Por qué Goebbels admiraba a Rusia en su juventud
“Lectura. Por primera vez Dostoievski. Impactante. Crimen y castigo. Leo por la noche”, - así escribía a principios de 1919 Joseph Goebbels en su diario. Así comenzó su fascinación por Rusia.
Las obras de Fiódor Dostoievski se publicaron activamente en Alemania a principios del siglo XX. Entre 1920 y 1922 se vendieron en el país unos 400.000 ejemplares de sus libros.
En el invierno de 1919-1920, el joven Goebbels leyó la novela de Lev Tolstói Guerra y paz y anotó lo siguiente: “Leyendo con celo. Tolstói, Dostoievski, la revolución en mí”.
El propio futuro ministro del Reich quería ser escritor: escribía poemas y obras de teatro. En 1929 publicó la novela en parte autobiográfica Michael. El destino alemán en páginas de diario. La obra se hizo popular y se reimprimió 17 veces. En el libro se cita: “El espíritu de Dostoievski planea sobre un país silencioso y soñador que tiene un nuevo futuro a las puertas. Cuando Rusia despierte, el mundo experimentará un milagro nacional”.
Goebbels estaba convencido de que “Europa es un sólido problema espiritual”. Y ahí está “la vieja y santa Rusia”, un país por el que, aun sin saberlo, siente la más profunda reverencia.
En julio de 1924 Goebbels escribió en su diario que “cree en Rusia” y la llama “país sagrado”. Al mismo tiempo se interesó por primera vez por las actividades de Adolf Hitler.
Parece que en aquel momento la figura del futuro Führer del Reich no cautivó a Goebbels hasta tal punto que dejó de elogiar a Rusia y la consideró “la clave de la cuestión europea”. No entendía “cómo es posible depositar las esperanzas en Inglaterra y EE UU”.
Goebbels, como Pushkin, esperaba que “Rusia despertara de su sueño”. “Rusia, tú eres la esperanza de un mundo moribundo. ¿Cuándo llegará ese día?”, exclamó en las páginas de su diario el 15 de julio de 1924.
En la primavera de 1925, Goebbels se afilió al NSDAP (Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán). El tema de Rusia desapareció durante un tiempo de sus diarios. En una entrada fechada el 21 de octubre de 1925, Goebbels escribió: “Me gustaría ir algún día a Rusia durante unas semanas para estudiar”. Pero no reveló estos propósitos.
Pero a partir de 1925, las entradas de su diario muestran claramente los elogios al futuro Führer. El 23 de marzo, Goebbels escribió: “Hitler es un buen tipo”.
En 1926, Hitler le nombró Gauleiter de Berlín. En 1933, Goebbels, de 36 años, se convirtió en Ministro de Educación Pública y Propaganda de Alemania.
A medida que se acercaba la Segunda Guerra Mundial, la idea de que Rusia era el infierno en la tierra empezó a aparecer en los diarios de Goebbels. No quedaba ni rastro del antiguo amor.
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