Cómo un perro soviético no entrenado voló al espacio por accidente
Esta historia tuvo lugar el 3 de septiembre de 1951 en la región de Astracán. En el campo de entrenamiento de Kapustin Yar se preparaba el sexto lanzamiento experimental de perros a la alta atmósfera.
En esta ocasión iban a volar una pareja de perros mestizos, Neputiovi y Rozhok. Los perros seleccionados tenían una salud perfecta, eran psíquicamente fuertes y psicológicamente compatibles entre sí.
En vísperas de la partida, los animales fueron revisados una vez más, y por la mañana se produjo un desastre: ¡Rozhok desapareció de su jaula cerrada!
No había tiempo para traer un nuevo perro entrenado desde Moscú, pero no podían cancelar la realización de las pruebas previstas.
Entonces alguien sugirió mandar al espacio a un cachorro que rondaba por la cantina. Atraparon al perro, lo lavaron, lo trasquilaron, le pusieron los sensores necesarios y lo metieron en la nave. Sorprendentemente, durante todo este tiempo se mantuvo totalmente tranquilo.
Neputiovi y ZIB.
El cohete voló hasta una altura de 100 kilómetros, tras lo cual los motores se apagaron, y la parte delantera con los animales dentro salió disparada y empezó a caer a la Tierra. Los últimos siete kilómetros descendió con éxito en paracaídas.
El diseñador jefe de la tecnología de cohetes Serguéi Koroliov se sorprendió mucho al ver un animal desconocido en la nave (nadie se atrevió a informarle del cambiazo). Al mismo tiempo, se quedó muy contento: “¡Ya veis! A este paso, en nuestras naves pronto se volará de vacaciones... y con vales de sindicatos”.
El cachorro de prueba recibió el nombre de ZIB (“Sustituto del cachorro desaparecido”). Koroliov en su informe a la dirección descifró la abreviatura de otra manera: “Investigador de sustitución sin entrenar”.
ZIB no participó en otros vuelos. El animal fue llevado a casa por el académico Anatoli Blagonrávov.
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