Cómo un avión de pasajeros soviético fue secuestrado y llevado al extranjero por primera vez
El 15 de octubre de 1970, un An-24B con cuarenta y seis pasajeros a bordo realizaba un vuelo rutinario en la ruta Sujumi-Batumi. Diez minutos después del despegue, un hombre sentado en la primera fila llamó a una azafata, le mostró una pistola y le ordenó que dijera a los pilotos que volaran inmediatamente a Turquía.
El secuestrador era Pranas Brazinskas, de 45 años. Brazinskas, de 45 años, condenado por malversación de fondos. Junto con su hijo Algirdas, de 15 años, planeaban huir del país. En aquella época no había inspección exhaustiva de pasajeros y colaron fácilmente pistolas, una escopeta y una granada a bordo.
La auxiliar de vuelo Nadezhda Kurchenko se negó a cumplir la demanda de los criminales e intentó bloquear el paso de los secuestradores a la cabina al grito de “¡Ataquen!”. La joven de 19 años fue asesinada en el acto.
Después de eso, los Brazinskas abrieron disparos indiscriminados en la cabina del avión. La tripulación comandante de la tripulación, el navegante, el mecánico de vuelo y uno de los pasajeros fueron heridos.
Como resultado, el An-24B aterrizó en Trabzon, Turquía, donde los terroristas fueron detenidos. Los turcos entregaron el avión, los pasajeros, los heridos y el cuerpo de la azafata muerta a la URSS, pero decidieron juzgar ellos mismos a los secuestradores. A la extradición de los Brazinskas también se opuso inmediatamente Estados Unidos.
En el juicio, Pranas se presentó como miembro de la “resistencia lituana”. Fue condenado a ocho años, pero fue puesto en libertad bajo amnistía después de sólo cuatro años. El menor Algirdas fue condenado a dos años. Tras su liberación, padre e hijo se trasladaron a Estados Unidos.
Con el paso de los años, Pranas Brazinskas desarrolló paranoia: veía por todas partes a agentes de los servicios de seguridad soviéticos. A menudo discutía con Algirdas, llegando incluso a a apuntarle con una pistola.
Finalmente, el 10 de febrero de 2002, durante una de riñas, el hijo aplastó la cabeza de su padre con una mancuerna. Fue condenado a 16 años de cárcel por asesinato premeditado.
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