Vida en el Polo Norte: ¿cómo lo hacen los rusos?
¿Qué sucede cuando un intento de hacer lo imposible termina en tragedia? Para los rusos, significa solo una cosa: intentarlo de nuevo.
Debido a una planificación deficiente, un hidrógrafo ruso de 36 años tuvo que pasar dos inviernos seguidos a bordo de un bergantín en el Ártico. Estaba sufriendo de escorbuto. Con su paciencia al límite, deciddió abandonar el barco y dirigirse al polo. Habiendo preparado los trineos tirados por perros, él y dos compañeros de tripulación se sumergieron en el vacío blanco. Después de una semana, ya no podía mantenerse erguido y pidió que lo aten al trineo. Unos días después, moría. El polo todavía estaba a 900 km de distancia. La expedición llegaba a su fin.
Esto fue en 1914, y el nombre del hidrógrafo era Gueorgui Sedov, el primer ruso en intentar conquistar el Polo Norte, pero no la primera persona en el mundo en morir en busca de este objetivo.
¿Quién descubrió el Polo Norte?
Seis años antes que Sedov, el explorador estadounidense Frederick Cook intentó llegar al polo en trineo tirado por perros. Afirmó haberlo logrado, pero no pudo proporcionar pruebas concluyentes. Muchos se negaron a creer a Cook, lo que, según sus propias palabras, lo llevó a sufrir depresión mental. Al año siguiente, el ingeniero estadounidense Robert Peary hizo una afirmación similar y hasta 1988, las publicaciones estadounidenses lo llamaron el descubridor del Polo Norte. Pero una revisión de su diario, encargada por la National Geographic Society, concluyó que las pruebas de Peary también eran discutible.
En la Unión Soviética, nadie creía ni la versión de Cook ni la de Peary. Luego, en 1937, Stalin aprobó una expedición soviética al Ártico en la que cuatro exploradores polares estarían estacionados en la base de investigación Polo Norte-1, a la deriva en una banquisa de hielo. La expedición era necesaria para recopilar datos para el desarrollo posterior de la Ruta del Mar del Norte y del Ártico en general.
Los científicos fueron llevados a la estación por aviones basados en la isla Rudolf, a 900 km del polo (el lugar exacto donde Sedov había muerto años antes). “Denos alimentos para dos años”, dijo Iván Papanin, jefe de la expedición. Como resultado, las provisiones para la expedición pesaban cinco toneladas. Sin embargo, no había cocinero ni médico entre la tripulación; los exploradores polares tendrían que cuidarse en ese sentido.
La expedición estaba programada para partir al amanecer el 21 de mayo, pero un radiador en uno de los motores sufrió una fuga. Con el termómetro marcando -21°C y el viento destrozando la cubierta del ala, tuvieron que recoger el líquido y bombearlo de nuevo. Finalmente, llegaron al polo a las 10:50 a.m., pero precisamente 22 minutos después se perdió la conexión de comunicación, y durante cuatro días nadie tuvo idea de su destino. Cuando finalmente se restableció la conexión, la Unión Soviética se sorprendió: ¡los rusos estaban en el Polo Norte! Fue la primera expedición humana al polo que nadie en el mundo podía dudar.
Los medios extranjeros se apresuraron a comprar imágenes documentales de esos momentos monumentales, que terminaron cubriendo los costos de la expedición.
¿Qué es exactamente el Polo Norte?
El Polo Norte es más una designación geográfica que un lugar real. Consiste en banquisas de hielo a la deriva sobre un océano que alcanza casi cinco kilómetros de profundidad. A diferencia de la Antártida, no hay una masa terrestre. Plantar una bandera o un letrero marcando la latitud 90° norte no funcionará. Saber que has llegado al polo solo es posible mediante un sistema de navegación. El terreno no permite una base permanente, mientras que las temporales no siempre pasan sobre el polo o incluso cerca de él. Todo depende de los patrones de deriva de la banquisa de hielo que alberga la base de investigación.
La idea de construir estaciones temporales a la deriva fue del explorador polar ruso-alemán Vladímir Wiese, y fue implementada por la URSS, y luego por Rusia, a partir de 1937. Las bases soviéticas operaron durante un par de años hasta que la banquisa elegida se acercó a Groenlandia, donde comenzó a romperse. Desde el año 2000, los rusos han estado estableciendo una base temporal anual llamada campamento Barneo, pero solo durante un mes y medio a partir de abril, cuando las condiciones climáticas son más favorables. Cuando está en su lugar, la base incluye una pista de aterrizaje con alojamientos temporales, cabañas, áreas técnicas, comedor, baño y un letrero que muestra la distancia a varias capitales del mundo.
De hecho, la bandera rusa está en el Polo Norte, pero no donde uno esperaría verla. En 2007, dos vehículos sumergibles Mir alcanzaron el fondo del océano bajo el polo, tomaron muestras de suelo y plantaron allí la tricolor rusa.
Expediciones polares modernas
“Nunca había experimentado tanta hambre”, recordó el viajero y sacerdote ortodoxo Fiódor Kóniujov, quien, entre otras cosas, ha sobrevivido a cinco circumnavegaciones solitarias alrededor del mundo. Estas palabras fueron pronunciadas acerca de una expedición al Ártico a la sagrada latitud en 1987, que buscaba replicar las campañas de principios del siglo XX: sin apoyo aéreo y llevando todo el equipo (provisiones para 50 días, estación de radio, tienda de campaña, etc.) a mano y en trineo. Debido a que los productos estaban racionados para reducir peso, Fiódor recurrió a raspar algas del hielo y comer hojas de té usadas y nieve; aun así, uno de los miembros de la expedición murió de inanición.
Pero excepto para los viajeros extremos, hoy en día nadie va al polo de esa manera. Todo se ha vuelto mucho más fácil. Para ir allí, ni siquiera necesitas ser un científico o explorador. Es posible simplemente comprar un tour al Polo Norte, desde $21,500 por persona. Hay dos formas de llegar allí: a bordo del rompehielos nuclear más potente, el '50 Años de la Victoria' (el crucero comienza en Múrmansk y tiene todas las comodidades, incluyendo gimnasio y sauna), o en helicóptero. La segunda opción implica un viaje en avión a Barneo, desde donde los helicópteros vuelan al propio polo. Alrededor de 200-250 turistas visitan Barneo cada año.
El Polo Norte y el océano circundante no pertenecen a ningún estado, pero el territorio está dividido entre los cinco países árticos: Rusia, Noruega, Canadá, Dinamarca y Estados Unidos. Por lo tanto, para “ingresar” al polo como turista, necesitas un pasaporte o visado de uno de los países mencionados. No hay estadísticas generales sobre la frecuencia con que los países organizan expediciones a la región. Sin embargo, en 2007, el periódico Rossíiskaya Gazeta intentó recopilar algunos datos al respecto. En el momento del estudio, resultó que 66 rompehielos y embarcaciones especiales para el hielo tenían residencia en el polo, de los cuales 54 habían estado bajo las banderas soviética y rusa.
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