Esta casa ya existía en... ¡1890!

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La mansión mercantil de dos plantas de los siglos XVIII-XIX perteneció a la familia Suránov, que se dedicaba a la fabricación de velas y jabón, y también comerciaba con perfumes y mercería. El año pasado se inauguró en el edificio un museo inmersivo, llamado la casa de la historia viva.

No se trata de una exposición en el sentido habitual: los visitantes se convierten en huéspedes de los Suránov. En la entrada, la criada levantará las manos con sorpresa: "¿Cómo es posible? El dueño acaba de salir, pero pase, solo hágalo en silencio". En compañía de uno de los habitantes de la casa se puede pasear por las habitaciones (el mobiliario es auténtico, se han encontrado y restaurado muchas cosas que pertenecieron a los Suránov). Y ver qué hacen sus habitantes, hojear periódicos de 1890, relajarse en sillones y comprobar si la ropa de cama está bien almidonada. Deguste platos preparados según las recetas del libro de cocina de los propietarios.

Pronto el museo lanzará el formato de inmersión total: será posible vivir en la mansión. Pero habrá que seguir las reglas: nada de teléfonos ni ropa moderna, sólo histórica. Y también habrá que observar la rutina diaria de los habitantes de la casa.