
La revista más popular de la URSS y cómo burló la censura

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En enero de 1925 vio la luz el primer número de Novi Mir. Sin exagerar, podemos calificarla de la principal y más popular revista soviética.
Esta publicación mensual se fundó como “revista literaria, política y científica” por iniciativa de Yuri Steklov, redactor jefe del periódico 'Izvestia'. Al principio, el propio Comisario del Pueblo para la Educación, Anatoli Lunacharski, dirigía Novi Mir.

Novi Mir siempre ha sido famosa por su valentía y por publicar las obras más controvertidas y talentosas de los escritores soviéticos. A menudo, la revista se encontraba en medio de escándalos y sus redactores eran despedidos. Pero siguió funcionando, incluso durante la Segunda Guerra Mundial.
En diferentes épocas, Novi Mir publicó poemas de Osip Mandelstam, obras de Maxim Gorki, la novela épica El Don apacible de Mijaíl Shólojov, Novela teatral, poemas de Yevguéni Yevtushenko y Andréi Voznesenski, Un libro del bloqueo de Danil Granin y Alés Adamovich, así como las mejores novelas de guerra de Vasili Grossman, Valentín Katáiev y Konstantín Símonov.
En 1947, Novi Mir se convirtió en la revista oficial de la Unión Soviética de Escritores y empezó a publicar las principales novedades literarias. Mientras escaseaban los libros, todo el país se suscribía a la revista y se sumergía en la lectura no sólo de ficción, sino también de agudos artículos publicitarios y de opinión crítica.
La revista de Tvardovski y el manejo de la censura

La edad de oro de la revista comenzó en 1958, cuando Alexander Tvardovski se hizo cargo de la redacción (por segunda vez). Era un famoso y autorizado poeta soviético, autor del emblemático poema de guerra Vasili Terkin. Tvardovski estuvo al frente de Novi Mir durante más de una década y a menudo se hacía referencia a ella como “la revista de Tvardovski”.
Muchas obras se imprimieron sólo gracias a sus esfuerzos. “Los autores enviaban a la revista una gran cantidad de artículos de ficción y periodísticos que no podían imprimirse debido a la censura”, recordaba Valentina, hija de Tvardovski, en una entrevista.
“Papá, por cierto, siempre intuía lo que podía pasar y lo que no. Y decidía dolorosamente si merecía la pena luchar por una obra concreta o si debía posponerse; si publicar tal o cual manuscrito con enmiendas y pequeñas supresiones o retrasarlo, para imprimirlo íntegro más adelante”.
A pesar de tantos éxitos, a Tvardovski se le sigue reprochando que se negara a publicar El maestro y Margarita, de Mijaíl Bulgákov. Pero pocos recuerdan que, justo antes, tuvo que luchar mucho con los censores por la Novela teatral de Bulgákov.
Hoy considerado un genio, el poeta Joseph Brodsky también fue rechazado por Tvardovski. Antes de emigrar, el joven Brodsky llevó sus poemas al editor y éste le respondió con una carta cortés: elogiaba al poeta por su “trabajo de filigrana” y su alto nivel poético, pero añadía que sus composiciones “no estaban en el espíritu de la revista”. Se ofreció a enviar otros poemas en el futuro. Sin embargo, Brodsky, con el ego por los suelos, no envió nada más.
Irónicamente, fue Novi Mir la primera publicación “oficial” de los poemas de Brodsky durante la perestroika.
Novi Mir también contribuyó indirectamente al acoso de Borís Pasternak. En 1956, el escritor presentó a la revista un manuscrito de su novela Doctor Zhivago, pero los editores le escribieron una carta colectiva negándose a imprimirla y advirtiéndole de que tal contenido ideológico no podía aparecer en las páginas de la prensa soviética.
Tras la concesión del Premio Nobel a Pasternak en 1958, se levantó toda una campaña contra el escritor y su “novela antisoviética”, y la carta del consejo de redacción a Pasternak se publicó en el Literaturnaya Gazeta (Periódico Literario). Sin embargo, en 1988, Novi Mir publicó por fin Doctor Zhivago íntegro, sin excepciones de censura.
Gracias a Tvardovski, en sus páginas se habló por primera vez del Gulag, hasta entonces un tema totalmente tabú. En 1962, Novi Mir publicó el relato Un día de Iván Denísovich, de Alexander Solzhenitsin. Tvardovski pidió personalmente permiso a Nikita Jrushchov para publicarlo.

El debut literario de Solzhenitsin se convirtió en uno de los símbolos del “deshielo de Jrushchov”. El autor, encarcelado él mismo durante casi 10 años, describía un día en el campo a través de los ojos de un prisionero, un simple campesino ruso. El relato fue acogido con entusiasmo por destacados escritores y tuvo un efecto devastador en las masas.
Mucho más tarde, durante la perestroika, Novi Mir publicó otras obras de Solzhenitsin, como El archipiélago Gulag, En el primer círculo y El pabellón del cáncer.
El auge de la impresión de la perestroika
A finales de la década de 1980, cuando la glasnost barrió la URSS y cayeron los grilletes de la censura, la revista empezó a publicar obras que habían estado prohibidas durante décadas. Entre ellas estaban Doctor Zhivago, de Borís Pasternak, La fosa común, de Andréi Platónov, e incluso obras de autores extranjeros, como George Orwell y su distopia de culto 1984. Antes, estos libros sólo estaban disponibles a través del samizdat y sólo un estrecho círculo de personas podía familiarizarse con ellos.

El país la leía con avidez, ya que la revista daba una vertiginosa sensación de libertad. Durante la perestroika, la tirada se multiplicó por 10 y alcanzó una difusión de un millón de ejemplares. En 1990 se batió un récord mayor, con una tirada de 2,7 millones (¡la editorial no sabía dónde encontrar tanto papel!).
En la década de 1990, aparecieron por primera vez en Novi Mir nuevas novelas de muchos autores contemporáneos, como Viktor Pelevin, Vladímir Makanin, Alexander Kushner y Vladímir Sharov.
Y ahora, después de 100 años, la revista sigue publicándose, ¡imprimiendo 240 páginas cada mes! Ahora, también está disponible una versión digital en línea.
“Intentamos publicar contenidos de distintos géneros que no queden desfasados, que no pierdan sentido al cabo de un tiempo. Y como repito a menudo, la propia revista gruesa es un arca de pequeños géneros, es decir, de los que no son novelas. Aunque también publicamos novelas en versión abreviada o en extractos, es difícil e innecesario competir con las editoriales en este sentido”, afirma el redactor jefe en funciones de Novi Mir, Andréi Vasilevski.