Operación ‘Pike’: Inglaterra y Francia planearon atacar a la URSS un año antes que Hitler

Puerta a Rusia, Dominio Público
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Pocos saben que hace más de 80 años, Inglaterra y Francia estuvieron a punto de lanzar una operación militar secreta para atacar a la Unión Soviética. Este plan, oculto durante décadas, pudo haber alterado de forma irreversible el curso de la Segunda Guerra Mundial.

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Un golpe desde Siria y Turquía

La llamada Operación “Pike" (“Lanza”) tenía como objetivo estratégico el sur de la URSS, en particular la región del Cáucaso, rica en petróleo. La idea de un ataque aéreo contra los campos petrolíferos soviéticos fue evaluada por primera vez en septiembre de 1939, apenas iniciada la guerra. El teniente coronel francés Paul de Villelume, destacado como oficial de enlace, fue uno de los primeros en estudiar su viabilidad.

Un mes después, el ministro de Finanzas francés Paul Reynaud formuló una pregunta concreta: ¿podían las fuerzas aéreas de Francia y Gran Bretaña, con base en Siria (entonces bajo mandato francés) y Turquía, bombardear las refinerías del Cáucaso? La respuesta fue afirmativa.

Dominio público Paul Reynaud en 1940.
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El 11 de enero de 1940, un documento archivado revela que Alexis Léger, secretario del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, le dijo al embajador estadounidense William Bullitt: "Francia no romperá relaciones diplomáticas ni declarará la guerra a la URSS; simplemente la destruirá."

¿Alguna duda?

Planes para el ataque

El 19 de enero, el primer ministro francés Édouard Daladier ordenó a sus mandos militares que prepararan un plan para bombardear las infraestructuras petroleras soviéticas. El memorando fue enviado al general Maurice Gamelin y al almirante François Darlan.

Dominio público Maurice Gamelin en 1936.
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Por su parte, el primer ministro británico Neville Chamberlain también aprobó la idea. Así nació la Operación "Pike", fruto de la fusión de los planes británico "MA-6" y francés "R.I.P." (Russia. Industry. Fuel).

El plan contemplaba bombardeos sobre Bakú, Grozni, Batumi, Maykop y Poti. Nueve grupos de bombarderos despegarían desde Siria y Turquía, país al que los británicos intentaban convencer para sumarse al plan. La fecha original del ataque: 15 de mayo de 1940, luego pospuesta a junio.

 Bundesarchiv / CC-BY-SA 3.0 Refinería de petróleo en Bakú, 1912
Bundesarchiv / CC-BY-SA 3.0

Reconocimiento y preparación

El 20 de marzo de 1940, representantes militares británicos y franceses se reunieron en Alepo (Siria) y anunciaron que 20 aeródromos estarían listos para junio. El 30 de marzo, un avión de reconocimiento británico Lockheed-12A fotografió los campos petrolíferos de Bakú desde 7.000 metros de altura. Luego hizo lo mismo con las refinerías de Batumi y Poti. La artillería soviética no logró derribarlo.

Dominio público Ejemplar de Lockheed-12A
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Según lo publicado por Komsomólskaya Pravda, las actas de las reuniones del 4 y 5 de abril indicaban que entre 90 y 100 aviones lanzarían hasta 70 toneladas de bombas por salida sobre más de 100 refinerías. Los bombarderos británicos Vickers Wellesley, aunque lentos, tenían un alcance extraordinario. El plan preveía bombardeos diurnos y nocturnos, desde distintas altitudes. Según los cálculos: Bakú sería destruida en 15 días, Grozni en 12, Batumi en apenas uno y medio.

Dominio público Vickers Wellesley Mk I
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¿Cuál era la justificación?

Según historiadores occidentales, el pretexto eran las acciones soviéticas en Ucrania occidental, Bielorrusia y, sobre todo, la Guerra de Invierno contra Finlandia (1939–1940). Tras la expulsión de la URSS de la Sociedad de Naciones en diciembre de 1939, Francia y Gran Bretaña incluso prepararon un cuerpo expedicionario de 150.000 soldados para ayudar a los finlandeses. Sin embargo, el Ejército Rojo rompió la Línea Mannerheim y forzó un acuerdo de paz con Finlandia el 12 de marzo de 1940.

Pese a ello, el general Gamelin presentó a Paul Reynaud (nuevo primer ministro francés) un plan renovado para atacar el Cáucaso. Chamberlain volvió a dar su visto bueno.

Bundesarchiv / CC-BY-SA 3.0 Hitler y Chamberlain se saludan. 1938.
Bundesarchiv / CC-BY-SA 3.0

Stalin lo sabía

¿Por qué atacar el Cáucaso y no Moscú o Leningrado? Porque ahí se encontraba el corazón energético de la URSS: en 1940, Bakú producía el 80% del combustible de aviación, el 90% del queroseno y el 96% del aceite para tractores. Un memorando de la embajada británica decía: "Una acción en el Cáucaso podría arrodillar rápidamente a Rusia."

Y sí, Stalin estaba al tanto. Gracias a la información obtenida por los espías del grupo de Cambridge, el líder soviético ordenó reforzar las defensas del sur y trasladó brigadas aéreas. Pero la vulnerabilidad era evidente: grandes depósitos al aire libre, estructuras de madera y cisternas sobre rieles. Un bombardeo habría generado un infierno de fuego, con consecuencias humanitarias y ecológicas devastadoras.

Dominio público Campo petrolífero de Kaganovich, 1940.
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La operación no se canceló... ¡hasta el último momento!

¿Por qué no se llevó a cabo la operación? Por dos razones clave:

  1. El 10 de mayo de 1940, Alemania invadió Francia, que cayó en cuestión de semanas (el 22 de junio).
  2. Gran Bretaña sufrió una derrota en Noruega y retiró sus bombarderos del Medio Oriente para proteger el territorio nacional.
Bundesarchiv / CC-BY-SA Hitler, durante su visita a la París conquistada en 1940.
Bundesarchiv / CC-BY-SA

Pero la idea persistió: el 23 de junio de 1941, el jefe del Estado Mayor británico, Charles Portal, propuso bombardear Bakú y Grozni para evitar que los nazis accedieran al petróleo soviético, ante la posibilidad de una inminente caída de la URSS.

Dominio público Charles Portal, de pie justo detrás de Winston Churchill, durante la conferencia de Yalta de 1945.
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Tras la derrota francesa, Alemania publicó los planes anglo-franceses capturados, que Stalin recibió con atención. Según el mariscal Zhúkov, estos documentos alimentaron la desconfianza de Stalin hacia Churchill, incluso cuando el británico le advirtió en 1941 sobre una inminente invasión alemana.

El plan de atacar a la URSS en 1940 revela la profunda hostilidad de Occidente hacia el país soviético. Solo las circunstancias (y no la voluntad) impidieron el ataque. De haberse ejecutado, la historia de la Segunda Guerra Mundial, y del siglo XX entero, habría sido muy distinta.

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