
Siete versiones cinematográficas de los hermanos Strugatski, reyes de la ciencia ficción en la URSS

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1. La posada del alpinista muerto (1979)

Un filme negro del director Grigori Krománov sobre la elección moral. Tras una llamada anónima, el policía Glebski llega a un hotel de montaña que, tras una nevada, queda aislado del mundo. Todo parece en orden, pero los huéspedes son cada cual más extraño, y pronto aparece un cadáver en el hotel. El inspector no tiene más remedio que investigar. Con el tiempo, descubre que allí habitan extraterrestres y sus robots. Los trajes fueron diseñados por el “Dior rojo”, el legendario modista Slava Záitsev.
2. Stalker (1979)

La más célebre de las adaptaciones de los Strugatski, dirigida por Andréi Tarkovski, basada en Stalker: Picnic al borde del camino, un relato sobre la última esperanza. Un stalker (aquí, un guía y buscador de objetos) se adentra en la “Zona”, un territorio donde ocurren fenómenos anómalos y donde, según la leyenda, se cumplen los deseos más profundos. El viaje se convierte en una exploración del alma, que solo pueden soportar quienes no han perdido la fe en la posibilidad de la felicidad. Fue la última película que Tarkovski rodó en la Unión Soviética.
3. Magos (1982)
La historia más romántica y musical vinculada al nombre de los Strugatski. Estrictamente hablando, no es una adaptación literal, pero el guion se inspira en gran medida en la novela El lunes empieza el sábado.
El director Vania Pujov viaja a Kitezhgrad en Año Nuevo para reencontrarse con su prometida Aliona, que trabaja en un instituto de magia donde acaban de crear una varita destinada al sector de los servicios al consumidor. El matrimonio se acerca, pero un colega enamorado de Aliona sabotea el proyecto. Como consecuencia, la joven cae bajo un hechizo y se convierte en una bruja malvada. Vania debe deshacer el encantamiento.
En Rusia, si se pregunta qué se ve en Nochevieja, la respuesta será: La ironía del destino y Magos. Con Alexánder Abdúlov y Alexandra Iakovleva, el filme ha sido un éxito durante más de cuarenta años. Amor, magia, final feliz y, por supuesto, la canción Tres caballos blancos.
4. Los días del eclipse (1988)

Película de Alexánder Sokúrov inspirada en la novela Un billón de años antes del fin del mundo. Los propios Strugatski colaboraron en el guion. La historia de un apocalipsis local transcurre en un pequeño pueblo a orillas del Caspio: el protagonista parece curar enfermos, intenta escribir un artículo científico, pero sobre todo imita la vida, habiendo perdido todo sentido de existencia.
5. Los patitos feos (2006)

El escritor Víktor Banev llega a la ciudad de Tashlinsk, puesta en cuarentena por los militares tras un cataclismo. Allí cae una lluvia interminable de un cielo carmesí, y todo lo controlan los “Hombres de la lluvia”, enmascarados y con largos impermeables negros. Dirigen un internado para niños, entre ellos la hija de Banev. Mientras el ejército planea un ataque químico para exterminar a la población, Banev trata de salvar a los pequeños, que gracias a los “Hombres de la lluvia” han adquirido nuevos poderes y creen que el mundo debe transformarse radicalmente.
Oscura y atmosférica, sin un final definido, la película deja al espectador decidir quién tiene razón: los niños que sueñan con un mundo mejor, o los adultos que se aferran al viejo orden.
6. Prisioneros del poder: Rebelión estelar (2008)

Adaptación del homónimo de la saga sobre Maksim Kamerer. El héroe aterriza en el planeta Sarakch, cuyos habitantes creen vivir rodeados de enemigos y solo protegidos por los “Padres desconocidos”. Los dictadores locales controlan al pueblo mediante torres emisoras que refuerzan su fe en las consignas oficiales.
La más épica de las adaptaciones de los Strugatski, y quizá la más controvertida. Admiradores y críticos debatieron el guion, las batallas y hasta el reparto. Todos coincidieron en que era desigual y heterogénea, aunque quizá en ello residía su encanto especial.
7. Qué difícil es ser un dios (2013)

Última obra y opus magnum de Alexéi Guerman, en la que trabajó durante décadas. En Arkanar, nadie conoce la idea de Renacimiento: todo vestigio de ello fue destruido. Investigadores terrestres observan la evolución de la sociedad e intentan salvar a los sabios locales, pero resulta inútil: la violencia prevalece y el protagonista comprende que la grisura triunfa pese a sus esfuerzos.
Pasaron más de treinta años desde la concepción del proyecto hasta el rodaje. Guerman empezó el guion en tiempos soviéticos, varios actores fueron considerados para el papel principal y, finalmente, el estreno tuvo lugar tras la muerte del director.