Historia de una vida (1946-1963) sobre la Primera Guerra Mundial y la revolución, la famosa actriz Marlene Dietrich se convirtió admiradora de Paustovski y conmocionó al mundo entero al hacerle una reverencia pública durante su visita a Moscú en 1964.

89. ‘El milagro ordinario’, Evgueni Schwartz (1954)

La hechicería transforma a un oso en un joven, quien luego se enamora de una princesa. Pero, él volvería a convertirse en bestia si ella lo besa… En muchas de las obras de Schwartz, se leía un mensaje antitotalitario detrás de la metáfora, pero este trabajo (y su adaptación cinematográfica) se asemeja más a un hermoso cuento de hadas con un final feliz.

90. ‘El lunes comienza el sábado’, Arkadi y Borís Strugatski (1964)

Nevsky Prospects S.L.; Translation edición, 2011
Nevsky Prospects S.L.; Translation edición, 2011

Considerados los principales escritores de ciencia ficción de la Unión Soviética, quienes se convirtieron en ídolos para varias generaciones, los hermanos Strugatski reflexionaron sobre cómo se vería la utopía soviética en el futuro. En este relato humorístico, un programador de Leningrado entra al museo de un instituto del norte y descubre que allí ocurre magia real. Ironizando sobre los institutos de investigación soviéticos, los Strugatski añadieron personajes de cuentos populares rusos a las realidades científicas. La película Los magos (1982) de Konstantín Bromberg está basada en esta historia.

91. ‘La cacería de patos’, Alexánder Vampílov (1967)

Un intelectual soviético llamado Zilov está cansado de la vida y atraviesa una crisis espiritual. Mientras tanto, sus amigos deciden burlarse de él y le envían una corona fúnebre para la fiesta de inauguración de su casa. Siguiendo la broma e invitando a todos a la ceremonia conmemorativa, Zilov se sumerge en recuerdos de su vida… Milagrosamente, eludió la censura, y el drama se ha representado en los teatros rusos desde la década de 1970. Los críticos comparan a Zilov con los personajes de Dostoievski y, al mismo tiempo, con Grigori Pechorin de Lérmontov en Un héroe de nuestro tiempo.

92. Colección de cuentos cortos, Vasili Shukshín

Shukshín, originario de Siberia, fue a Moscú a estudiar guionismo y cinematografía y, finalmente, desarrolló ambas profesiones, además de ser uno de los escritores soviéticos más populares y un maestro del cuento sobre la vida rural soviética. Shukshín muestra la vida del pueblo y a los campesinos de manera increíblemente vívida y con gran amor.

93. ‘Malditos y asesinados’, Víctor Astafiev (1990-1994)

El enfoque de muchas de las obras de Astafiev es la Segunda Guerra Mundial, y esta novela no es una excepción. El libro refleja los recuerdos personales del autor, su vida antes de la guerra, la preparación para el ejército y las relaciones en el entorno militar. Describe las batallas en detalle y reflexiona sobre el patriotismo, la religión y la moralidad.

94. ‘Adiós a Matiora’, Valentín Rasputin (1976)

CIRCULO DE LECTORES, 1990.
CIRCULO DE LECTORES, 1990.

Este es otro vívido ejemplo de la "ficción rural" soviética de un escritor realista distintivo, admirador de Dostoievski y Bunin. La aldea siberiana de Matiora está a punto de ser inundada antes de la construcción de una central hidroeléctrica. Todos los habitantes deben reubicarse urgentemente. No todos están dispuestos a dejar sus lugares natales, especialmente los ancianos, quienes toman los cambios con mayor dificultad. El choque entre el viejo modo de vida y el progreso es percibido dramáticamente por los locales.

95. Colección de cuentos cortos, Serguéi Dovlátov

El estilo de Dovlátov es una sátira autobiográfica con un toque de desesperanza, especialmente manifestada en sus cuentos. En El compromiso, ridiculiza mordazmente el sistema soviético y el trabajo de los periodistas en la era totalitaria. En Colinas de Pushkin (traducido al inglés por la hija de Dovlátov, Katherine), el héroe lírico se ríe de la adulación hacia Pushkin, mientras bebe y sufre problemas en su vida personal. La maleta cuenta cómo el héroe está a punto de emigrar de la Unión Soviética a los Estados Unidos, llevando consigo solo una pequeña maleta. Cada objeto que lleva se convierte en un recuerdo de una vida pasada.

