Con un marido cruel y en extrañas circunstancias: Así murieron las 6 esposas de Iván el Terrible
Anastasia Zajárina-Yúrieva
Los libros de historia mencionan a la primera esposa de Iván el Terrible por su atractivo aspecto y por reunir en sí todas las virtudes exigidas en el siglo XVI: castidad, modestia y piedad. Con estas virtudes conquistó el corazón del soberano. No sólo se convirtió en su amada esposa, sino también en su brújula moral: según los cronistas de la época, logró influir en algunas de las decisiones de su marido: “La bondadosísima Anastasia guió y condujo a Iván hacia diversas virtudes”. Por ejemplo, gracias a ella, Iván anuló las penas de muerte y prohibió los “juegos del oso” (el enfrentamiento de osos contra criminales condenados) que tanto le gustaban.
Sólo sus intentos, no siempre exitosos, de producir herederos empañaron el idilio familiar: de los seis hijos sólo sobrevivieron dos: Iván, más tarde representado por Ilyá Repin en su famoso cuadro, y Fiódor, que se convirtió en zar después de su padre en 1584.
La zarina murió a la edad de 30 años tras una corta enfermedad. Fue enterrada con grandes honores y respeto. Incluso el propio zar lloró durante el funeral y, según los testigos, apenas pudo mantenerse en pie. Sin embargo, con el tiempo, el dolor de la pérdida fue sustituido por la sospecha y la ira: creía que su esposa había sido envenenada por los boyardos, a quienes Anastasia no les caía bien: pensaban que no debían ser súbditos de alguien que les igualaba en estatus. Hasta el año 2000 no aparecieron pruebas de que, tal vez, tuviera razón: en los restos de Anastasia se encontraron arsénico, plomo y mercurio en dosis mortales. Ni siquiera con el uso cotidiano de cosméticos medievales, que a menudo incluían estos elementos tóxicos, podría haberse acumulado tal cantidad de sustancias peligrosas.
Tras la muerte de su esposa, el carácter del zar se endureció. El historiador Karamzin escribió más tarde: “Ahí terminó la época feliz de Iván y de Rusia: pues no sólo perdió a su cónyuge, sino también sus virtudes.”
María Temriukovna
La segunda esposa de Iván el Terrible fue la princesa circasiana María Temriukovna. Era hija del príncipe cabardio Temryuk; antes del matrimonio, se llamaba Kucheney. En un principio, Iván quería casarse con la hija del rey polaco, pero éste exigió a cambio las ciudades de Pskov, Smolensk y Nóvgorod. Así que Iván ordenó que le buscaran una esposa "de los circasianos". Le gustó Kucheney; antes del matrimonio fue bautizada en la ortodoxia y recibió el nombre de María.
La zarina no sólo apoyaba la tiranía de su marido, sino que la utilizaba constantemente, deshaciéndose de sus enemigos con sus manos. No quería tener hijos, así que prefería pasar más tiempo con Iván en las campañas militares. Heinrich von Staden, autor de Notas sobre Moscovia, afirma que fue a ella a quien se le ocurrió la idea de los oprichniki el ejército personal del zar y sus fuerzas represivas), bajo cuyo mando fueron ejecutados muchos boyardos por sospechas de traición.
María murió en 1569. Según el zar, murió envenenada, una vez más por los boyardos. No está claro si fue así; sin embargo, Karamzin señaló en sus obras que, de ese modo, Iván el Terrible había preparado a Rusia para los “horripilantes frenesíes de su ira”.
Marfa Sobákina
El tercer matrimonio del zar fue el más breve. El zar había decidido que debería haber tenido más herederos, por lo que organizó un “casting” de novias dos años después de la muerte de su anterior cónyuge. Llegaron a palacio más de 2.000 jóvenes procedentes de todos los rincones del país, pero sólo 24 de ellas consiguieron entrar en los aposentos del zar. A la más sana físicamente de ellas Iván ordenó enviarla a los médicos, tras lo cual debía ser preparada para el matrimonio. Así, Marfa Sobákina se convirtió en zarina.
