Cómo la URSS fue la primera en llegar a Marte y mostrárselo al mundo
Tras el lanzamiento espacial de Yuri Gagarin y el alunizaje, la carrera espacial siguió cobrando impulso. La URSS y EE UU desarrollaban planes no sólo para seguir conquistando el satélite de la Tierra, sino también otros planetas. El programa marciano soviético fue posible en gran medida tras el éxito de las misiones lunares. Pero con Marte todo era, por decirlo suavemente, más complicado...
Tres intentos
Los intentos soviéticos de llegar a Marte comenzaron en 1962, justo un año después del famoso vuelo de Gagarin.
La tarea de la primera nave espacial a Marte, "Mars-1", era alcanzar la trayectoria de sobrevuelo (es decir, transmitir información sobre el planeta, simplemente volando junto a él y sin entrar siquiera en su órbita). Y lo consiguió. Por primera vez en el mundo. Pero pronto se perdió la conexión con el aparato.
Del "Mars-2" se esperaban grandes resultados, pero de nuevo los investigadores sufrieron un revés: el aparato debía descender a la superficie del planeta, pero se estrelló, al entrar en la atmósfera en un ángulo equivocado.
En "Mars-3" se asignaron tareas aún más amplias. Este vehículo no era sólo un satélite en órbita, sino todo un complejo de estaciones: dos módulos debían estudiar juntos el "planeta rojo": uno desde su órbita, y el otro directamente desde la superficie.
"Mars-3" se lanzó desde la Tierra el 28 de mayo de 1971. A diferencia de "Mars-1" y "Mars-2", la nueva estación rodeó primero la Luna para situarse en una trayectoria interplanetaria, y luego se dirigió a Marte. La aceleración de las fuerzas gravitatorias de la Luna le permitió llegar a Marte mucho más rápido que antes: en sólo 6 meses.
El fatídico aterrizaje
El 8 de noviembre, "Mars-3" se aproximó a la órbita del Planeta rojo. Sin embargo, en ese momento fue imposible descender a la superficie: la aproximación a Marte coincidió con una fuerte tormenta de polvo. El mal tiempo interfirió en la investigación, pero el Centro de Control de la Misión (CCM) decidió no esperar al final de la tormenta y seguir con el plan original.
Tras un nuevo ajuste de la trayectoria, el módulo de tierra se separó de la estación orbital y voló durante 4,5 horas hasta la atmósfera de Marte.
"Sigo sin tener ni un escalofrío, de eso no me acuerdo", contó un participante directo de la misión, el académico Mijaíl Marov.
El hecho es que nadie estuvo seguro de la exactitud de todos los cálculos hasta el final. El relieve de Marte en aquel momento aún estaba poco estudiado (por eso y porque se estrelló el rover anterior), y la tormenta de polvo lo complicó todo.
"Vimos que todo parecía ir con normalidad, no había desviaciones ni fallos, pero lo más importante era que en el momento estimado de tiempo estábamos recibiendo un barrido televisivo de la señal, y sólo podía ir después de que el rover se hubiera sentado y las antenas se hubieran abierto. A todo el mundo le invadió una tremenda sensación de alegría", recuerda Marov.
Y entonces, tras casi 20 segundos, la señal se detuvo de repente.
La señal de Marte
"Mars-3" sólo pudo transmitir a la Tierra las primeras 79 líneas de la señal de fototelevisión. La imagen consistía en rayas caóticas de blanco, negro y gris, por lo que nadie entendía qué filmaba exactamente el aparato.
Nunca se establecieron las razones de la pérdida de señal. Hubo varias hipótesis: velocidad horizontal peligrosa durante el aterrizaje, un pico de tensión en las antenas transmisoras debido a una tormenta de polvo o daños en la batería.
También hubo problemas con el módulo orbital “Mars-3”. Tras separarse del rover, el módulo-satélite entró en una órbita no calculada, y debido a la altura de vuelo las fuerzas gravitatorias del planeta empezaron a cambiar significativamente la trayectoria del aparato, y era imposible predecir su destino. Las razones de este comportamiento de la estación tampoco pudieron averiguarse.
Pero a pesar de ello, el módulo orbital siguió trabajando y transmitiendo a la Tierra nuevos datos sobre Marte. Por ejemplo, mediciones de la composición de la atmósfera, el campo magnético y el plasma del planeta.
La misión terminó oficialmente en agosto de 1972. Posteriormente, el orbitador ardió en la atmósfera de Marte y los científicos obtuvieron muchos datos valiosos de la órbita del planeta.
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