¿Por qué hay que ver la película soviética ‘Cartas de un hombre muerto’?

Dead Man's Letters, 1986 / Konstantin Lopushanskij / Lenfilm; First creative association
Dead Man's Letters, 1986 / Konstantin Lopushanskij / Lenfilm; First creative association
En 1986 se estrenó la película del director Konstantín Lopushanski, Cartas de un hombre muerto, cuyo guion fue coescrito por el escritor Borís Strugatski.

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La trama se sitúa tras una catástrofe nuclear: los supervivientes se esconden en los sótanos de un museo histórico, cada uno reinterpretando a su manera lo ocurrido.

Fue la primera película en la historia del cine soviético dedicada a una catástrofe nuclear. Por una increíble y trágica coincidencia, su estreno tuvo lugar apenas unas semanas después del accidente en la central de Chernóbil. Arkadi Strugatski describió Cartas de un hombre muerto como una cinta sobre personas que intentan hacer balance de la historia y de sus vidas, pero que “hasta el final conservan el honor, el amor y el sentido de responsabilidad unos hacia otros”.

Tras verla, la leyenda del cine estadounidense Gregory Peck afirmó que soñaba con que Cartas de un hombre muerto pudiera ser vista por cada estadounidense.

En la URSS, la película fue vista por 15 millones de espectadores. Obtuvo numerosos premios: desde el Premio Estatal de la RSFSR hasta galardones en festivales de Mannheim, Madrid y el premio especial de la Federación Francesa de Cineclubes en el Festival de Cannes.

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