Cómo el cahors francés se convirtió en el principal vino de iglesia de Rusia
Vino con un rico sabor dulce y afrutado, con notas de bayas y chocolate: así describen los expertos el cahors. Este vino, cuya descripción no es ascética, se elegía para los ritos religiosos ortodoxos, en los que se asocia con la "sangre de Cristo".
La comunión con vino tinto se menciona en las crónicas rusas del siglo XIII. Entonces, ¿por qué, siglos después, la elección de la Iglesia recayó en el cahors? La cuestión no está sólo en las ricas cualidades gustativas del vino.
Según las normas eclesiásticas, para la comunión sólo puede utilizarse vino de uva no ácida, que no contenga azúcar ni extractos de hierbas. El cahors, debido al uso de variedades de uva con un alto contenido de azúcar, era la mejor elección para este fin.
El vino dulce se elegía para la comunión por razones prácticas: era menos probable que los niños lo escupieran por reflejo durante la comunión. Además, el cahors, incluso después de una fuerte dilución con agua, necesaria en algunos sacramentos eclesiásticos, sigue siendo de color rojo oscuro.
Historia del cahors en Francia
La palabra "cahor" llegó a la lengua rusa procedente de Francia. El cahors se elaboró por primera vez en la pequeña ciudad francesa de Cahors, a 160 km de Burdeos, conocida por su afición a la viticultura. En los siglos XVII-XVIII se plantaron en Cahors varias variedades de uva que no eran muy populares en Burdeos: Malbec, Merlot y Tannat. La producción de vino a partir de estas uvas permitió a Cahors vender vino sin competir con Burdeos.
El vino de Cahors acabó llamándose Cahors (o "kagor" en ruso) por el lugar de producción. Y debido a su intenso color rubí, se le llegó a llamar vino negro en lugar de tinto. Al mismo tiempo, se elaboraba según la tecnología clásica: por fermentación de uvas negras estrujadas. La peculiaridad del cahors es que se produce a partir de un número limitado de variedades de uvas bien maduras con un contenido de azúcar de al menos 180 gramos por litro de mosto.
La boda de los herederos europeos Alienor de Aquitania y Enrique Plantagenet, donde se sirvió con la comida, y la posterior elección de Juan XXII, natural de Cahors, como Papa. Éste promovió activamente el vino autóctono como el mejor para la misa.
A principios del siglo XX, las vides locales sufrieron plagas y la mayoría de los viñedos murieron. Sólo medio siglo después se restableció la producción, y en 1971 se registró la marca "cahors".
Según el sistema francés de Denominación de origen (AOC), los franceses llaman cahors sólo al vino tinto producido en Cahors, al menos en un 70% a partir de uvas Malbec y en un 30% de Merlot y Tannat.
Cómo apareció cahors en Rusia
Durante mucho tiempo se llevaron a Rusia vinos de Grecia, Italia y Francia para las necesidades de la iglesia. Según una leyenda, al emperador ruso Pedro el Grande le aconsejaron el cahors francés como remedio para las úlceras de estómago. Al emperador le gustó el vino, y durante varios siglos se suministró activamente a Rusia, pero transportarlo resultaba caro.
En 1706, Pedro I promulgó un decreto sobre el cultivo de viñedos en el sur del país (en el valle del río Don) e invitó a especialistas extranjeros a desarrollar el negocio del vino. La Iglesia utilizaba tanto vinos locales como importados. En 1733, el Santo Sínodo (máximo órgano de gobierno de la Iglesia rusa en 1721-1917) introdujo la norma de utilizar el cahors eclesiástico en los rituales religiosos.
Tras el cese de la producción de cahors en Francia en el siglo XX, el vino ruso tuvo una demanda especial. Se considera que la fecha de aparición del cahors ruso es 1902.
En Rusia empezó a elaborarse a partir de uvas Cabernet y Saperavi, pero utilizando una tecnología diferente. Primero, la pulpa -las bayas trituradas- se calienta y luego se enfría, gracias a lo cual todas las sustancias se transfieren al mosto -zumo de uva-. Tras su fermentación, se le añade alcohol de uva y jarabe de uva condensado. A continuación, el vino se envejece en barricas durante varios años. Los vinos elaborados según esta receta se caracterizan por un sabor aterciopelado con aroma a grosella negra. Algunos entendidos perciben en ellos notas de chocolate.
Con qué acompañar el cahors
En el servicio religioso ortodoxo, el cahors se sirve con pan, en referencia al cuerpo y la sangre de Jesucristo. Fuera de la iglesia, cabe señalar que el cahors es un vino dulce, por lo que combina con postres no azucarados, fruta, frutos secos y chocolate o como digestivo. El cahors también marida bien con platos de carne y verduras.
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