Pereslavl-Zaleski: qué ver en una ciudad donde cada casa es un museo (Fotos)
Los trucos que se les ocurren a los residentes del Anillo de Oro para atraer a los turistas son famosos. En Pereslavl-Zaleski, hay un museo dentro de casi todas las casas.
Entre ellos se encuentran el Museo del Hierro, el Museo de la Caldera, el Museo del Té, el Museo del Kvas, el Museo “Lo que los rusos inventaron primero en el mundo”, el Museo de la Muñeca Petrushka de la Diversión Rusa, el Museo del Engaño y la Astucia, el Museo de las Carretas Rusas, el Museo de... bueno, creo que queda claro. Sería fácil burlarse de los emprendedores “pereslavlianos” y asumir que todo esto se produce debido a que su ciudad es insufriblemente aburrida, pero no. ¡El destino de la propia Rusia se decidió en Pereslavl!
Lista de tareas:
- Averiguar quién era Alejandro Nevski y por qué está en la Plaza Roja local (sí, Pereslavl también tiene una).
- Entrar por lo menos en un museo privado dentro de una choza, y comprar un suvenir.
- Aprender a volar una cometa en el lago Pleshchéievo (o simplemente sumergir los pies).
- Contemplar la barca que Pedro el Grande construyó con sus propias manos.
- Visita la iglesia de piedra blanca más antigua del noreste de Rusia, la сatedral de la Transfiguración del Salvador.
- Vete a un monasterio en activo y a otro inactivo, y cómpalos.
- Monta en una vagoneta auténtica en el Museo de Locomotoras de Vapor.
Pereslavl y Moscú fueron fundadas por la misma persona: el príncipe Yuri Dolgoruki. Además, Pereslavl surgió sólo cinco años después de la actual capital de Rusia, en 1152. Por cierto, un testimonio vivo de aquel momento seminal sigue siendo la mencionada сatedral de la Transfiguración del Salvador, fundada en el mismo año que Pereslavl.
Pereslavl fue llamada originalmente Pereiaslavl, en honor de una de las ciudades más antiguas de la Rusia de Kiev: Pereiaslavl-Russki (hoy Pereiaslavl-Jmelnitski en la región de Kiev). La adición de “Zaleski” tuvo que ver con su ubicación en Zalesie, literalmente “el área más allá del bosque”. En la antigüedad, toda la zona entre los ríos Volga y Oká se llamaba Zalesie, o simplemente el noreste de Rusia.
Podría haber sido la capital del Rus
Fue durante un período de fragmentación feudal cuando Yuri Dolgoruki concibió a Pereslavl como capital que uniría a los principados del noreste de Rusia, es decir, un lugar más fuerte y próspero que Vladímir, Múrom, Riazán y todos los demás contendientes (no le faltaba ambición, eso es seguro). Dolgoruki invirtió grandes sumas de dinero en su idea y construyó un gran asentamiento en medio de un pantano... ¿Os suena familiar, verdad?
Con la muerte de Dolgoruki, la ciudad perdió su importancia y más tarde cayó bajo la autoridad de Moscú, pero eso no le impidió desempeñar un papel importante en la historia de Rusia. Para empezar, estuvo en primera línea en la lucha contra la Horda de Oro tártaro-mongola, y fue saqueada varias veces como resultado de esto.
Más tarde, el príncipe Dmitri Donskói convocó un encuentro de príncipes rusos en la ciudad con el objetivo de unirlos contra la Horda, derrotándola finalmente en la batalla de Kulikovo.
Una leyenda romántica rodea una de las ruinas de la ciudad. En 1382, cuenta la historia, el kan Tojtamish destruyó la ciudad y el monasterio Góritski, donde la esposa de Dmitri Donskó, Evdokía, estaba rezando sus oraciones. Ella resultó salvada milagrosamente: un grupo de personas llevó a la princesa en un pequeño barco al centro del lago Pleshchéievo, donde la niebla los ocultó de los ojos de los tártaros. Más tarde, Evdokia hizo reconstruir el monasterio, pagando las obras de su propio bolsillo, y el resultado sigue ahí para que todos lo admiren.
Aquí también nació Alejandro Nevski, el héroe de la famosa batalla de Hielo en la que defendió a Rusia de los Caballeros Teutónicos. En su honor, se erigió un monumento en la Plaza Roja de Pereslavl. En el siglo XVIII se construyó la iglesia de Alejandro Nevski en el lugar, donde todavía se celebran los servicios.
La primera flota rusa fue entrenada en el lago Pleshchéievo
Ahora resulta difícil de imaginar, pero fue aquí donde Pedro el Grande construyó su primer barco con sus propias manos, y luego entrenó a toda una flotilla juvenil en el lago Pleshchéievo. Esto fue en 1692, más de una década antes de la fundación de San Petersburgo!
Por cierto, el Museo “La barca de Pedro el Grande” exhibe la única embarcación superviviente de aquella flotilla, llamado Fortuna.
Hoy en día, un campamento de kite surf tiene su base en el lago Pleshchéievo. El terreno ayuda que los vientos hacen por los modernos aficionados a los deportes extremos lo que hicieron por los veleros de Pedro.
Locomotoras de vapor
En el bosque no lejos de la ciudad (pero lejos de cualquier ferrocarril) se encuentra el Museo del Ferrocarril de Pereslavl. Si viajas con niños, les encantará escalar por los vagones y locomotoras de todas las épocas.
Pero la mejor diversión que se puede tener es montar en vagoneta. Hay que controlarla uno mismo, y con viento de cola y algo de esfuerzo es posible recorrer los 3 km de vía disponibles (no pienses en usarla para volver a Moscú).
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