¿Por qué la gente en la URSS recibía apartamentos gratis?
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Proporcionar a los trabajadores una vivienda propia fue uno de los pilares de la política estatal en la Unión Soviética. Antes de la revolución bolchevique de 1917, más del 80% de la población del país vivía en aldeas. Apenas 10 años después, durante un periodo de rápida industrialización, se produjo una afluencia masiva de personas a las ciudades, y todas ellas necesitaban un lugar donde vivir. Al principio, el problema se abordó mediante lo que se denominó uplotnéniye ("compresión", en español), una política por la que a los miembros del proletariado se les asignaban gratuitamente habitaciones en los grandes apartamentos de la gente más acomodada, junto con la promesa de que pronto se construirían nuevas viviendas. Los dirigentes soviéticos también crearon viviendas comunales (komunalki), pero la construcción a gran escala de nuevos edificios residenciales no comenzó hasta la década de 1960, cuando aparecieron edificios de departamentos prefabricados (con paneles o ladrillos) conocidos como jrushchovkas.
¡Camaradas, por favor, formen una cola!
La forma más común de conseguir un apartamento era apuntarse a una lista de espera para mejorar las condiciones de vivienda. Para poder optar a una, el solicitante tenía que estar viviendo en una vivienda con menos de nueve metros cuadrados por persona. Normalmente, los jóvenes profesionales podían apuntarse a una lista de espera cuando tenían un bebé. De media, el tiempo de espera para recibir un apartamento del Estado en la URSS era de unos seis o siete años.
Lo más fácil era conseguir trabajo en una empresa u organización que construyera viviendas para sus empleados. Entonces el tiempo de espera podía ser de sólo un par de años. Los empleados del sector público (profesores, médicos) podían apuntarse a una lista de espera confeccionada por la administración local, pero el tiempo de espera en estas podía ser de más de 10 años. Además, los solicitantes no tenían ni voz ni voto sobre el tipo de vivienda que se les daría ni sobre su ubicación.
"Después de graduarse, mis padres, como jóvenes profesionales, recibieron inmediatamente una habitación en una residencia, y cuando yo nací, un apartamento de una habitación no muy lejos del trabajo", escribe Piotr desde el krai de Krasnodar. "Cuando nació mi hermana, nos dieron un apartamento de dos habitaciones. Así, sólo cinco años después de graduarse, los jóvenes médicos vivían en un excelente apartamento de dos habitaciones".
Los apartamentos no se entregaban a las personas como propiedad privada, sino que se alquilaban de por vida, lo que se conocía como alquiler social. Los inquilinos podían empadronar a otras personas en su piso e intercambiarlo con otras personas (lo que a veces implicaba hacer pagos adicionales en efectivo). Sin embargo, no podían vender, regalar o legar su piso a otras personas.
"Recibí un apartamento en 1979, un año después de graduarme de la universidad, cuando me asignaron un trabajo en otra ciudad. Según la ley, los jóvenes profesionales tenían derecho a un apartamento a los tres años de trabajar", recuerda Galina, de Kursk. "Al llegar a Dzhezkazgán (un centro regional de Kazajistán), me dieron una plaza en una residencia y, un año después, un apartamento de una habitación. Tras vivir en él los tres años obligatorios, volví a Kursk mediante un intercambio de apartamentos".
Si un inquilino fallecía, la vivienda se registraba a nombre de otro familiar. Si el inquilino no tenía familia, la vivienda se devolvía al Estado.
En julio de 1991, fue posible privatizar los apartamentos estatales, y este proceso sigue en marcha. La mayoría de la población rusa sigue viviendo en apartamentos soviéticos privatizados.
¿Era posible comprar un apartamento?
La Unión Soviética no tenía un mercado de la vivienda propiamente dicho, pero a finales de los años 50 empezaron a aparecer cooperativas de viviendas que, básicamente, permitían a sus miembros comprar un apartamento a plazos. Los precios variaban de una región a otra, pero no mucho. En la década de 1970-1980, un apartamento de una habitación costaba entre 5.500 y 6.000 rublos (más o menos lo mismo que un coche Volga nuevo), mientras que un piso de tres habitaciones costaba unos 10.000 rublos. El salario medio en la URSS en aquella época era de 150-200 rublos al mes. Por tanto, no muchas familias podían permitirse un apartamento en condominio, y las cooperativas de viviendas no representaban más del 10% de las viviendas de la URSS.
"Mis padres se unieron a un condominio en Baláshija (en la región de Moscú) a mediados de los 80", recuerda Pável. "El pago inicial era bastante alto, entre 3.000 y 4.000 rublos. Se lo pidieron prestado a unos parientes. Las cuotas mensuales eran de unos 50 rublos, que no era demasiado porque cada uno tenía un sueldo mensual de 150-200 rublos. Al final, consiguieron un apartamento de tres habitaciones de 60-65 metros cuadrados para los tres".