¿De qué trataban los cómics soviéticos? (FOTOS)
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A primera vista, los cómics soviéticos no se parecían a los extranjeros: por ejemplo, casi no tenían “bocadillos” con texto. Estos podían ser sustituidos por comentarios en prosa o en verso y, a veces, los artistas prescindían de ellos por completo. Algunos parecían más carteles que historietas. Pero aun así lo eran: relatos dibujados en colores vivos. Y no necesariamente sobre superhéroes: los protagonistas eran obreros, niños, animales y personajes de cuentos de hadas.
Las ‘ventanas’ satíricas de ROSTA
Algunas de las primeras historias ilustradas rusas aparecieron… durante la Guerra Civil. Muchos habitantes del país eran analfabetos en ese momento, de modo que se enteraban de los principales acontecimientos de 1919-1921 gracias a los carteles de las Ventanas de ROSTA (Agencia Telegráfica Rusa). El primero de todos se colocó en la vidriera de una confitería en el centro de Moscú: narraba el avance de las tropas de la Guardia Blanca hacia la ciudad.
Los carteles aparecían regularmente en 50 de las ciudades más grandes de la URSS. En ellos trabajaron artistas y poetas famosos: Vladímir Maiakovski, Dmitri Moor, Pável Sokolov-Skalia y otros. Se elaboraban con la ayuda de plantillas (para ganar rapidez) y podían salir casi al instante: hubo ocasiones en que lograban anunciar un acontecimiento importante menos de una hora después de difundida la noticia en la agencia.
El dibujo lacónico y el texto breve y mordaz informaban sobre la situación en el frente y en el país.
“¡Seguiremos presionando! En Rusia la burguesía está derrotada, pero no seas avaro de descanso. Obrero de Europa, ahora es tu turno: espera a que caiga de espaldas”.
También llamaban al trabajo duro:
“¡Marca, minero! Aumenta tu productividad pud a pud. Si cumples con tu tarea, la devastación se acabó”.
Y: “Cada ausencia es una alegría para el enemigo. Un héroe del trabajo es un golpe a la burguesía.”
‘Masha la Lista’ y ‘Makar el Feroz’
A mediados de la década de 1920 aparecieron revistas infantiles, en cuyas páginas solían incluirse historias dibujadas.
Una de las primeras fue Ezh (abreviatura de Ezhednevni Zhurnal, “Revista Diaria”, y también la palabra rusa para “erizo”), que publicó relatos sobre un viajero llamado Makar el Feroz. Este recorría el mundo en compañía de un perro llamado Ametralladora y un caballo llamado Clavel. Makar era un hombre de mundo: luchaba sin miedo contra tiburones en la costa de África, navegaba en un témpano por el Báltico, domaba leones furiosos y aun así encontraba tiempo para enviar reportajes a Ezh.
En tanto, niños de todo el país esperaban con impaciencia cada número de Chizh (“Revista Extremadamente Interesante” o “Jilguero”). En sus páginas aparecían los cómics de Masha la Lista. Se cree que la idea de esta serie surgió del poeta Daniil Jarms y que fue llevada al papel por el artista Bronislav Malájovski. En total hubo más de veinte entregas, en las que Masha se veía en todo tipo de situaciones, pero siempre encontraba una salida ingeniosa.
La niña ayudaba a su abuela a encontrar una aguja, obligaba a un burro testarudo a llevarla a la ciudad, aprendía a patinar, lavaba ropa en el río e incluso escapaba de un oso. Con el tiempo, los cómics de Masha dieron lugar a un spin-off: las historias de su hermano, Vitia, que no era precisamente muy listo.
Proyectos divertidos’ e ‘Historias en dibujos’
A finales de los años 20, el escritor Mijaíl Zóshchenko y el artista Nikolái Radlov idearon el libro Proyectos divertidos, en cuyas páginas recopilaron “treinta ideas felices”: inventos propios que debían mejorar la vida humana. Uno de ellos era el tren Maxim Maximich, que se ponía en marcha gracias a los propios pasajeros. Todos los inventos se presentaban como relatos de una sola página con texto explicativo.
Radlov también fue autor del libro Historias en dibujos: pequeñas anécdotas graciosas que sacaban una sonrisa. Por ejemplo, un pez astuto atrapando un anzuelo con cebo en forma de concha; aves incubando polluelos en un paraguas volado por el viento; o una cebra dándose a sí misma un “nuevo” color: a cuadros.
Historias de todo tipo
Una de las revistas más memorables fue Vesiólye Kartinki (“Dibujos Divertidos”), que inició su historia en 1956 y todavía se publica. Sus páginas están llenas de cuentos ilustrados y relatos de aventuras, chistes cortos y poemas. Entre sus creadores figuraron artistas contemporáneos de renombre como Iliá Kabakov y Víktor Pivovárov.
‘Murzilka’
Los héroes de los cómics soviéticos también eran personajes fantásticos. Por ejemplo, Murzilka. En los libros del escritor Alexánder Fiódorov-Davidov, era un cachorro curioso. Pero, a mediados de la década de 1930, el personaje se transformó: el artista Aminadav Kanevski lo convirtió en un animalito amarillo y peludo, con una cámara, boina roja y bufanda. No se quedaba quieto: atrapaba ladrones, viajaba, iba a la escuela, hacía deporte.
Por cierto, Murzilka todavía “existe”: ¡el año pasado cumplió 100 años de existencia!