¿Por qué en Moscú llamaban «monje luminoso» a un famoso químico?
A día de hoy existen muchas leyendas sobre fantasmas que viven en Moscú. En los años 20, hubo una sobre el “monje luminoso”. Sólo que no era un fantasma, sino un científico.
En los años veinte, todas las noches aparecía por las calles de la capital rusa la silueta luminosa de un hombre. Caminaba como envuelto en un aura azulada: los transeúntes corrían y gritaban al verle. Al ver las reacciones de la gente, el “fantasma” intentaba hablar con ellos, lo que causaba aún más pánico.
Moscú se llenó de rumores, todo el mundo hablaba de un “monje luminoso” que vagaba por las calles de la ciudad. Los más valientes intentaron apelar al fantasma con peticiones para, por ejemplo, contactar con familiares fallecidos. Los que no tenían el valor de hablar con la criatura de otro mundo se limitaban a observarle desde la distancia.
Al poco tiempo, el “fantasma”, que en realidad era el eminente químico Semión Vólfkovich, empezó a ser seguido por una procesión de curiosos en sus paseos a casa.
Vólfkovich fue uno de los primeros científicos en realizar experimentos sobre la sublimación electrotérmica del fósforo. Sus ropas y zapatos estaban siempre saturados de vapores de la sustancia y, como resultado, por la noche Vólfkovich se convertía en un “fantasma” y asustaba a los transeúntes.
Sin embargo, el famoso químico ruso no pasó a la historia del mundo como un “fantasma”, sino como el primer científico que obtuvo fósforo en un horno eléctrico, además de realizar una importante contribución al desarrollo de los fertilizantes fosfatados.
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