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¿Qué ocurre en la pintura ‘Visita a la novia’ del artista Andréi Rumiántsev?

Museo de Arte de Chuvashia
Un grupo de personas se agolpa en una habitación. Mientras los ancianos conversan, las chicas corretean alrededor de su amiga, ayudándola a cambiarse las botas por unas de cuero. Todo este alboroto tiene una razón importante: una delegación ha llegado a la casa del pueblo para ver a la novia.

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Una novia por elección (de los padres)

Entre los siglos XVI y XIX, los matrimonios campesinos no se celebraban tanto por amor como por acuerdo (o incluso pacto) entre los padres del novio y la novia. En las familias rurales, las tradiciones relacionadas con la vida familiar se seguían estrictamente. Cuando llegaba el momento de buscar esposa para su hijo, el padre y la madre del joven evaluaban posibles candidatas. La chica debía ser trabajadora, hermosa, sana, bien educada y provenir de una familia acomodada.

Una vez tomada la decisión, se enviaban casamenteros a visitar a la posible novia: padrinos del novio, parientes mayores o alguna persona respetada del pueblo. Su tarea era hacer una “presentación” del novio y mostrarlo bajo la mejor luz posible.

Si no había objeciones de fondo, se pasaba a la siguiente fase: el “smotrini”, es decir, la visita para conocer a la novia. Primero iba el novio (para evaluar las condiciones de vida de su futura esposa), y luego la novia.

Vamos a conocernos

Museo de Arte de Chuvashia

Solo durante el “smotrini” podían el novio y la novia verse por primera vez (a menos que ya se conocieran de antes). La futura esposa salía a recibir a los invitados acompañada de sus amigas o familiares. Y es este momento el que fue representado en la pintura de Andréi Rumiántsev.

Las amigas casadas, con pañuelos en la cabeza, rodean a la joven en edad de casarse y la ayudan a cambiarse los zapatos. En esta visita, ella debe recibir a los invitados con su mejor atuendo. Y si es necesario, puede cambiarse varias veces. Si la joven no estaba nada conforme con el pretendiente, podía vestirse con ropa de diario y así dar a entender que no habría boda.

El posible suegro, con un caftán azul, observa atentamente los preparativos. En una visita como esta, los invitados no solo esperaban buenos modales: la chica debía demostrar que sabía llevar una casa, limpiar y coser.

Un novio nervioso

Museo de Arte de Chuvashia

El posible novio está visiblemente incómodo con tanto revuelo y no sabe cómo evitar la atención insistente de los mayores. Sin embargo, no tiene éxito: los casamenteros lo rodean y están a punto de llevarlo de la mano hasta la joven.

Si la novia y el novio eran compatibles, se anunciaba oficialmente su acuerdo y la futura boda.