
Cómo una partida de billar hizo que Lev Tolstói regresara a la literatura

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En su juventud, Lev Tolstói era aficionado a los juegos de azar. En una ocasión se entusiasmó tanto con las cartas que perdió una casa entera en su propiedad de Yásnaya Poliana. La casa fue desmontada tronco a tronco y transportada, y el escritor tuvo que vivir en una dependencia secundaria. Pero hubo una vez en que una deuda de billar le resultó útil: lo obligó a volver a la literatura.
Tras la publicación de Felicidad conyugal en 1859, Tolstói cayó en una crisis creativa y no quiso volver a publicar. Sus amigos, editores y críticos estaban desesperados. El novelista Iván Turguénev y los poetas Nikolái Nekrásov y Afanasi Fet intentaban convencerlo de que regresara a la escritura. Pero Tolstói se mantenía firme, aunque seguía trabajando en una nueva novela sobre el amor entre un joven aristócrata y una hermosa cosaca. Los cosacos no progresaba en su escritura. A veces el protagonista seducía a la joven y la abandonaba; otras veces, se casaba con ella. En la obra se reflejaba el romance del autor con Aksinia, una campesina casada por la que Tolstói sentía una pasión intensa en esos años.
En 1862, el escritor perdió jugando al billar contra un oficial de paso una suma considerable: mil rublos. Tolstói no tenía ese dinero. Fue el editor Mijaíl Katkov quien lo sacó del apuro y le prestó la cantidad necesitada. Sin embargo, Tolstói no debía devolverla en efectivo, sino con una obra literaria. Al escritor no le quedó más remedio que terminar Los cosacos y publicarlos.
El público celebró el regreso de su autor favorito. La crítica alabó Los cosacos y elogió las descripciones de la vida en la aldea y la profundidad de los personajes. Fet y Turguénev estaban encantados. El único descontento fue el propio Tolstói. En enero de 1863 escribió en su diario:
“Revisé Los cosacos y es terriblemente floja. Seguro que por eso mismo al público le gustará.”