Cómo los pioneros soviéticos pincharon... ¡la embajada estadounidense!

Cómo los pioneros soviéticos pincharon... ¡la embajada estadounidense! El representante de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Henry Cabot Lodge, señala el lugar donde se colocaron las escuchas.
Bettmann/Getty Images
Esto ocurrió en febrero de 1945, durante la Conferencia de Yalta, en Crimea. Mientras los líderes internacionales discutían cómo iba a ser el mundo de la posguerra, varios diplomáticos extranjeros visitaron el campamento infantil Artek, que acababa de celebrar su vigésimo aniversario.

Los servicios secretos soviéticos tenían un interés especial en el embajador estadounidense Averell Harriman. Sabían que coleccionaba artesanías de maderas raras y le prepararon un regalo especial: un escudo de madera de Estados Unidos con un dispositivo de escucha Zlatoúst incorporado.

Cómo los pioneros soviéticos pincharon... ¡la embajada estadounidense! William Averell Harriman.
Corbis/Getty Images

Durante la ceremonia, los pioneros cantaron el himno estadounidense y luego entregaron el escudo al encantado diplomático. A la pregunta de Harriman “¿Dónde puedo colgar esta maravilla?”, alguien de la delegación soviética le aconsejó colocarlo en su despacho, para envidia de los británicos.

Cómo los pioneros soviéticos pincharon... ¡la embajada estadounidense! El primer ministro del Reino Unido Winston Churchill, el presidente de EE UU Franklin Roosevelt y el Comisario del Pueblo para la Defensa de la URSS, Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo de la URSS, Iósif Stalin en el primer plano, en el Palacio de Livadia durante la Conferencia de Yalta.
TASS

En la embajada, los estadounidenses revisaron el regalo en busca de micrófonos, pero no encontraron nada: el exclusivo dispositivo de escucha era extremadamente difícil de detectar. No necesitaba fuente de alimentación y sólo se activaba mediante una potente señal de radio procedente de un equipo situado en un edificio vecino.

En realidad, el Zlatoúst actuaba como un espejo al reflejar la luz. Durante una conversación en el despacho, su fina membrana de película vibraba bajo la influencia de las ondas sonoras y modulaba la señal reflejada, que era captada por un receptor especial de los servicios secretos soviéticos.

Los estadounidenses no descubrieron las escuchas hasta 1952. Quedaron tan impresionados por la tecnología soviética que inmediatamente se pusieron a crear sus propios análogos.

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