
¿Qué entidades mágicas ayudan a los héroes de los cuentos de hadas rusos?

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En primer lugar, estos ayudantes son siempre “de otro mundo”: es decir, la mayoría de las veces el protagonista, hombre o mujer, los encuentra después de haber cruzado la frontera entre los mundos y haberse adentrado en el Reino de Muy Muy Lejos, el territorio de la magia y la hechicería. Si el héroe no ha ido a ninguna parte, se ha quedado en casa, pero le ha sucedido una gran desgracia (por ejemplo, ha muerto su madre), entonces el ayudante mágico puede aparecer en el propio mundo de los hombres. Aun así, el protagonista será especial, o de algún modo distinto a los de su especie. Por ejemplo, si es un caballo, será pequeño y jorobado; si es una muñeca, una vaca o un manzano, seguramente serán del tipo que habla.

La segunda “regla” es que solo parece que ayudan al héroe por bondad de corazón. Siempre hacen algo a cambio: por ejemplo, la heroína saca los pasteles del horno, y entonces el horno la esconde de los gansos o cisnes de Baba Yagá. En otra variante, la muchacha sacude las manzanas maduras del manzano, y el árbol la cubre con sus ramas como forma de protección. O bien, el héroe perdona a las crías del cuervo, y este le trae agua viva y muerta como muestra de gratitud. Finalmente, si el lobo gris devora el caballo del protagonista, después se convierte tanto en su montura como en su propia madre por un tiempo.

En tercer lugar, los ayudantes mágicos (ya sean animales, aves, reptiles u objetos) nunca tienen personalidad ni destino propio. Su única finalidad es ayudar al héroe a superar una prueba. Por lo general, nunca se nos cuenta qué sucede con ellos después. Es más: todos sus méritos se atribuyen automáticamente al personaje principal. En este sentido, incluso Iván el Tonto termina revelándose como un valiente y un gran héroe.
