20 obras maestras que no te puedes perder si visitas el Museo de Arte Oriental de Moscú (Fotos)
Marionetas tradicionales del teatro Wayang Purwa de Java, dioses de madera tallada de Vietnam, espadas samurái japonesas y esos zapatos tan chinos, que se ponían en piececitos bien vendados... ¡Se podría añadir casi sin fin a la lista de lo que espera a los visitantes en el Museo de Arte Oriental de Moscú!
Se fundó como “Ars Asiatica” en 1918 y ocupaba dos salas del Museo Histórico de la Plaza Roja. La colección se formó a partir de piezas procedentes de otros museos, regalos de coleccionistas privados y misiones diplomáticas, y posteriormente se completó con piezas obtenidas en expediciones del personal del museo.
Durante 40 años consecutivos, la exposición permanente del Museo Estatal de Arte Oriental, compuesta por decenas de miles de piezas, ha estado ubicada en la finca urbana del siglo XIX “Casa Lunin”, en el bulevar Nikitski de Moscú. A continuación, sus principales obras maestras.
1. Copa. China, siglos XVI-XII a.C.
Esta copa de bronce es un antiguo utensilio ritual chino. Durante la dinastía Shang se utilizaba para libaciones de vino de sacrificio. La copa tiene la forma de una elegante flor.
2. Vasija en forma de cuerno con el protoma (parte inferior) de Pegaso. Adigueya (Rusia), 1ª mitad del siglo IV a.C.
En el territorio de la actual Adigueya, en un túmulo de un santuario, se encontró una singular copa griega antigua de plata dorada. Hoy se conserva en la «Sala de almacenamiento especial» del museo junto con otros artefactos arqueológicos.
3. Cabeza de Buda. Uzbekistán, siglos II-III d.C.
Otra obra maestra de la sección de arqueología es una cabeza de Buda de pequeño tamaño, que se encontró en el centro de culto budista de Kara Tepe, en el territorio del actual Uzbekistán. Detrás de la cabeza rizada vemos un fragmento de nimbo conservado. Se supone que, originalmente, había una escultura entera de Buda, de la que sólo se ha conservado esta parte.
4. Ritones de marfil de Nisia. Turkmenistán, siglos III-II a.C.
En 1948 se encontraron estos vasos helenísticos de marfil para vino en el antiguo asentamiento de la antigua Nisa, en el territorio del actual Turkmenistán. Su parte inferior (protoma) tiene forma de animal o criatura fantástica. Hay cuatro ritones en la colección del Museo Oriental. La foto muestra vasijas con un centauro alado (izquierda) y con un león-grifo alado (derecha).
5. Fugen (Bodhisattva Samantabhadra) sobre elefante. Japón, siglo XII
Entre los cientos de obras de arte procedentes de Japón, destaca especialmente esta estatua de madera de un bodhisattva (alguien embarcado en el camino del Buda de manera significativa, N. del T.). Se creía que la escultura del templo, de un metro de altura, traía buena suerte.
6. Kaneda Kenjiro, ‘El águila sobre el pino’. Japón, finales del siglo XIX
Fue un regalo del emperador japonés Meiji para la coronación de Nicolás II en 1896. La composición escultórica, de 2,3 metros de altura, está realizada en madera y marfil. La envergadura del águila alcanza los 164 cm. Toda la composición se exhibe sobre el fondo de un biombo en el que los maestros japoneses bordaron un mar embravecido.
7. Kimono furisode. Japón, siglo XIX
Esta túnica japonesa de seda negra bordada con motivos tradicionales (flores y pájaros) es impresionante. “Furisode” se traduce literalmente como “manga larga, oscilante y fluida” y, con una longitud de 183 cm, sus mangas abarcan 140 cm.
8. Miniatura del manuscrito ‘Babur-name’. Norte de la India, siglo XVI
Un manuscrito de 57 páginas con representaciones en miniatura es una biografía ilustrada del sha Babur, fundador de la dinastía mogol. Muestra escenas de batallas, la vida en palacio, viajes de caza y banquetes. Esta miniatura representa ‘La batalla de Uzguén en el intento de Abu Bekr Douglat de apoderarse de Fergana’. La rareza fue adquirida por el coleccionista ruso Alexéi Morózov a comerciantes persas en la feria de Nizhni Nóvgorod en 1906.
9. Ahmad, ‘Bailarina con castañuelas’. Irán, 1826-1827
La joya de la sala dedicada al arte iraní es este cuadro de una joven bailando en el palacio del Sha. Se trata de un hito del arte de la dinastía Qajar. El pintor de la corte pintó a la bailarina prestando especial atención a la ornamentación y el color tradicionales. Además, se pueden contemplar sin cesar los detalles de su traje. Pinturas similares adornaban el propio palacio y eran un regalo diplomático frecuente.
10. Niko Pirosmani, ‘Los amigos de Begos’. Georgia, 1905-1907.
Este es uno de los cuadros más famosos del maestro georgiano del primitivismo y el arte naif, Niko Pirosmani. Con su estilo característico, representó una fiesta tradicional georgiana. Y según recuerdan testigos presenciales, pintaba del natural y rápidamente, justo mientras los sujetos aún estaban bebiendo.
