¿A qué emperatriz rusa le leía Andersen sus cuentos?

Dominio público
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La historia del encuentro del gran cuentista con la princesa danesa Dagmar, futura emperatriz rusa María Fiódorovna, se parece a uno de sus propios cuentos.

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El escritor era un invitado frecuente y bienvenido en la familia real danesa. Los pequeños príncipes y princesas escuchaban sus cuentos con entusiasmo, y a los más jóvenes incluso se les permitía acostarse un poco más tarde por esta razón.

Entre el reconocido narrador y la joven princesa Dagmar surgió una amistad. Cuando en 1866 Dagmar partió en el vapor Schleswig hacia Rusia para casarse con el zarevich Alejandro Alexándrovich, Andersen se encontraba entre quienes la despedían como amigo de la familia.

Al llegar a Rusia, Dagmar (convertida ya en gran duquesa María Fiódorovna) no olvidó al escritor y puso de moda a Andersen en el Imperio ruso. Antes de su llegada, aunque sus cuentos eran elogiados por críticos tan influyentes como Belinski, Dobroliúbov y Chernishevski, se encontraban bajo sospecha por parte de la censura eclesiástica.

Bajo la influencia de la futura emperatriz, la prohibición fue levantada. Andersen no solo empezó a publicarse: se le editó a lo grande. Para ilustrar los cuentos se invitó al académico de pintura Mijaíl Klodt. Así que puede decirse con seguridad que el hecho de que muchas generaciones de niños rusos (y luego soviéticos) crecieran con El soldadito de plomo, La Reina de las Nieves y Pulgarcita es, en gran medida, mérito de la emperatriz María Fiódorovna, antes princesa Dagmar.

La amistad del cuentista y la emperatriz continuó hasta la muerte de Andersen en 1875. Su último encuentro personal tuvo lugar un año antes, cuando María Fiódorovna y su esposo visitaron Dinamarca.