MiG-8 ‘Utka’: el curioso laboratorio volador de Mikoyan-Gurevich
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El MiG-8 realizó su primer vuelo el 13 de agosto de 1945, pilotado por el experimentado A. I. Zhukov.
Fabricado casi íntegramente en madera, con recubrimiento de contrachapado y tela, era un monoplano de ala alta con tren fijo, propulsado por un motor radial M-11FM de 110 caballos de fuerza y una hélice propulsora trasera. Su velocidad máxima alcanzaba aproximadamente 240 km/h.
Durante las pruebas en el Instituto de Investigación de Vuelo (LII), los ingenieros confirmaron que el avión tenía buena estabilidad longitudinal y direccional, aunque con exceso de estabilidad lateral.
Tras varias modificaciones en el ala y el empenaje, los ensayos demostraron que la configuración “canard” era segura y predecible, desmintiendo los temores iniciales sobre su comportamiento en pérdida o barrena.
Gracias a su diseño de hélice propulsora, el MiG-8 permitió estudiar el control del avión sin el flujo directo del motor sobre las superficies de mando, algo que resultó valioso para el desarrollo de los primeros cazas a reacción soviéticos, como el MiG-9 y el MiG-15.
Tras finalizar su programa de pruebas en 1946, el MiG-8 fue utilizado durante años como avión de enlace y transporte interno dentro del propio OKB Mikoyan. A pesar de su carácter experimental, no sufrió ningún accidente, convirtiéndose en un ejemplo notable de ingeniería práctica y creatividad en la inmediata posguerra.