
¿Por qué Víktor Pelevin es el PRINCIPAL escritor de Rusia hoy en día?

Además de Telegram, Puerta a Rusia difunde contenidos en su página de VKontakte. ¡Únete a nosotros!
Para muchos rusos, parece que el autor Víktor Pelevin siempre ha existido. Desde 1991, él, ingeniero eléctrico de formación, ha publicado novelas con envidiable regularidad (y, desde 2003, casi cada año). O, en el peor de los casos, un volumen de relatos y novelas cortas. Pasan los años, despiertan antiguos volcanes, los continentes se desplazan, una pandemia comienza y termina. Pero una cosa en la realidad rusa permanece inmutable: la inevitable aparición de un nuevo libro de Pelevin. Normalmente, madura a finales del verano o principios del otoño. Todos lo esperan y, cuando sale, lo leen, lo comentan y, a menudo, como siempre, lo critican. Pero las impresionantes tiradas (la inicial ya es de 100.000 ejemplares) no caen y el entusiasmo no se apaga. Y así, año tras año. Aunque el autor no organiza encuentros, lecturas ni firmas de libros.

Pelevin, de 62 años, es tan reservado que, de vez en cuando, circulan rumores de que ni siquiera existe. Que escritores fantasma o incluso una IA escriben por él. A principios de los 2000, empezó a reducir la comunicación con sus lectores hasta llegar a cero: dejó de aparecer en público, luego solo concedía entrevistas por correo electrónico y después desapareció por completo. Los únicos rastros que quedan de él son fotografías de hace 20 años y ese libro anual. Pero su estilo ha cambiado. Si en sus primeras obras Pelevin no solo describía la modernidad, sino que la ridiculizaba y predecía ligeramente el futuro cercano (y casi siempre acertaba), en las novelas recientes queda menos de ese stand-up literario. En su lugar, lo que permanece es una fusión de parábola filosófica y sátira social. Un espejo en el que se refleja otro fragmento de la modernidad, un diagnóstico de la época.

Los últimos cuatro libros de Pelevin describieron el universo de la corporación Transhumanism Inc.. La empresa ofrecía a sus clientes una especie de paraíso para ricos: tras la muerte del cuerpo, el cerebro se extraía y se colocaba en un contenedor especial, donde continuaba viviendo en sueños vívidos y realistas, simulaciones. La duración de tal “inmortalidad” dependía de la solvencia del cliente: cuando se agotaba la cuenta, terminaba el paraíso artificial. Era posible ganar dinero incluso después de la transición a la forma digital, pero también perderlo todo con la misma facilidad.

Los protagonistas de esta saga son Marcus Sorgenfrei, un alto agente del Departamento de Asuntos Internos (basado en James Bond) y su superior, el almirante-obispo Lomas (basado en M). Ellos también son “tarros”: sus cerebros viven en un recipiente y trabajan como ejecutores en las simulaciones de los clientes de la corporación. En libros anteriores, Marcus ya había salvado al mundo de un algoritmo enloquecido y de Lucifer, que planeaba devolver la era Mesozoica a la Tierra. Ahora tiene una nueva misión y una nueva prueba: viaja a una Italia del siglo XVI simulada para descubrir por qué desaparecen los cerebros de los tarros.
Lo que comienza como una investigación sobre robos se convierte en una historia de tentación y redención. La nueva novela tiene como etiquetas Fausto de Johann Wolfgang von Goethe, Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll y El Maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov. Marcus, como Fausto, firmará un contrato con sangre, hablará con un grimorio mágico (manual) como si fuera un chatGPT, aprenderá a convertir personas en oro, creará un “homúnculo” (un humano diminuto y completamente formado), luchará contra varios poderosos hechiceros y reflexionará seriamente sobre la salvación de su alma. Y, en el desenlace, Víktor Pelevin desafía a Bulgákov y reescribe El Maestro y Margarita. Y sí, con un final feliz que ofrece esperanza de un paraíso verdadero y no comercial para todo pecador. ¿Acaso no es eso algo que podría consolar a cualquiera, en cualquier lugar del mundo?