Tiútchev: 5 cosas que (probablemente) no sabías sobre el poeta que creía en Rusia
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1. Creó la 'fórmula' de Rusia
Con la mente, a Rusia no la entenderás,
con una vara común no la medirás.
Tiene un porte singular,
en Rusia solo se puede creer.
Este breve poema, compuesto por Fiódor Tiútchev en 1866, se lo sabe de memoria todo ruso. Cuesta imaginar una definición más abarcadora y clara de la esencia de Rusia y de la clave del enigmático “alma rusa”. Existe la opinión extendida de que Rusia tiene su propio camino y no pertenece ni a Europa ni a Asia.
2. Vivió más de 20 años en Alemania y tradujo a poetas alemanes
Ayuntamiento de Múnich, 1840. De la colección del Museo-Reserva de Tiútchev "Muránovo"
Tiútchev provenía de una antigua familia noble; nació en la hacienda familiar de Ovstug, en la región de Briansk. Recibió una educación brillante en casa; sabía griego antiguo, latín y varias lenguas europeas más. Siendo joven, ya traducía odas de Horacio.
Tras la universidad ingresó en el servicio diplomático y fue destinado a Múnich. Allí trabó amistad con el propio Heinrich Heine y fue el primero en traducir a Heine al ruso. Del alemán tradujo también a Goethe y Schiller, pero no se limitó a ellos: dio a conocer al lector ruso a Byron y a Hugo. Muchas traducciones de Tiútchev siguen siendo consideradas canónicas por los filólogos rusos.
En Alemania, el poeta se ganó fama de galán y se casó con una alemana: Eleonore Petersen le dio tres hijas, que posteriormente fueron damas de honor en la corte imperial. Por cierto, algunos de sus poemas más célebres como Me encanta la tormenta a comienzos de mayo y El invierno no se enfurece en vano, que tanto nos gusta citar mirando por la ventana, en realidad fueron escritos en Alemania e ilustran la naturaleza local.
3. Del romanticismo pasó a la poesía política
Fiódor Tiútchev. Acuarela de I. Rekhberg, 1838
Los primeros versos de Tiútchev recuerdan a la compleja poesía arcaica del siglo XVIII. En la forma se asemejan a odas: se dirige a un interlocutor, invoca algo. En 1820, Tiútchev formula su visión sobre la misión de la poesía. Aquel poema fue su respuesta a la oda Libertad de Alexánder Pushkin, por la que este fue desterrado. Tiútchev señala que el objetivo no es criticar al zar ni denunciar vicios:
Con tu cuerda mágica,
suaviza, no turbes los corazones.
A partir de la década de 1830, su poesía se acerca más al romanticismo y se percibe claramente la influencia de los poetas alemanes. Sus poemas suelen ser breves y precisos; en cada uno reflexiona sobre un tema determinado.
Uno de sus argumentos favoritos es el diálogo del ser humano con el universo. Los héroes líricos se quedan a solas con el cielo, las estrellas, y toman conciencia de su propia insignificancia frente a la eternidad.
Hay muchas constelaciones pequeñas, sin nombre,
en las alturas celestes;
para nuestros ojos débiles, brumosos,
son inalcanzables…
Sin embargo, su retórica cambia por completo en la madurez. Tras casi una década de pausa poética, Tiútchev vuelve a escribir en la década de 1850, y sobre todo poesía política. Se inquieta por el destino de Rusia, responde a los ataques de Occidente y ensalza la resistencia solitaria de la patria frente al mundo. El poema Con la mente a Rusia no la entenderás pertenece precisamente a este período.
4. Fue censor profesional
S. F. Alexandróvski. Retrato de F. I. Tiútchev (1876)
Tiútchev regresó a Rusia en 1844 y continuó sirviendo en el Ministerio de Asuntos Exteriores, encargado de la censura. En ese tiempo escribió numerosos artículos publicísticos, incluso en lenguas extranjeras. Reflexiona sobre Rusia y Occidente y expone la idea de que los pueblos eslavos deben unirse bajo el liderazgo de Rusia.
Tiútchev redacta la nota Sobre la censura en Rusia dirigida al ministro de Asuntos Exteriores, el príncipe Alexánder Gorchakov (el mismo condiscípulo de Pushkin en el liceo). Preocupado por las convulsiones en Europa, Tiútchev considera que con la prensa hay que proceder con cuidado y que, por medio de ella, puede expresarse la posición del Estado. No aboga, sin embargo, por restricciones ciegas, sino por que el Estado, como un padre, eduque las mentes de adolescentes inmaduros.
“Una sola censura, por mucho que actúe, está muy lejos de satisfacer las exigencias de la situación creada. La censura sirve para limitar, no para orientar. Y en nuestra literatura, como en todo lo demás, de lo que debe tratarse no es tanto de reprimir como de dirigir”.
El propio emperador Nicolás I aprobó que Tiútchev se manifestara en la prensa occidental y sostuviera una imagen positiva de Rusia en Occidente.
5. Creía que en Rusia una revolución era imposible
Isaac Levita. Por encima de la paz eterna
Conmocionado por las revoluciones europeas de 1848–49, Tiútchev escribió el tratado Rusia y la revolución. Allí describe el lamentable estado al que, a su juicio, habían llegado Francia, Alemania y Austria tras aquellas revoluciones. Reflexiona también sobre la naturaleza del pueblo ruso y escribe que la revolución le es ajena.
“Ante todo Rusia es un Estado cristiano, y el pueblo ruso es cristiano no solo por la ortodoxia de sus creencias, sino también gracias a algo aún más íntimo”. El poeta sostiene que la capacidad de sacrificio está en la sangre de los rusos. Y la revolución contradice el cristianismo y las normas morales, por lo que, concluye, no amenaza a los rusos.
Tiútchev consideraba la autocracia como un camino trazado por Dios. El poeta murió en 1873 y no alcanzó a presenciar las primeras revoluciones rusas, ni a los “narodovoltsi”, ni el asesinato del emperador Alejandro II en 1881 a manos de revolucionarios terroristas.