96. ‘Un día en la vida de Iván Denísovich’, Alexánder Solzhenitsyn (1959)

El relato se imprimió por primera vez en 1962 en la revista Novy Mir (Nuevo Mundo) y fue la primera publicación soviética sobre el Gulag. Causó furor no solo en la sociedad soviética, sino en todo el mundo. El héroe campesino recuerda cómo fue a luchar contra los nazis, fue capturado, escapó e, inmediatamente después de regresar a casa, fue enviado a los campos de trabajo. La historia describe en detalle la dura vida en el Gulag, que Solzhenitsyn conoció de primera mano, ya que él mismo pasó ocho años en los campos.

97. ‘Archipiélago Gulag’, Alexánder Solzhenitsyn (1958-1968)

Tusquets Editores, 2015
Tusquets Editores, 2015

El libro más conocido del mundo sobre los campos soviéticos tardó 10 años en escribirse. Dividido en siete partes, Archipiélago describe la historia y la práctica del Gulag. El libro se basa en las experiencias personales del autor, quien pasó alrededor de ocho años en varios campos, y en las historias de más de 250 prisioneros con los que habló. Poco después de la publicación del primer volumen en París (diciembre de 1973), Solzhenitsyn fue expulsado de la URSS y todas sus obras publicadas anteriormente fueron destruidas (al menos las que las autoridades pudieron encontrar).

98. ‘La casa de Pushkin’ Andréi Bítov (1964-1971)

“Toda Rusia es la casa de Pushkin sin su ‘huésped de cabello rizado”. Así explica Bítov el título de su libro (el “huésped de cabello rizado” es en realidad el poeta Alexánder Pushkin). Esta es una novela posmoderna sobre literatura, sobre Leningrado (ahora San Petersburgo), sobre las represiones de Stalin y el “Deshielo de Jrushchov”. En el centro está un filólogo, empleado del Instituto de Literatura Rusa en Leningrado, más conocido como la Casa de Pushkin. La novela se publicó por primera vez en el extranjero; en la URSS, sin embargo, solo se distribuyó a través del samizdat (autopublicación no oficial).

99. ‘Colección de poesía’, Evgueni Yevtushenko

Uno de los pocos poetas cuyas líneas se han convertido oficialmente en parte del idioma ruso vivo, transformadas en proverbios e incluso clichés: “Un poeta en Rusia es más que un poeta”; “¿Quieren los rusos la guerra?”; "Esto es lo que está pasando: verás, mi viejo amigo no me visitará". Yevtushenko llenó estadios enteros para que lo escucharan leer sus poemas, no solo en casa, sino también en el extranjero (y la poesía extranjera rara vez fue tan popular). Poseía un carisma y una habilidad artística increíbles, y podía mantener fácilmente la atención de una gran audiencia. Sus poemas Babi Yar y La estación de Bratsk, en tiempos soviéticos, eran conocidos incluso por aquellos que no eran aficionados a la poesía. Y docenas de poemas fueron musicalizados, utilizados en bandas sonoras de películas y en el escenario.

100. ‘Colección de poesía’, Joseph Brodsky

A pesar de haber terminado solo siete grados de escuela, Brodsky era increíblemente erudito y tenía un fino sentido de la palabra. Su poesía se caracterizaba por un lenguaje fundamentalmente nuevo. “Es imposible resumir la triste metafísica de Joseph Brodsky”, solía decir el crítico literario Samuel Lurie. El leitmotiv de la obra del poeta era la libertad y la moralidad. Colocaba la bondad en la cima de la lista. Pero, según los estándares soviéticos, el estilo y los temas de sus poemas eran incomprensibles para las masas, por lo que Brodsky fue acosado, condenado y enviado al exilio por “ociosidad”. Habiendo sido obligado a abandonar el país, Brodsky recibió el Premio Nobel de Literatura en 1987 “por una autoría abarcadora, impregnada de claridad de pensamiento e intensidad poética”.

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