Cuando un diplomático ruso ayudó a mantener a Gran Bretaña y Francia fuera de Tailandia
En los últimos años del siglo XIX, Siam, como se llamaba entonces Tailandia, se encontraba en una situación precaria. Los colonizadores británicos ya ocupaban la India y Birmania, y los franceses hacían incursiones en la península de Indochina.
La guerra franco-siamesa de 1893 hizo que Siam cediera Laos a los franceses y se convirtiera literalmente en un estado tapón entre británicos y franceses.
Parecía sólo cuestión de tiempo que el país fuera gobernado por una potencia colonial, pero Siam tenía una baza: la amistad personal que mantenían el rey Chulalongkorn y el zar Nicolás II.
“Las actitudes de acogida del zar Nicolás II influyeron en gran medida en la estrategia diplomática siamesa frente a la expansión europea”, escribió Natanaree Posrithong en una publicación académica titulada Las relaciones ruso-siamesas: El reinado de Chulalongkorn.
En 1897, Chulalongkorn fue tratado como un invitado de honor del zar ruso en San Petersburgo. Los países establecieron entonces oficialmente relaciones diplomáticas.
Un diplomático experimentado
Cuando Nicolás II pensó en enviar a un diplomático ilustre al reino, su primera elección fue Alexánder Olarovski, que fue nombrado encargado de negocios y cónsul general de Rusia en Siam.
Olarovski, un diplomático experimentado, había servido en las misiones rusas de San Francisco y Nueva York.
“Este nombramiento del primer cónsul ruso en Bangkok tiene como objetivo instituir una firme relación diplomática entre las dos naciones, además de nuestra hermandad y nuestra gran amistad ya establecidas”, dijo Nicolás II en 1897.
“Olarovski escribió al Zar que el Rey había concedido el mejor edificio de Bangkok, cerca del Gran Palacio, para establecer el primer consulado ruso”, escribió Posrithong. En la ceremonia de inauguración estuvieron presentes más de 300 personas, entre ellas un gran número de diplomáticos europeos.
Planes británicos y franceses
El papel del diplomático ruso estaba lejos de ser ceremonial.
“El informe confidencial del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso a Olarovski, fechado el día en que fue nombrado Cónsul General en Bangkok, demuestra una prueba significativa de la preocupación de Rusia por la situación de Siam”, escribió Posrithong.
“El informe pretendía preparar a Olarovski para entender la raíz del conflicto siamés-francés-británico y confirmar los principales objetivos de su nueva tarea como primer Cónsul General en Bangkok”.
A pesar de un acuerdo entre Gran Bretaña y Francia para respetar las fronteras de Siam, ambos países mostraron poca intención de cumplirlo, con los británicos expandiéndose a la Península Malaya y los franceses ocupando Camboya.
“Siam se encontraba entre estas dos potencias y la influencia rusa era crucial para detenerlas”, explicó a RB Thunjira Wattaporn, un investigador afincado en Chiang Mai.
“Los rusos tenían algo que decir respecto a los franceses, ya que existía una alianza franco-rusa, pero los británicos, que estaban involucrados en el ‘Gran Juego’ con Rusia en Afganistán, eran vistos como una seria amenaza por Olarovski”.
Añadió que Rusia también temía que Siam cayera bajo la órbita británica, ya que muchos funcionarios tailandeses se habían educado en el país y admiraban los valores que veían en él.
Al diplomático ruso se le encargó oponerse “a la expansión de Gran Bretaña en Indochina por medios diplomáticos”, escribió Posrithong. “Además, Nicolás II esperaba que Olarovski sirviera de mediador para comprometer y equilibrar el poder entre Francia y Gran Bretaña, al tiempo que ayudaba a Siam a mantener su soberanía”.
Olarovski trabajó incansablemente como enviado del Zar en Siam para proteger el reino del amigo de Nicolás II. Utilizó sus buenos oficios con los franceses para convencerles de que devolvieran a Chantabhuri a Siam. La provincia, limítrofe con Camboya, estaba bajo control francés desde la guerra franco-siamesa.
“Sin Olarovski, la relación franco-siamita podría haber muerto por completo después de 1893”, escribió Posrithong. “En cambio, en el plazo de cuatro años, hubo una ligera señal de paz entre las dos naciones, sobre todo gracias al esfuerzo del cónsul general ruso”.
Impacto de la guerra ruso-japonesa
Los esfuerzos de Olarovski, aunque tuvieron un gran éxito en la protección de la dinastía Chakri, no pudieron dar lugar a una paz duradera entre Francia y Siam.
La humillante derrota de Rusia ante Japón en la guerra de 1904-5 y el temor a la expansión japonesa hacia Indochina llevaron a Moscú a suavizar su enfoque hacia sus aliados franceses.
“Las maniobras diplomáticas de Olarovski ayudaron definitivamente a mantener a los británicos fuera”, dice Wattaporn. “Incluso trabajó con sus homólogos británicos en Bangkok y, junto con ellos, ayudó a fundar el Real Club Deportivo de Bangkok”.
Olarovski compartía la pasión por los caballos con los británicos y fue la primera persona en Tailandia en criar caballos de carreras.
El Imperio Británico no cruzó la frontera entre Birmania y Siam hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando el reino estaba bajo la ocupación japonesa.
Rusia consiguió mantener sus buenos lazos con Siam hasta las revoluciones de 1917, cuando Bangkok, al igual que todos los demás aliados de la familia real rusa, se negó a reconocer a los bolcheviques.
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