7 extrañas cafeterías y restaurantes soviéticos (Fotos)

Yuri Artamónov / Sputnik
Yuri Artamónov / Sputnik
¿Cómo te suena tomar un helado dentro de un platillo volador o un café a 330 metros de altura? Estos locales originales fueron especialmente populares entre la juventud soviética.

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1. Cafés con máquinas expendedoras

Semión Mishin-Morgenstern/MAMM/MDF
Semión Mishin-Morgenstern/MAMM/MDF

Uno de los primeros cafés con un concepto inusual en la URSS fue el llamado “café automático”. Todas las grandes ciudades (Leningrado (San Petersburgo), Moscú, Novosibirsk y otras) contaban con ellos. La idea de automatizar la restauración había sido tomada de Estados Unidos en los años 30.

Así era el café automático más famoso de Moscú, situado cerca de la tienda infantil “Detski Mir”. En el menú había unos 40 platos fríos y calientes. El visitante compraba una ficha en la caja y luego elegía su comida. Según escribía en su día la revista “Comercio Soviético”, unas 10.000 personas comían allí cada día.

El café funcionó de 1954 a 1961: con el tiempo, las máquinas empezaron a estropearse y el lugar fue transformado en un comedor normal.

2. Un café dentro de un “platillo volante”

Petshakovsky / Sputnik
Petshakovsky / Sputnik

A mediados de los años sesenta, el mundo entero estaba fascinado por los viajes espaciales. El arquitecto finlandés Matti Suuronen inventó una casa con forma de platillo volante llamada “Futuro”, y varias unidades llegaron a la URSS.

En Krasnodar, dentro de una de estas estructuras, funcionaba una heladería llamada “Sputnik”. El “casa-platillo” estaba ubicada en un barrio residencial y era especialmente popular entre las familias con niños.

3. Cafeterías en el metro

Leonid Velikzhanin / TASS
Leonid Velikzhanin / TASS

Los locales de restauración de las estaciones de metro funcionaban desde la apertura del Metro de Moscú en 1935. En la estación “Ojotni Riad”, por ejemplo, se podía comprar helado, caramelos y refrescos.

En los años de posguerra también aparecieron bufés en las estaciones “Aeroport”, “Biblioteka ímeni Lénina”, “Kropótkinskaya” y “Komsomólskaya”.

Todavía hoy existe uno en “Arbátskaya”, que en tiempos soviéticos estaba destinado a los maquinistas, pero que actualmente está abierto a todo el mundo.

4. Un restaurante con vistas

Vasily Egórov, Alexéi Stuzhin / TASS
Vasily Egórov, Alexéi Stuzhin / TASS

No era solo un restaurante, sino también una atracción. El restaurante de tres niveles “Sedmoye Nebo” (“Séptimo Cielo”), en la Torre de TV de Ostánkino, era uno de los más altos del mundo: 330 metros sobre el suelo, y además giraba. Daba una vuelta completa en 40 minutos, permitiendo disfrutar de toda la panorámica de Moscú.

Era pequeño, con capacidad para unas 80 personas, y se vendían entradas individuales para acceder. El menú consistía en almuerzos ya preparados que solamente se calentaban allí, ya que cocinar en la torre estaba prohibido por razones de seguridad.

Tras un incendio en la torre, el restaurante cerró durante 15 años por reconstrucción y reabrió en 2016.

5. Cafés en aviones

Mezin Ch. / TASS
Mezin Ch. / TASS

En los años soviéticos, era habitual ver aviones fuera de servicio en parques urbanos. A menudo se convertían en cines infantiles o en cafés. Los nombres solían estar relacionados con la aviación: “Vuelo”, “Liner”, “Ícaro”.

6. Cafés juveniles y clubes de jazz

Evguéni Umnov/MAMM/MDF
Evguéni Umnov/MAMM/MDF

Los cafés económicos, con letreros llamativos y música alegre, aparecieron solo durante el “deshielo” de los años sesenta. En los primeros años de esa década se abrieron más de 300 establecimientos en las grandes ciudades de toda la URSS.

Muchos funcionaban como cafeterías durante el día y por la noche se transformaban en clubes de jazz. Estudiantes, artistas, escritores y figuras literarias acudían con frecuencia.

7. Cafés en tranvías

Oleg Lástochkin / Sputnik
Oleg Lástochkin / Sputnik

En las ciudades soviéticas también podía verse otro tipo inusual de restauración: tranvías convertidos en cafés. Comenzaron a aparecer en los años ochenta, cuando se permitió la iniciativa privada. Servían platos muy sencillos (era difícil montar una cocina completa en ellos), pero tenían un ambiente muy peculiar. En Moscú, uno de estos tranvía-cafés incluso circulaba alrededor de los Estanques Chistie y llegó a aparecer en algunas películas.