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Cómo la jerga se convirtió en motor de futuros cambios lingüísticos

Kira Lisítskaia (Foto: Alexánder Natruskin/Spunik)
Hoy en día, la jerga, los dialectos y el habla coloquial se han convertido en objeto de estudio cada vez más relevante para los lingüistas, incluso más que el propio lenguaje literario estándar. ¿Cómo ocurrió esto?

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"El siglo XXI podría convertirse en el siglo del estudio de las variedades lingüísticas no estándar para los especialistas en lengua rusa. Una variedad no estándar es todo aquello que queda fuera del estándar, es decir, del lenguaje literario", afirma el profesor Maxim Krongauz, lingüista y doctor en Ciencias Filológicas.

Lo más significativo dentro de estas variedades no estándar son las distintas jergas, los argots, el lenguaje coloquial y los dialectos.

Durante los primeros tres cuartos del siglo XX, el estándar literario se consideraba un valor indiscutible y una referencia absoluta. Todo lo que no se ajustaba a él se clasificaba como basura lingüística que debía erradicarse.

Recordemos las películas soviéticas en las que una chica de pueblo llegaba a la gran ciudad. Su “defecto” principal era su dialecto. Su forma de hablar resultaba graciosa para los habitantes locales y la perjudicaba. Aunque pudiera ser mejor persona que muchos de los citadinos, a lo largo de la película lograba alcanzar sus objetivos —el amor, una carrera— y, entre otras cosas, se deshacía de su acento rural.

Sin embargo, hacia finales del siglo XX el sistema de valores empezó a cambiar. Surgió una nueva tendencia en la cultura lingüística global: los lingüistas comenzaron a valorar no solo el lenguaje literario, sino también los dialectos y las jergas. En algunos países, incluso los programas de televisión han empezado a contratar presentadores que hablan en dialecto.

Poco a poco, esta tendencia también llegó a la cultura rusa. Y se hizo evidente que la riqueza del ruso se sustenta no solo en la norma literaria, sino también en el habla popular y coloquial, que constituye la base misma de esta gran pirámide.

La jerga se ha convertido en el nuevo foco de atención de filólogos y lingüistas

En la Rusia contemporánea, se presta una enorme atención a las expresiones no estándar, especialmente a la jerga juvenil y la de la generación Z.

"Hace 10 años, la palabra 'skuf' y otras similares solo eran conocidas por quienes estudiaban jerga de forma específica. Sin embargo, hoy compite por el título de ‘Palabra del Año’ y su historia está descrita con gran detalle", comenta Krongauz. 

En la actualidad existe una auténtica cultura en torno a la jerga: abundan los proyectos en línea dedicados a ella y se publican diccionarios especializados. La historia de cada palabra se describe minuciosamente, y se registran la fecha, la hora y el lugar de su aparición. Muchas veces no son lingüistas, sino simples entusiastas, quienes se encargan de esta labor.

"Uno de los mejores diccionarios del idioma ruso es el de [Vladímir] Dal. Es un diccionario de todo el idioma ruso, incluidas sus variedades no estándar", señala Krongauz, y añade que hoy en día aún no se ha creado un diccionario tan completo, aunque ya existe material de sobra para hacerlo.