Cuando un piloto soviético secuestró un MiG-25 y huyó a Japón
Nacido en Nálchik, futuro piloto, quedó huérfano de madre a los dos años tras el divorcio de sus padres y fue criado por su madrastra. Tras terminar la escuela con una medalla, ingresó en la Escuela Superior de Aviación Militar de Armavir. Tenía buenas referencias e incluso fue miembro del PCUS. Por voluntad propia, en 1975, Belenko fue trasladado al servicio en Extremo Oriente.
Allí recibió el entrenamiento en un nuevo MiG-25P. A principios de 1976, expiró el plazo de su rango de teniente superior, pero no fue ascendido a capitán debido a la lentitud del mando, según cuenta Rossíiskaia Gazeta.
No se sabe si esta fue la razón principal de su actitud posterior, lo más probable es que fueran un cúmulo de razones y problemas que le empujaron a dar un paso extremo. En el verano de 1976, sus compañeros notaron que Belenko se había vuelto irritable, estaba siempre agitado y reaccionaba de forma extremadamente sensible a todo. Más tarde, en una entrevista con un periodista estadounidense, admitió que no sabía exactamente cuánto tiempo llevaba gestándose en él la decisión de huir al extranjero. Finalmente, el plan tomó forma un mes antes de volar a Japón. “Necesitaba buen tiempo y tener los depósitos llenos de combustible”, explicó.
A las 6:45 de la mañana del 6 de septiembre, Belenko despegó del aeródromo de Sokolovka, en Primorie, para realizar un ejercicio de vuelo. Se separó de su compañero y descendió para evitar ser detectado por los radares. Tenía suficiente combustible para llegar a la isla de Hokkaido, donde aterrizó en el aeródromo a las 9:15. El caza se salió fuera de la pequeña pista, pero el aterrizaje fue finalmente un éxito. Belenko bajó del avión e inmediatamente solicitó asilo político.
Los japoneses no querían agravar las relaciones con la URSS, y el 9 de septiembre Belenko fue trasladado en avión a Estados Unidos. El nuevo Foxbat (nombre de la OTAN del MiG-25) fue rápidamente desmontado y examinado a fondo, y luego devuelto a la URSS. El caza tenía a bordo muchos aparatos secretos, por lo cual, tras haber estado en manos de especialistas extranjeros, ya no podía ser usado para volar y pasó a servir de ayuda en entrenamientos.
El mando soviético emitió la reacción oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores al incidente. Se dijo que Víktor Belenko había hecho un aterrizaje de emergencia en Japón y contra su voluntad fue llevado a los EE UU. Resultó ser un valioso activo de inteligencia: durante muchos meses, los agentes de la CIA le interrogaron sobre diversos temas. Después, Belenko incluso ayudó a redactar varios manuales sobre cómo trabajar con ciudadanos soviéticos.
El hecho de que Belenko se llevara con él todos sus documentos ha sido una prueba de que la fuga fue cuidadosamente planeada. Como ciudadano estadounidense, no intentó ponerse en contacto con su familia, que permaneció en la URSS: su esposa, su hijo y su madrastra.
Posteriormente, Belenko se casó con una camarera estadounidense y obtuvo la nacionalidad estadounidense. Belenko trabajó como ingeniero aeroespacial y asesoró a las Fuerzas Aéreas estadounidenses. Su cartilla militar y su diario de vuelo se conservan en el museo de la CIA en Washington D.C.
En cuanto al caza desclasificado, esta historia condujo a la creación de modelos más avanzados: los interceptores MiG-25PD y MiG-25PDS. También se inició el desarrollo de un nuevo sistema de identificación de estados con un algoritmo de codificación más sofisticado.
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