11. Sviatoslav Roerich, ‘Retrato de Nikolái Roerich’. India, 1928
El Gabinete Conmemorativo de Nikolái Roerich en el Museo de Arte Oriental está decorado con el retrato de Roerich pintado por su hijo. El principal paisajista del Himalaya y explorador del Tíbet y la India está representado con ropas orientales. Detrás de él se ven cuatro figuras que sostienen objetos que representan la sabiduría: una espada, un cofre, una lámpara y un libro. La exposición retrospectiva de las obras de Nikolái y Sviatoslav Roerich fue la primera exposición del museo en su edificio actual, en 1984.
12. Alexander Volkov, ‘Caravana. El desierto antes de la tormenta’. Uzbekistán, 1922-1923.
Esta pintura vanguardista fue creada en Uzbekistán. Combina el arte cubofuturista y motivos de la pintura oriental tradicional. Se distinguen las siluetas de camellos y sus jinetes, así como el ritmo de las dunas. En el Museo, justo al lado del cuadro, hay una copia táctil en 3D para invidentes y, al parecer, sirve de ayuda para quienes no hayan sentido todo el efecto del lienzo.
13. Retrato del funcionario coreano Lee Deok-su. Corea, 2ª mitad del siglo XVIII - principios del XIX
Este retrato de un burócrata de alto rango es un sorprendente ejemplo de la pintura coreana de la época de Joseon. La pintura de retratos era muy común y su rasgo característico era la reproducción exacta de la apariencia de una persona. Por eso, en el retrato se aprecian incluso las manchas de pigmento de la cara.
14. Casco. Corea, siglo XIX
Este casco ceremonial de la era Joseon no se usaba en batalla, sino en ceremonias de la corte. Los jeroglíficos del medallón bajo la visera indican que la armadura pertenecía a un comandante. La parte frontal de la parte superior del casco está adornada con un dragón que representa la fuerza y el valor.
15. Retrato del ‘arhat’ budista Changmei Luohan. China, siglo XVII
Los retratos tradicionales chinos se hacían después de la muerte de la persona retratada, pero siempre prestando atención a los detalles de su apariencia. Se desconoce el autor de este retrato, ya que se pensaba que el género del retrato era dominio de los artesanos. La inscripción dice que Chiang Mei El Cejas Largas se despidió del mundo tras 85 años de vida. Por el retrato, podemos ver por qué el patriarca tenía el apodo de “cejas largas”.
(N. del T. En el budismo, un “arhat” es alguien que ha ganado el entendimiento profundo sobre la verdadera naturaleza de la existencia, que ha alcanzado el nirvana y en consecuencia, no volverá a nacer de nuevo)
16. Jarra. Cuerpo: China, periodo Yuan (1279-1368), marco: Irán, siglo XIX
Esta singular jarra combina dos épocas y dos países diferentes. La base es de valiosa porcelana china con un dibujo cobalto de lotos y crisantemos sobre fondo blanco. Lo más probable es que la vasija original se partiera, por lo que los maestros iraníes le dieron una segunda vida, haciéndole un marco de metal. Lleva un elegante motivo cincelado y el pitorro curvo termina con una roseta redonda con inserciones de color.
17. Máscara ritual. Sri Lanka, siglo XIX
En la colección del museo de Arte Oriental abundan los atributos rituales de los pueblos asiáticos, incluidas las máscaras. Esta aterradora pieza es una máscara de Maru Raksha, el demonio de las 18 enfermedades. La figura del propio demonio está en el centro y, a los lados, hay imágenes de enfermedades y mutilaciones. Este tipo de objetos se podían utilizar durante acciones rituales (en este caso, de curación) o podían servir como amuleto en casa.
18. Daga. Indonesia, siglos XVIII - principios del XIX
Se creía que una daga de este tipo era un objeto sagrado que tenía poderes mágicos. Su hoja ondulada hace referencia a la mítica serpiente “naga”, soberana del inframundo. Su cabeza en forma de corona está forjada en la base de la hoja.
19. Decoración de escritorio. China, siglo XIX
Estas obras maestras del arte del tallado en hueso eran una especie de entretenimiento. Uno podía pasarse horas contemplando el trabajo de filigrana del maestro e intentando contar cuántas bolas había talladas dentro de la principal. Estas bolas chinas caladas se pusieron muy de moda en Europa a finales del siglo XIX.
20. Lidia Teyutina, La elección de una novia. Chukotka (Rusia), 2009
Toda una exposición del museo de Arte Oriental está dedicada a los productos artísticos de hueso de los pueblos chukchi. Los grabados en colmillos de morsa son una de las formas artísticas tradicionales de los chukchi y los esquimales. La mayoría de las veces, los artistas representaban escenas de la vida y leyendas populares. Este colmillo muestra carreras de trineos tirados por renos, durante las cuales los jóvenes chukchi elegían novia. La obra es obra de la artista Lidia Teyutina, talladora y grabadora hereditaria de huesos. Su abuelo y su padre también fueron talladores, mientras que su madre fue la primera mujer grabadora de Chukotka.
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