
Así salvó la URSS a Mongolia de Japón (Fotos)

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La primera amenaza para la República Popular de Mongolia surgió en 1932: ese año, los japoneses completaron la ocupación de Manchuria y crearon el estado títere de Manchukuo en su territorio.

Pronto, los mongoles tuvieron disputas territoriales con el estado satélite japonés, lo que condujo a numerosos conflictos fronterizos menores. Tokio prácticamente no ocultaba sus planes de ocupar completamente el país y utilizarlo como plataforma de lanzamiento para un ataque contra la URSS.

Ulán Bator comprendía claramente que no podía resistir a Japón por sí sola, y se apresuró a establecer cooperación militar y política con la URSS. El 12 de marzo de 1936, ambas partes firmaron un protocolo de asistencia mutua por diez años. Así, las tropas soviéticas fueron desplegadas en Mongolia.

Moscú dejó claro a Tokio que, en caso de agresión contra su aliado, defendería el territorio como propio. A pesar de ello, los japoneses continuaron “sondeando” activamente la frontera mongola, y para la primavera de 1939, el número de provocaciones allí había aumentado considerablemente. El imperio no se dejaba amedrentar por el hecho de que sus tropas ya estaban empantanadas en operaciones militares en China.

El 11 de mayo, un gran destacamento de caballería japonesa cruzó la frontera en la zona del río Jaljín Gol y atacó un puesto fronterizo mongol. Esto desató un conflicto militar a gran escala, que el mariscal Gueorgui Zhúkov llamó la “guerra no declarada”. Fue él quien, en junio, con el rango de comandante de división, dirigía el 57.º Cuerpo Especial del Ejército Rojo, estacionado en Mongolia.

A comienzos de julio, las tropas japonesas sufrieron una dura derrota en la batalla por el monte Bain Tsagan. “Los japoneses defendieron con desesperación ante nuestros ataques. Pero la amenazante avalancha de tanques, vehículos blindados e infantería avanzaba más y más, rompiendo y aplastando todo lo que caía bajo las orugas, el fuego de la artillería o los golpes de la infantería”, escribió Zhúkov en sus Memorias y reflexiones.

El 20 de agosto, las tropas soviético-mongolas lanzaron una ofensiva a gran escala contra las posiciones del 6.º Ejército japonés, lo que tomó completamente por sorpresa al enemigo. Menos de una semana después, estaba completamente rodeado y todos los intentos de liberarlo fracasaron.

La derrota en Jaljín Gol fue una “ducha fría” para Japón. El imperio comenzó a observar con extrema cautela la perspectiva de una futura guerra contra la URSS y no se atrevió a invadir el territorio de su vecino del norte durante la Segunda Guerra Mundial.

Después de que Alemania atacara a la Unión Soviética, los agradecidos mongoles se convirtieron en uno de los aliados más leales de Moscú. Durante la guerra, transfirieron 500.000 caballos a la URSS, organizaron envíos regulares de carne, lana y piel de oveja, recolectaron donaciones de la población e incluso financiaron una columna de tanques y un escuadrón de cazas para el Ejército Rojo.

En agosto de 1945, tropas soviéticas y mongolas volvieron a luchar juntas, esta vez en la guerra contra Japón. Los Aliados lanzaron una rápida ofensiva en Manchuria, que terminó con la derrota del Ejército de Kwantung y fue una de las razones de la capitulación del “Imperio del Sol Naciente”.
