¿Fue esta la fuga más audaz de la URSS?

Nada hacía presagiar el escándalo. En diciembre de 1974, el transatlántico ‘Unión Soviética’ realizó un crucero por la ruta Vladivostok - Ecuador - Vladivostok. No estaba previsto que hiciera escala en ningún puerto extranjero. Pero el famoso oceanólogo soviético Stanislav Kurílov había hecho sus propios cálculos.

Como su hermana vivía en el extranjero, se le consideraba un potencial no retornable. Las autoridades soviéticas ya se habían negado a dejarle ir a Occidente en 1970, cuando el legendario explorador Jacques-Yves Cousteau invitó a este científico a realizar una expedición conjunta.

Fue entonces cuando Kurílov ideó un audaz plan. Compró un bono para un crucero hasta el ecuador y se limitó a esperar el momento oportuno. La noche del 13 de diciembre salió de la sala de oficiales y subió a la cubierta superior. Tras esperar a que se marcharan los demás pasajeros, saltó del transatlántico y nadó.

El científico sólo llevaba una máscara, tubo de buce y aletas. Calculó que tenía que nadar 18 kilómetros, pero perdió el rumbo: su camino a tierra le ocupó casi 100 kilómetros y tres días en el océano. Llegó a la isla filipina de Siargao. Fue deportado a Canadá.

Y estalló un escándalo en la URSS. Kurílov había sido dado por desaparecido, y sólo por los informes de la prensa extranjera se supo que estaba vivo y bastante contento con su exitosa fuga. Fue condenado en rebeldía a 10 años de prisión.

En 1998, el científico participaba en operaciones de buceo en el lago Tiberíades. Enredado en unas redes de pesca, Kurílov no pudo volver a la superficie.