Por qué deberías leer a Evguéni Vodolazkin, el ‘Umberto Eco’ ruso
“Cuando las palabras se acaban, empieza la música". El aforismo que se atribuye a muchos personajes famosos (pero que muy probablemente fue escrito por Heinrich Heine) encaja perfectamente con la novela recientemente, Brisbane. Uno de los autores rusos más populares, ya se ha ganado la fama en Occidente con varias de sus obras anteriores traducidas a muchos idiomas.
Cada novela de Vodolazkin es un acontecimiento en Rusia
Eugene Vodolazkin es filólogo y medievalista, y alumno del académico soviético Dmitri Lijachiov. Tras muchos años investigando la Edad Media rusa, especialmente la literatura y las crónicas medievales, Vodolazkin debutó con fuerza en la escena literaria rusa con su novela Laurus, que acaba de ser publicada en español en la editorial Armaenia y traducida por Rafael Guzmán Tirado. Se trata de una historia sobre un santo tonto medieval que dio al autor el apodo de el “Umberto Eco ruso”.
En Soloviov y Larionov, un estudiante realiza una investigación histórica sobre un oficial del Ejército Blanco durante la Guerra Civil rusa: el general Larionov. Soloviov viaja a Crimea para asistir a una conferencia dedicada a la vida de Larionov, y de forma extraña pero interesante sus destinos se entrelazan...
Otra obra brillante, Aviador, es la historia posmodernista de un prisionero del Gulag soviético que fue congelado experimentalmente y luego devuelto a la vida en la década de 1990. Cómo manejará las nuevas realidades en su ciudad natal, donde todo le resulta extraño, incluso los olores.
Trama desgarradora
El protagonista de Brisbane, Gleb Yanovski, es un famoso músico y guitarrista virtuoso. En el momento cumbre de su carrera, pierde la capacidad de tocar a causa de la enfermedad de Parkinson. Consciente de que pronto no podrá actuar, intenta recordar su vida y, además, salvar la memoria que pronto podría desaparecer.
Dulces recuerdos de la Ucrania soviética y de su abuela, de su infancia en Kiev, de su juventud y de sus estudios en Leningrado, de su vida en una residencia de estudiantes, de cómo conoció a su primer amor y de cómo perdió esa sensación de patria grande tras el colapso soviético... Al encontrarse en Alemania, Gleb revisa las escenas más brillantes de su vida. Parece haber estado en todas partes; bueno, tal vez el único lugar que le queda es la Brisbane australiana, donde una vez soñó con viajar.
“La novela no tiene nada que ver con la ciudad de Brisbane”, dice Vodolazkin. "Brisbane es un símbolo de estar al otro lado del globo, la meta de los sueños, del esfuerzo, que, por supuesto, es inalcanzable".
Al llegar a la mediana edad, Gleb necesita reconocer que todo lo anterior se ha ido, y cómo aprender a vivir y encontrar un nuevo sentido a su vida.
Declaración filosófica sobre el tiempo y el sentido de la vida
En cierto sentido, toda novela de Vodolazkin trata del tiempo. Brisbane muestra que el tiempo en realidad no existe, sino que lo que existe es un momento actual que debe ser vivido plenamente. ¿Qué puede encontrar ahora un guitarrista virtuoso? Sin haber tenido nunca hijos, Gleb conoce de repente a una niña de 13 años con un talento increíble, Vera. Es pianista... y le diagnostican un cáncer.
Profundamente inmersos en la música, estos dos comienzan a hacer música juntos. Se hacen muy amigos a causa de sus enfermedades, y ven la música como un refugio ante su inminente final. Juntos, planean dar un último concierto.
Los críticos la califican como el libro más musical de la literatura rusa. La magia del talento de Vodolazkin tiene lugar en el plano de las ideas y la trama... y en el de las palabras y los sonidos. Vodolazkin juega con las lenguas rusa y ucraniana que no se han perdido en la traducción.
Brisbane ha sido traducida al español por Rafael Guzmán Tirado y publicada por Rubiños 1860.