Juan Manuel de Argentina: 'La palabra más difícil del ruso es 'женщина' (mujer)'

Puerta a Rusia
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Para el argentino Juan Manuel Martorell, el español es su lengua materna y el francés, su segunda lengua, que aprendió en casa. También domina el inglés, pero ahora ha decidido aprender ruso. Durante su participación en el curso de verano del Instituto Estatal de Lengua Rusa Pushkin, compartió sus impresiones sobre Rusia, los rusos y el idioma ruso en una entrevista con Puerta a Rusia.

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— ¿Recuerdas tu primer contacto con el ruso?

— No recuerdo la primera vez que escuché ruso, pero recuerdo las primeras veces que lo vi escrito. Mi abuela y mi bisabuela viajaban mucho y, en una ocasión, vinieron a Rusia y llevaron a Argentina libros, guías turísticas en cirílico, y para mí era una novedad; me parecían estéticamente hermosos. Sinceramente, no recuerdo el primer momento en el que escuché el idioma ruso, aunque seguramente fue viendo alguna película estadounidense: “Na zdorovie” o algo así. (Se ríe).

—¿Por qué decidiste estudiar ruso?

— Decidí comenzar a estudiar ruso el año pasado. Era algo que tenía pendiente en mi vida. Me gusta mucho la sonoridad del idioma y el año pasado vine por segunda vez de vacaciones a Rusia. Desde hace muchos años soy seguidor de varios grupos de música folclórica rusos y el año pasado dije: “Tengo que estudiarlo porque es algo que necesito espiritualmente”. Y en febrero de este año asistí a clases en la Casa Rusa de Buenos Aires durante dos meses. En junio de este año empecé a estudiar ruso en el Instituto Pushkin: 4 días por semana, 6 horas al día. Así que ahora estudio en el Instituto Pushkin, paseo por la ciudad, voy a museos, a teatros, a parques, a la playa. ¡Moscú tiene playa! (para la gente que no sabe). (Se ríe).

— ¿Qué es lo que más te sorprende en Rusia?

— Hablo de esto mucho con mis amigos. Lo más sorprendente de Rusia, desde mi perspectiva, es la manera en que Rusia, como país, como cultura, como civilización (Rusia tiene una escala civilizacional), puede digerir ideas opuestas. Ahora lo entiendo. Siempre pensé que venía de la religión, pero no; viene del idioma. Rusia no niega parte de su pasado histórico, como sí lo hacemos en Occidente o en algunos países asiáticos. Rusia asume todos sus aciertos, sus errores, los digiere y genera una nueva Rusia, en la que hay un proceso continuo de reinvención de errores históricos y de una mejora continua. A veces se aleja de los valores propiamente rusos y allí es cuando no le fue bien en su historia, y luego vuelve a sus valores humanistas sin negar sus errores. Creo que es algo que en Occidente tenemos que hacer también: dejar de mentirnos a nosotros mismos e inventar unas historias de bondad y de heroísmo donde no lo hay.

— ¿Y qué opinas de los rusos?

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— Lo que más me gusta de los rusos es el nivel de empatía que tienen con los demás; son personas muy humanistas. El valor que le dan a la amistad es algo muy importante para mí. La cultura es importante para ellos. Yo vivo en un país, en una región que es extremadamente materialista, y existe un estereotipo de que los rusos son muy superficiales y materialistas, etc., pero la realidad es que, en Rusia, si una persona no tiene un nivel cultural, por muchísimo dinero que tenga, nadie quiere ser su amigo. No está bien visto ser bruto. En otros países, y cada vez más, ser bruto es divertido, es gracioso, y en Rusia esto no sucede. Es un poco como era mi país antes. Hace 40-50 años cada persona hacía un esfuerzo para convertirse en la mejor versión de sí misma y hoy en día no: eso no importa. Lo que quieren es tener dinero y es lo único que importa. La gente quiere fama, pero no notoriedad. Y en Rusia es importante ser bueno como persona y ser bueno también en lo que se hace. Detrás de todo esto siempre está el esfuerzo, que es lo que yo valoro mucho.

— ¿Qué es lo más difícil del ruso para ti?

— Lo más difícil del ruso para mí es la estructura en la que se hacen las preguntas. El castellano y las lenguas latinas son más “barrocas”: se usan muchos adjetivos, los sustantivos son muy importantes. En ruso lo más importante son los verbos y tienen toda una tipología de verbos que no existe en las lenguas latinas y tampoco en las lenguas germanas, y al mismo tiempo hay que conjugar no solo los verbos, sino también declinar los sustantivos y los adjetivos, que es lo que llamamos declinaciones o casos. Yo creo que lo más difícil es identificar cuál es la pregunta que está detrás de cada uno de los sujetos de una respuesta o de una oración para poder declinar las palabras. No creo que lo difícil sea la declinación en sí, sino determinar rápidamente a qué categoría, a qué caso corresponde cada segmento de la oración.

— ¿Cuál es la palabra más difícil del ruso?

— Quizás por eso se dice que las mujeres rusas son complicadas. (Se ríe). Para mí la palabra más difícil en ruso es "zhénshchina" (“женщина”/“mujer”), porque tiene dos sonidos difíciles. Uno de los dos sonidos lo tenemos en Argentina y el otro no, que es la “ж” (“zh”). Hay que decir la “ж” (“zh”) y la “щ” (“shch”) seguidas, porque son dos sílabas seguidas. Lo mismo sucede en "obshchezhítie" (“общежитие”/“residencia de estudiantes”). Son dos sonidos distintos, pero en mi oído son muy similares; prácticamente no los puedo diferenciar. Es difícil a nivel fonético.

— ¿Cuál es tu palabra favorita?

— Mi palabra favorita es "liubliú" (“люблю”/“yo amo”), por el significado, que es lo más importante desde la perspectiva de la existencia. Por otro lado, estéticamente, desde el punto de vista de la caligrafía, me parece que es muy hermosa. Tiene caracteres que no existen en el alfabeto latino. Además, sonoramente me parece un sonido muy acuático, muy hermoso. La primera sílaba y la última se repiten y entonces es una especie de palabra capicúa. Me parece la palabra más hermosa en ruso y, por suerte, se usa mucho.

— ¿Te atrae la literatura rusa?

— La literatura rusa es de las más complejas del mundo por las temáticas que aborda; analiza al ser humano en todas sus contradicciones y en su complejidad. A través de la literatura rusa uno puede conocer en profundidad al ser humano. Y eso, lo que tiene de universal la literatura rusa, no está presente en las literaturas de muchos otros países. A su vez, hay otra literatura que es más científica: Iliá Prigozhin con su teoría del caos y el orden. Creo que también aborda la complejidad de la existencia, el cosmos, las relaciones humanas, la física. No es azaroso que la tabla periódica haya sido un invento ruso: son los rusos los que pueden ver e identificar la complejidad del todo de una manera más holística. Diría que Dostoievski, Tolstói y Prigozhin son mis escritores favoritos.