¿Habría tenido este aspecto el titánico portaaviones ekranoplano de Bartini?
Los ekranoplanos son vehículos que utilizan el efecto de pantalla para volar a pocos metros del suelo y, sobre todo, por encima del agua. Este fenómeno aerodinámico fue ampliamente estudiado por la Unión Soviética y constituyó la base de un programa militar muy secreto.
Este portaaviones volador podría haber aparecido ya en la década de 1980 y se habría basado en el VVA-14 experimental de Robert Bartini.
Con un peso de cinco mil toneladas, habría podido cruzar el océano y llegar a cualquier parte del mundo en cuestión de horas, dando a la Unión Soviética una enorme ventaja táctica.
Las dimensiones previstas eran 183 metros de largo, 129 metros de ancho y una altura máxima de 48 metros, equivalente a un edificio de 16 plantas. La tripulación debía estar formada por 430 personas, 250 de las cuales pertenecerían al ala aérea y 180 al manejo del ekranoplano y todos sus sistemas.
Todo ello habría viajado a 600 km/h: el vehículo habría sido el objeto más grande jamás volado.
¿Qué pasó para que este gigantesco navío no llegase a ser producido?
Como explican en 4s-info.ru, los militares soviéticos recibieron la propuesta de Bartini con gran entusiasmo, dada la evidente superioridad que este vehículo podría proporcionar a la Armada soviética. Las pruebas hidrodinámicas y en túnel aerodinámico demostraron que el diseño del ekranoplano tenía buenas características y, aunque extremadamente complejo, era factible. La propuesta final se presentó a los militares en 1974 para su evaluación.
¿Por qué un proyecto así no llegó a buen puerto? Podría decirse que hay dos posibles respuestas. La primera podría ser incluso cómica. Los ministerios de aviación y construcción naval no se pusieron de acuerdo a la hora de decidir quién debía realizar el A-2500. Los dirigentes de la industria aeronáutica consideraban que ese avión era un “barco volador”, por lo que debía construirlo la industria naval. Por otro lado, los dirigentes de la marina decían que el proyecto era un avión, por lo que debía construirse como tal. Tal conflicto creó una paradoja que impidió que el proyecto de la increíble máquina se hiciera realidad.
Otro factor importante fue la muerte de Robert Bartini el mismo año en que se presentó la propuesta final, 1974. Dada la especial naturaleza del proyecto, sería vital que su creador pudiera estar presente para resolver cualquier problema técnico que pudiera surgir.
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