
La historia del ANT-20 ‘Máxim Gorki’, el coloso volador de la URSS
Además de Telegram, Puerta a Rusia difunde contenidos en su página de VKontakte. ¡Únete a nosotros!
El sueño de un avión gigante
La idea del ANT-20 “Máxim Gorki” nació en 1932 de la mano de Mijaíl Koltsov, un joven periodista cercano a Stalin. Su propuesta: construir el avión más grande del mundo como homenaje al escritor Máximo Gorki, en su 40º aniversario de vida literaria. Pero no sería solo un tributo: también debía convertirse en una poderosa herramienta de propaganda aérea al servicio del régimen bolchevique.
La propuesta fue acogida con entusiasmo. En poco más de un año, se recaudaron seis millones de rublos mediante colectas populares. Se creó un comité nacional para coordinar la construcción del avión, y la tarea fue encomendada al prestigioso ingeniero Andréi Túpolev, pionero en el diseño de aviones de metal en la URSS.

Diseño colosal y tecnología punta
El ANT-20 fue una proeza tecnológica. Basado en el bombardero TB-4, contaba con ocho motores de 750 caballos de fuerza cada uno (seis en las alas y dos sobre el fuselaje), permitiendo seguir en vuelo incluso si fallaban dos motores. Construido en duraluminio, presentaba una estructura con recubrimiento corrugado, y su envergadura de 63 metros superaba a la del famoso hidroavión alemán Dornier Do X.

Su interior era tan impresionante como su tamaño: podía transportar 72 personas, ofrecía salas de descanso, biblioteca, comedor, cabinas para dormir, sanitarios, y estaba equipado con una central telefónica interna, laboratorio fotográfico, proyector de cine, megáfonos y una imprenta capaz de producir 10.000 panfletos por hora. Era, literalmente, un “palacio volante” con 100 m² de superficie habitable.

Un símbolo en los cielos
El primer vuelo del ANT-20, apodado “Máxim Gorki” (MG), se realizó el 17 de junio de 1934, piloteado por el experimentado Mijaíl Grómov. Voló durante 35 minutos a 500 metros de altura. Su éxito fue inmediato: dos días después, participaba en un desfile aéreo sobre la Plaza Roja de Moscú, ante la atenta mirada del propio Gorki y de las más altas autoridades del país.

El avión batió récords no oficiales de carga al alcanzar los 5.000 metros de altura con 15 toneladas a bordo. También despertó interés internacional: en la primavera de 1935, el célebre escritor y piloto Antoine de Saint-Exupéry voló en él durante una visita a Moscú con una delegación francesa.

La tragedia del 18 de mayo
El 18 de mayo de 1935, un sábado soleado, se organizó un vuelo de exhibición para homenajear a los trabajadores que participaron en la construcción del ANT-20. A bordo subieron 38 personas (incluidos 7 niños) además de los pilotos y la tripulación.

Dos aviones más lo acompañaban: un caza I-5 piloteado por Nikolái Blaguin y un avión de reconocimiento R-5 con un equipo de filmación.

La tragedia ocurrió cuando Blaguin, desoyendo advertencias, comenzó a ejecutar maniobras acrobáticas peligrosas cerca del ANT-20 para las cámaras. Al intentar una arriesgada figura, perdió velocidad e impactó contra el ala derecha del coloso. La colisión fue devastadora: el ANT-20 se desintegró en el aire y cayó en picado, estrellándose contra un bosque. Murieron las 50 personas a bordo y el piloto del caza.

Culpas, rumores y versiones
El mismo día del accidente, se celebró una reunión de emergencia con Stalin a la cabeza. El piloto Blaguin fue señalado como único culpable en la prensa oficial. "El descuido aéreo y el alarde criminal costaron vidas valiosas", sentenció el diario Pravda.

Sin embargo, circularon teorías alternativas. Una de ellas, difundida por una publicación de emigrantes rusos en Polonia, afirmaba que Blaguin habría estrellado su avión a propósito como acto de protesta contra el régimen. El supuesto manifiesto, atribuido a él, hablaba de venganza y rebelión. No obstante, esta versión fue desacreditada: Blaguin había sido voluntario del Ejército Rojo, miembro del partido, y no dejó ninguna prueba creíble de intenciones suicidas. Además, su familia no sufrió represalias, algo inusual en la era estalinista si se tratara de un "traidor".

Otra hipótesis apunta a que Blaguin fue obligado a realizar maniobras peligrosas para obtener imágenes espectaculares, como sugieren documentos desclasificados del NKVD (antecesor del KGB). En ellos se relata cómo cineastas del ejército negociaron directamente con el piloto para que hiciera acrobacias en pleno vuelo, pese a la oposición de otros aviadores presentes.

El legado de un gigante
La historia del ANT-20 "Máxim Gorki" es un reflejo de la ambición soviética, del culto al progreso y de los peligros de la propaganda llevada al extremo. Su construcción representó un hito de la ingeniería aeronáutica. Su caída, una advertencia sobre el precio de la imprudencia y la glorificación de la tecnología sin límites.
Hoy, su memoria sobrevive como símbolo de una época donde los sueños volaban alto... y a veces, demasiado cerca del sol.

Texto realizado con información de Airwar.ru.