Míticas guitarras eléctricas soviéticas: ¿qué se tocaba detrás del Telón de Acero? (Fotos)
En los años 60, se podía encontrar una buena guitarra acústica en la Unión Soviética si se quería, pero era más complicado hacerse con una guitarra eléctrica. En aquella época no había guitarras de fabricación soviética.
El sueño de todos los músicos era una legendaria guitarra estadounidense Fender Stratocaster, pero sólo unos pocos elegidos podían conseguirla. Solo era posible si sus familiares trabajaban como diplomáticos o marineros. También traer una guitarra de los países socialistas como la República Democrática Alemana o Checoslovaquia, pero también era demasiado cara.
Mientras tanto, a pesar de la Guerra Fría y de la aversión ideológica a toda la música occidental (especialmente al jazz y el rock), la Unión Soviética durante la perestroika contaba con muchos grupos musicales aprobados oficialmente. Se crearon conjuntos propios en todo tipo de instituciones. Y todos ellos necesitaban guitarras.
Ninguna de las fábricas soviéticas tenía experiencia en la fabricación de guitarras, así que decidieron hacer las primeras en fábricas de muebles: con el mismo material que se utilizaba para hacer armarios, mesitas de noche y camas, por ejemplo.
La primera guitarra propia se fabricó en San Petersburgo en 1964 con la marca "Tonika". Costó 180 rublos, lo que superaba el salario de un ingeniero altamente cualificado.
La más producida en serie fue la guitarra "Ural", producida en la fábrica de muebles de Sverdlovsk (actual Ekaterinburgo). En aquella época existía una organización llamada NIKTIMP, el Instituto de Investigación Científica de la Industria Musical, que diseñaba instrumentos musicales para el Ministerio de Cultura. Sin embargo, Sverdlovsk decidió hacer su propia versión de la guitarra.
Trajeron algunas guitarras Yamaha y... las copiaron. La guitarra soviética Ural es una copia de la guitarra Yamaha CR-5 con proporciones y cuerpo ligeramente modificados.
La producción de guitarras estaba controlada por el Estado; en los años 70 y 80 era gestionada por tres fábricas del país: en Sverdlovsk, Rostov del Don y Ordzhonikidze (actual Vladikavkaz), y el número de la línea de modelos de las guitarras eléctricas soviéticas era de unos cuarenta artículos.
La principal diferencia entre ellos no era su sonido único, sino su construcción única. Las guitarras soviéticas eran gruesas como un tronco: no aprendieron a poner una varilla de anclaje en el interior, y había que hacer el mástil de un grosor increíble para evitar que las cuerdas se "doblaran". A menudo pesaba más que el cuerpo y había que apoyar la guitarra mientras se tocaba.
Otra característica especial era la gruesa capa de laca, que hacía que las guitarras eléctricas soviéticas fueran indestructibles.
Los músicos bromeaban entre ellos diciendo que el instrumento soviético sólo servía para destrozarlo espectacularmente en el escenario como Kurt Cobain. Y en el caso de las guitarras soviéticas, probablemente no fuera la guitarra la que hubiera sufrido, sino el escenario.
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