
Tiene algo de tártaro el famoso ‘Filete tártaro’

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Pero ¿sabías que, según una de las muchas teorías, el nombre de este exótico plato provendría de los tártaros? La costumbre de consumir carne cruda (específicamente de caballo) fue mencionada en el siglo XVII por el ingeniero y cartógrafo francés Guillaume Levasseur de Beauplan, quien estuvo al servicio de la nobleza polaco-lituana, en su libro Descripción de Ucrania. Según sus relatos, los “tártaros” como se llamaba erróneamente en Europa a los cosacos, cubrían generosamente con sal un trozo de carne de caballo de uno o dos dedos de grosor y lo colocaban bajo la montura de su silla de montar. Tras dos horas, retiraban la carne, la salaban por el otro lado y repetían el proceso. Después, ya estaba lista para comer.
Otra versión sugiere que los restauradores parisinos se inspiraron en la kulebiaka (un "pastel de carne picada con huevo y arroz) mencionado por Julio Verne en su novela de aventuras Miguel Strogoff. La receta inventada por el escritor, al parecer, estaba influenciada por la kulebiaka rusa.
Existe, además, otra hipótesis sobre el origen del tártaro que no tiene relación ni con los tártaros ni con Rusia. Resulta que en Francia se llamaba “tártaros” a las tropas de caballería del rey. Durante las cacerías, los jinetes solían quedarse con trozos de carne de caza, que luego cocinaban rápidamente al fuego y consumían. Alguien entre ellos tuvo la idea de sazonar la carne semicruda con huevo y hierbas aromáticas silvestres, dando así origen a un manjar gastronómico.