Aeronaves únicas: la sorprendente creatividad de la aviación soviética y rusa

ChatGPT
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La historia de la aeronáutica está llena de prototipos que nunca pasaron de la mesa de diseño o quedaron como curiosidades técnicas. Sin embargo, la Unión Soviética y, más tarde, Rusia, se atrevieron a llevar a producción y servicio modelos tan peculiares como innovadores. Desde hidroaviones a reacción hasta monstruos que surcaban a ras del agua, repasemos algunos de los ejemplos más fascinantes.

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Be-10, un hidroavión a reacción

airwar.ru
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El Bériev Be-10, desarrollado en los años 50, fue uno de los rarísimos hidroaviones a reacción que llegaron a operar en servicio militar. Aunque su homólogo estadounidense, el Martin P6M Seamaster, nunca pasó de la fase experimental, el Be-10 sí se incorporó en número limitado a la aviación naval soviética.

Décadas después, su “heredero” moderno, el Be-200, retomó la idea de un gran hidroavión a reacción. Hoy en día es el único de su clase en producción y servicio activo, utilizado en tareas tan diversas como extinción de incendios, rescate marítimo y transporte.

An-72: la magia del efecto Coandă

Dmitry Zherdin/GNU FDL
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El Antónov An-72, apodado “Cheburashka” por la peculiar forma de sus motores, aprovechó un principio aerodinámico único: el efecto Coandă, que consiste en desviar el flujo de aire de los motores sobre las alas para aumentar la sustentación.

Esto le permitió operar desde pistas extremadamente cortas y no preparadas, algo muy útil en las vastas y remotas regiones soviéticas. Aunque se desarrolló después del programa AMST estadounidense (que desembocó en el C-17), el An-72 es el único avión de producción en serie que aplicó esta técnica de manera práctica.

El ‘Monstruo del Mar Caspio’

Sputnik
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Los soviéticos fueron pioneros en los vehículos de efecto suelo (ekranoplanos), capaces de volar a baja altura aprovechando la sustentación adicional del aire atrapado entre el ala y la superficie. El más famoso de todos fue el KM, apodado por los occidentales como el “Monstruo del Mar Caspio”.

Con un peso máximo al despegue de 544 toneladas, fue durante años el avión más grande del mundo, solo superado décadas más tarde por el Antónov An-225 Mriya. Aunque su servicio fue limitado, quedó como una de las máquinas más impresionantes jamás construidas.

Kámov y el helicóptero coaxial

airwar.ru
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La idea de los rotores coaxiales (dos hélices girando en sentidos opuestos sobre el mismo eje) fue planteada por el ruso Mijaíl Lomonósov ya en 1754. Dos siglos después, la oficina de diseño Kámov convirtió ese concepto en realidad práctica.

El primer helicóptero de producción en masa con este sistema fue el Ka-15 en 1955. Desde entonces, modelos como el Ka-50 “Black Shark” y el Ka-52 “Alligator” han demostrado la eficacia del diseño, que elimina la necesidad de rotor de cola y proporciona gran maniobrabilidad. A día de hoy, Rusia sigue siendo el único país que fabrica helicópteros coaxiales de combate en serie.

Mil Mi-24: el ‘tanque volador’

Alex Beltyukov/GNU FDL
Alex Beltyukov/GNU FDL

El Mil Mi-24, conocido como “Hind” en la OTAN, sigue siendo único en el mundo: un helicóptero de ataque capaz de transportar simultáneamente tropas. Con su combinación de potencia de fuego, blindaje y capacidad de asalto aéreo, fue protagonista en Afganistán en los años 80 y aún hoy se mantiene operativo en varios países.

Ningún otro helicóptero ha logrado reproducir con éxito este doble papel de transporte y ataque al mismo tiempo.

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