Temas bíblicos en pinturas de artistas rusos (FOTOS)

Una seductora Betsabé, una malvada y vengativa Herodías, el terrible Diluvio Universal o un serafín de mirada ardiente: los artistas rusos recurrieron con frecuencia a temas bíblicos, resolviendo en cada ocasión distintos problemas éticos y estéticos. Hemos reunido una lista de los que consideramos más interesantes.

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Karl Briullov – Betsabé (1832)

Galería Tretiakov
Galería Tretiakov

El rey David vio a Betsabé bañándose en una piscina y quedó impresionado por su belleza. La llevó a su palacio y envió a su esposo, el comandante Urías, a la muerte. Como castigo, su primer hijo murió al séptimo día. Más tarde, Betsabé se convirtió en madre del futuro rey Salomón. El modelo para Betsabé fue la condesa Yulia Samoilova, mecenas y gran amiga del pintor.

Alexéi Venetsiánov – Intercesión de la Madre de Dios por las alumnas del Instituto Smolny (1835)

Museo Ruso
Museo Ruso

En el Instituto Smolny, las hijas de la nobleza se preparaban para el servicio en la corte y la vida social. En esta imagen de la Virgen, pintada para la catedral del instituto, las jóvenes alumnas con vestidos marrones y grises en primer plano captan especialmente la atención.

Fiódor Bruni – La serpiente de bronce (1841)

Museo Ruso
Museo Ruso

Un lienzo de gran formato en el que el artista trabajó más de 15 años. El pueblo de Israel, vagando por el desierto, murmuró contra Dios y Moisés. El Señor, airado, envió serpientes venenosas contra los rebeldes. Entonces los israelitas suplicaron misericordia, y Dios ordenó a Moisés fabricar una “serpiente de bronce” para sanar a los mordidos.

Vasili Judiakov – Salomé y su madre esperando en la puerta de la prisión la cabeza de Juan el Bautista (1861)

Galería de Arte de Vólogda
Galería de Arte de Vólogda

Iván Kramskói – Herodías (1886)

Galería Tretiakov
Galería Tretiakov

Salomé bailó en un banquete ofrecido por Herodes, gobernante de Galilea, y lo cautivó de tal modo que le prometió cumplir cualquier deseo suyo. Ella recurrió a su madre, Herodías. Esta pidió la cabeza de Juan el Bautista, porque él había denunciado su vida disoluta. Herodes cumplió la petición de Herodías.

Piotr Zabolotski – Moisés haciendo brotar agua de la roca (1863)

Museo de la Academia de Artes Répin
Museo de la Academia de Artes Répin

La pintura relata el milagro obrado por Moisés durante la travesía del pueblo judío en el desierto. Tras el éxodo de Egipto, los israelitas buscaban refugio, comida y agua. Moisés golpeó la roca con su vara y dio agua al pueblo.

Iván Aivazovski – El Diluvio Universal (1864)

Museo Ruso
Museo Ruso

El célebre pintor marino aplicó aquí su maestría con el agua a un tema mitológico, representando el relato bíblico. En 1865, el cuadro fue adquirido por el emperador Alejandro II para la galería del Hermitage.

Iliá Repin – El ángel de la muerte destruye a los primogénitos de Egipto (1865)

Museo de la Academia de Artes Répin
Museo de la Academia de Artes Répin

Ese año, la Academia de Artes propuso el tema “El ángel de la muerte destruye a los primogénitos de Egipto”. El boceto de Repin estuvo entre los candidatos a medalla. Sin embargo, Aleksandr Poliakov, inspector adjunto de la Academia, le aconsejó modificar ciertos detalles: “Después de todo, esto es un espíritu… Para estrangularlo, bastan las manos extendidas…”. Al parecer, el dibujo original era demasiado naturalista.

Nikolái Gué – Mensajeros de la Resurrección (1867)

Galería Tretiakov
Galería Tretiakov

El cuadro contrapone dos mundos: María Magdalena, que ha aceptado a Cristo y aparece bañada en luz, corriendo a anunciar la resurrección del Salvador, y los guardias paganos sumidos en profunda sombra. El público y la crítica consideraron la obra demasiado innovadora y llegaron a llamar a María “urraca o golondrina”.

Iliá Repin – Job y sus amigos (1869)

Museo Ruso
Museo Ruso

Job sufrió de manera sobrehumana: perdió a sus hijos, sus bienes y su salud. Las desgracias que lo golpearon horrorizaban incluso a sus amigos más cercanos, que lo visitaban. Esto se refleja en las expresiones de sus rostros. El joven artista recibió por esta obra una pequeña medalla de oro.

Víktor Vasnetsov – Los jinetes del Apocalipsis (1887)

Museo Estatal de Historia de la Religión
Museo Estatal de Historia de la Religión

Cada imagen representa el mal y la destrucción de la humanidad. El jinete del caballo blanco es la Peste, que alcanza a todos los seres vivos. En el rojo ardiente va la Guerra, con los hombres matándose entre sí. En el caballo negro, el Hambre y la locura. Y en el caballo gris, un esqueleto con guadaña: la Muerte, que siega a los que no cayeron por la Peste, la Guerra o el Hambre.

Mijaíl Vrúbel – Serafín de seis alas (1904)

Museo Ruso
Museo Ruso

En las tradiciones judía y cristiana, el serafín es el rango angélico más alto y cercano a Dios. Este lienzo se inspira en el poema El profeta de Pushkin, donde un mensajero de Dios, semejante al fuego, aparece al creador llamándolo a “quemar los corazones de los hombres con la palabra”. Vrúbel lo pintó durante su internamiento en la clínica Serbski, adonde fue ingresado por enfermedad mental progresiva y parálisis.

Natalia Goncharova – Evangelistas (1922)

Museo Ruso
Museo Ruso

La artista era profundamente religiosa y, por ello, más que otros maestros de la vanguardia rusa, recurrió a temas de la Sagrada Escritura. También le atraían los grabados populares de los viejos creyentes, con su inclinación por las oscuras visiones del Apocalipsis.

Erik Bulátov – Pintura y espectadores (2011–2013)

Galería Tretiakov
Galería Tretiakov

El artista explicó que, en su opinión, fue en este cuadro de Ivánov donde se reveló por primera vez “la propiedad más importante del arte ruso, que lo distingue de todos los demás: la capacidad de incluir al espectador en los acontecimientos representados”. En la obra de Bulátov, las personas frente al lienzo de Ivánov se funden con la multitud que mira a Jesús.

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