¿Quiénes son los rusos a ojos de los escritores rusos?
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Ha llegado hasta nuestros días una anécdota histórica del siglo XIX. No se sabe con certeza si es completamente verídica, pero ayuda a entender qué es la nación rusa.
Se dice que, en un baile de la corte, el emperador Nicolás I preguntó al francés Marqués de Custine, que se encontraba de visita en Rusia (y que más tarde escribiría un libro sobre el país):
— Marqués, ¿cree usted que hay muchos rusos en este salón?
— Todos, excepto yo y los embajadores extranjeros, majestad.
— Se equivoca —respondió el zar—. Este cortesano mío es polaco, aquel es alemán. Allí están dos generales georgianos. Aquel cortesano es tártaro, ese de allí es finlandés, y el otro, un judío bautizado.
— ¿Entonces dónde están los rusos? —preguntó Custine.
— Pues todos juntos, son los rusos —contestó Nicolás I.
Nikolái Gógol: sobre el alma rusa que vuela
        
        
        
    
    
    
        Gógol calificó su novela Almas muertas como un “poema”, y en ella encontramos numerosas digresiones líricas y reflexiones sobre la naturaleza del pueblo ruso y el destino de Rusia, de donde nacen frases célebres como: “¡Rusia, adónde te lanzas tan velozmente!”.
¿Y qué ruso no ama la velocidad? ¿Cómo podría su alma —ansiosa de arremolinarse, de soltarse, de exclamar a veces: “¡al diablo con todo!”— no amarla? ¿Cómo no amarla, si en ella vibra algo de asombro y de entusiasmo? Parece que una fuerza desconocida te ha alzado en alas, y tú mismo vuelas, y todo a tu alrededor vuela contigo”, escribió Gógol sobre el alma rusa.
Fiódor Dostoievski: los rusos pueden convivir con todos
        
        
        
    
    
    
        “La nación rusa es un fenómeno extraordinario en la historia de la humanidad. El carácter del pueblo ruso es tan diferente al de los pueblos europeos contemporáneos, que los europeos todavía no lo comprenden y entienden de él todo al revés…”, reflexionaba Dostoievski en uno de sus ensayos filosóficos sobre la literatura rusa.
Dostoievski hablaba de la "tolerancia universal" y la "humanidad total" del ruso.
“En el hombre ruso no hay la rigidez, la impenetrabilidad ni la resistencia del europeo. Puede convivir con todos y adaptarse a todo. Se compadece de todo lo humano, sin distinción de nacionalidad, sangre o tierra".
Iván Turguénev: la fuerza de los rusos está en su lengua
“En los días de duda, en los días de penosos pensamientos sobre el destino de mi patria, tú eres mi único apoyo y sostén, ¡oh gran, poderoso, veraz y libre idioma ruso!”, escribió Turguénev en su poema en prosa El idioma ruso.
“Si no existieras, ¿cómo no caer en la desesperación ante todo lo que ocurre en casa? Pero no se puede creer que una lengua así haya sido dada a un pueblo que no sea grande.”
Lev Tolstói: sobre la fe profunda del pueblo
        
        
        
    
    
    
        “En el pueblo ruso, desde los tiempos más antiguos, junto a la fe oficial, siempre ha existido otra, no oficial, una fe cristiana viva que, de un modo misterioso, a través de las vidas santas de los monjes, de los locos por Cristo, de los peregrinos, penetró en el alma del pueblo, se afianzó en los proverbios, en los relatos y leyendas, y lo guía”, escribió Tolstói en su artículo No matarás a nadie.
“La esencia de esta fe está en que el hombre debe vivir según Dios, por su alma; que todos los hombres son hermanos; que lo que es grande ante los hombres es abominable ante Dios; que uno puede salvarse no con rituales ni oraciones, sino solo con actos de misericordia y amor. Esta fe siempre ha vivido en el pueblo y ha sido su verdadera fe, la que ha guiado su vida junto a esa fe eclesiástica falsa, que le fue impuesta exteriormente.”
Konstantín Aksákov: sobre la libertad
        
        
        
    
    
    
        “El pueblo ruso no es solo un pueblo: es la humanidad. Es un pueblo porque está compuesto por los pueblos con un sentido puramente nacional, y la humanidad se manifiesta en él precisamente como su rasgo nacional. El pueblo ruso es libre, no posee en sí ningún elemento estatal externo, nada condicionado”, escribió el escritor eslavófilo Konstantín Aksákov.
Alexéi Tolstói: sobre la fuerza del carácter ruso
        
        
        
    
    
    
        El escritor soviético Alexéi Nikoláievich Tolstói (pariente lejano del autor de Guerra y paz) dedicó un relato al carácter ruso.
Reconociendo que es un concepto muy amplio, intentó describirlo a través de un ejemplo: un sencillo campesino que había pasado por la guerra. Era un hombre del campo, fuerte y hermoso como “el dios de la guerra”, pero con una sonrisa radiante. Su padre le decía:
“Hijo, verás muchas cosas en el mundo, incluso viajarás al extranjero, pero siempre siente orgullo de ser ruso”.
Durante la guerra, el protagonista sufrió graves quemaduras en el rostro, y tras varias operaciones quedó irreconocible. Sus padres y su prometida no lo reconocieron, y él tuvo vergüenza de revelarse, haciéndose pasar por otro. Más tarde, por carta, confesó la verdad.
Entonces, su prometida viajó a su unidad militar y juró amarlo para siempre, incluso así.
“Sí, he aquí los caracteres rusos (concluye el narrador). Parece una persona sencilla, pero cuando llega una gran desgracia, grande o pequeña, se eleva en él una fuerza inmensa: la verdadera belleza humana.