5 razones para leer 'Memorias de un cazador' de Iván Turguénev

Puerta a Rusia (Foto: Piotr Sokolov; Ediciones Cátedra, 2007; Dominio público)
Puerta a Rusia (Foto: Piotr Sokolov; Ediciones Cátedra, 2007; Dominio público)
El futuro clásico de la literatura rusa pasó el verano y parte del otoño de 1846 en su finca de Spáskoye-Lutovínovo, donde dedicó casi todo su tiempo a la caza. A mediados de otoño, ya en San Petersburgo, comenzó a escribir una serie de ensayos basados en las observaciones y experiencias recopiladas durante aquellos meses. Así nació un ciclo que reunía todos los logros de la literatura rusa de su tiempo.

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1. ¡Es fácil de leer!

Piotr Sokolov Ilustración del cuento 'Lebedián'
Piotr Sokolov

Se trata de un ciclo de relatos (o ensayos, según algunos investigadores), y aunque el volumen es considerable, está dividido en historias breves e independientes que pueden leerse en cualquier orden y con pausas entre una y otra. En otras palabras, “este elefante se puede comer a trozos”. Todas las narraciones están unidas por la figura del narrador-cazador: es a través de sus ojos que el lector contempla a los personajes y los acontecimientos, lo que otorga al conjunto una sensación de unidad.

2. Es un himno a la naturaleza rusa

Piotr Sokolov Ilustración del cuento 'Lgov'
Piotr Sokolov

Turguénev fue un maestro en la descripción del paisaje. Sus imágenes de bosques, campos, cielos y estaciones son poéticas y a la vez precisas. El lector casi puede ver, oír y sentir la naturaleza de la Rusia central. En su obra, la naturaleza está viva: es un personaje más y participa activamente en lo que sucede. A menudo refleja el mundo interior de los protagonistas. No es casual que sus paisajes sean cambiantes: pueden ser serenos y luminosos en una historia, y amenazadores o desatados en otra. Por ejemplo, la descripción de la tormenta que se avecina en el relato Biriuk transmite magistralmente la tensión interna y la premonición del conflicto.

3. Es una galería de personajes inolvidables

Piotr Sokolov Ilustración del cuento 'Piotr Petróvich Karatáiev'
Piotr Sokolov

El cazador-narrador se encuentra con personas de toda condición: campesinos, terratenientes, vagabundos, niños. Cada personaje, incluso los secundarios, está retratado con detalle y profundidad. Todos son distintos, a menudo contradictorios, pero todos permanecen en la memoria del lector. Turguénev aborda temas que ya eran importantes en la literatura rusa de la primera mitad del siglo XIX (o que pronto lo serían): el del “hombrecito”, el profundo psicologismo del campesinado, y la conexión entre las emociones humanas y el estado de la naturaleza.

4. Es un brillante ejemplo de la prosa rusa

Piotr Sokolov Ilustración del cuento 'La oficina'
Piotr Sokolov

El estilo de Turguénev recuerda al de Pushkin: evita las frases pesadas, su prosa es clara, precisa, fluida y musical. La cadencia de sus oraciones confiere al texto una cualidad casi poética. A ello se suma la riqueza de su vocabulario: el elevado tono literario convive con expresiones populares y dialectales, lo que da a su lenguaje una viveza especial.

5. Es una ventana a la Rusia de mediados del siglo XIX

Borís Kustódiev 'Jacob el Turco canta', de Borís Kustódiev; ilustración utilizada para el cuento "Cantantes"
Borís Kustódiev

Muchos consideran este libro una enciclopedia no oficial de la vida rusa de aquella época: muestra la existencia de terratenientes y siervos, las leyendas y creencias populares, los rituales provincianos de Oriol y Kaluga, la organización de la economía rural, las relaciones entre clases y los detalles de la caza. Todo ello conforma la imagen de una Rusia interior, auténtica y sin ornamentos.

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