Sin embargo, no mantuvo este estatus durante mucho tiempo. Apenas 15 días después de su matrimonio, Marfa murió en circunstancias sospechosas: a pesar de su buena salud, se “marchitó” rápidamente; empezó a tener convulsiones. Iván el Terrible proclamó, como ya era casi costumbre, que su esposa había sido envenenada. En el curso de su investigación, el zar ejecutó a 20 personas; el padre de Marfa fue tonsurado monje, mientras que sus hermanos fueron asesinados por “brujería”. Tal vez tuviera algo de razón: según una de las versiones, la madre de Marfa le dio hierbas medicinales para acelerar la inseminación. Cabía la posibilidad de que la dosis fuera demasiado grande, lo que condenó a la joven zarina.
Anna Koltóvskaya
Las leyes del siglo XVI no permitían contraer más de tres matrimonios en toda la vida. Sin embargo, tras la muerte de Marfa, Iván el Terrible consiguió convencer a la Iglesia para celebrar un cuarto matrimonio. Insistió en que Marfa nunca llegó a ser su esposa “de pleno derecho” (ni siquiera llegaron a pasar su primera noche juntos), por lo que este matrimonio no podía tenerse en cuenta. Todos tuvieron que aceptar esta condicionalidad; Iván se buscó una nueva esposa: Anna Koltóvskaya. Había quedado segunda después de Marfa en el concurso de novias.
Sin embargo, este matrimonio tampoco duró mucho. Según una versión, Iván se cansó de su esposa y de sus ambiciones; además, Anna se negaba a dar a luz herederos. Así que se deshizo de su esposa, exiliándola a un convento y obligándola a hacerse monja con el nombre de “Daría”. Pero lo más interesante le ocurrió después a Koltóvskaya.
Vivió en dos conventos: primero, en uno “clásico” para personas reales y, tras la muerte de Iván, en el convento Voskresenski-Goritski. En 1604 se trasladó al convento Vedenski-Tijvínskaya, donde desempeñó el papel de priora. Cuando estalló la guerra ruso-sueca, se escondió de los suecos (en ese momento, ya tenía más de 50 años). Después, vivió el Periodo Tumultuoso y comenzó a restaurar el convento. También gozó del respeto y el patrocinio del zar Mijaíl Fiodórovich, que incluso le envió regalos personales de sus matrimonios. Daría vivió hasta el año 1626; murió a la edad de unos 70 años.
Anna Vasilchikova
Iván el Terrible se casó por quinta vez sin el permiso de la Iglesia: sin embargo, el clero dejó de intervenir en los asuntos personales del zar en ese momento, conocedor de su mal genio. Su nueva esposa era Anna Vasilchikova, hija de uno de sus socios boyardos. La boda fue bastante modesta: sólo asistieron las personas más allegadas del entorno del monarca.
La nueva esposa era muy modesta e inquieta; parecía más una monja que una zarina por su comportamiento y su forma de vida recluida. Pasaba la mayor parte del tiempo en sus aposentos y rara vez se dejaba ver en el exterior.
Según una versión, después de sólo un año, Iván el Terrible ya se casó de vivir en matrimonio así. Pronto, Anna acabó en el monasterio Pokrovski, donde murió más tarde.
María Nagaya
La última compañera no oficial del zar fue María Nagaya, hija de un enviado ruso (no se casaron por la iglesia, por lo que, según las leyes de la época, no era cónyuge oficial del zar). Por ello, mantenía relaciones agrias tanto con el propio zar como con los cónyuges de sus herederos, que la consideraban no una esposa, sino una concubina. Iván el Terrible, enterado del conflicto familiar interno, se puso del lado de sus hijos y sus cónyuges y amenazó con dar de comer a María a las fieras.
En 1582, María dio a luz a un hijo llamado Dmitri. Dos años más tarde, el zar murió; Fiódor, hijo de Iván el Terrible de su primer matrimonio, ascendió al trono. Exilió a María con su hijo a Úglich, donde el niño de nueve años murió en circunstancias poco claras.
Tras la muerte del zarevich, muchos quisieron aprovechar el momento e infiltrarse en la familia del zar. De vez en cuando, impostores se hacían pasar por Dmitri (que supuestamente sobrevivió). Un hombre llamado Grigori Otrepiev fue el más convincente de todos; interpretó tan bien el papel del príncipe “resucitado” que, en 1605, María Nagaya llegó a reconocerlo como su hijo. Sin embargo, renegó de él un año después. Cuando se supo que el “Falso Dmitri” (este es el nombre con el que Otrepiev pasó a la historia) era un impostor, todas las posesiones de María fueron confiscadas y ella quedó sumida en la pobreza. Murió en 1611, sobreviviendo 27 años a su marido.
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