¿Por qué los rusos no pueden decidir si este monstruo era un pájaro o un hombre?
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La respuesta no es tan obvia como podría parecer y fue ofrecida por el célebre folclorista Vladímir Propp en su obra La epopeya heroica rusa. Aunque el ‘Ruiseñor’ es, en efecto, un bandido, en realidad no roba a nadie. Su función es otra: bloquea el camino a Kiev e impide la comunicación libre y segura entre las ciudades. Ese es su principal daño. “Se sienta sobre tres nueve robles, se sienta durante 30 años, ni a caballo ni a pie pueden pasar”. No hace otro mal: no rapta mujeres, como las serpientes, ni roba a la gente, porque nadie pasa por allí. Por su culpa, la antigua y transitada ruta terminó cubierta de bosque.
Iliá Múromets llega con dificultad hasta el ‘Ruiseñor’ atravesando bosques y pantanos: arranca árboles enteros y “tiende puentes”, es decir, coloca los troncos sobre las ciénagas y así logra pasar.
“Con la mano izquierda lleva a su caballo,
con la derecha arranca un roble,
arranca todo el roble aliso,
coloca duros puentes,
abre un camino recto.”
De este modo, finalmente alcanza al ‘Ruiseñor’. Sin embargo, su apariencia nunca se describe de manera directa. El hecho de que siempre se siente en los árboles, en robles, juega a favor de que sea un ave. Puede volar: al oír cómo Iliá Múromets construye puentes, el ‘Ruiseñor’ vuela a su encuentro. Algunos textos incluso mencionan su nido. En otros, Iliá le alcanza en el ala derecha y después lo mete en una bolsa de caza.
Al mismo tiempo, hay detalles que apoyan la idea de que era un humano: es enorme, aterrador y, en algunos textos, Iliá lo ata al estribo y lo obliga a correr junto al caballo. La familia de ‘Ruiseñor el Bandido’, que Iliá Múromets destruye por completo, aparece como hombres lobo en las versiones más antiguas y, en las posteriores, adoptan forma humana.
Así, Vladímir Propp concluye que en las epopeyas, con el tiempo, los antiguos monstruos zoomórficos fueron adquiriendo forma humana. Sin embargo, en el caso del ‘Ruiseñor’, este proceso no se completó del todo:
“El Ruiseñor no adquirió una apariencia completamente humana, pero tampoco permaneció en forma de ave, representando una formación híbrida, de las cuales hay muchísimas en el folclore y en el arte popular.”