Las películas soviéticas y rusas que más premios se han llevado
Debido al telón de acero durante la Guerra Fría, las películas soviéticas tenían una presencia limitada en el extranjero y no solían llegar a festivales de prestigio. No fue hasta los años de la perestroika y aproximadamente mediados de la década de 1990, que no se despertó el interés por el cine ruso en todo. Fue de una forma inesperada, pero pronto bajó igual de rápido. Sin embargo, a pesar de las dificultades, algunas películas soviéticas y rusas traspasaron las fronteras y consiguieron el reconocimiento de los profesionales. He aquí una lista de los premios más prestigiosos del cine ruso.
Óscar a la mejor película extranjera: 4
La obra maestra de Serguéi Bondarchuk Guerra y paz -una grandiosa epopeya de 6 horas basada en la novela de Lev Tolstói- fue la primera película soviética en alcanzar la nominación al Óscar como mejor película extranjera (1969). Y ganó.
La segunda estatuilla de la URSS se la llevó, curiosamente, el gran director japonés Akira Kurosawa en 1976. Dersú Uzalá, adaptación de las memorias del viajero Vladímir Arséniev, fue la única película del director rodada por él fuera de su patria.
Moscú no cree en las lágrimas, de Vladímir Menshov -ganadora en 1981- es probablemente la película soviética más “estadounidense”. La historia de una mujer que se ha hecho a sí misma -una provinciana que pasó de simple obrera a directora de una fábrica- primero conquistó a los espectadores soviéticos y después a los críticos estadounidenses. Se vendieron unos 90 millones de entradas, una de las cifras más altas de la historia de la distribución de películas soviéticas.
Por último, la única película rusa postsoviética que ha ganado un Óscar es Quemado por el sol (1995), de Nikita Mijalkov, la historia del día de un comandante soviético, interpretada por el propio director.
El protagonista descansa en su dacha y se divierte, sin saber aún que está destinado a convertirse en una de las primeras víctimas de las represiones de Stalin.
León de Oro (Festival Internacional de Cine de Venecia): 4
El festival de Venecia es tradicionalmente el más “rusófilo”. Las películas soviéticas y rusas han participado con bastante frecuencia en las secciones a concurso del festival y han ganado premios. Es lógico que la lista de ganadores del Gran Premio de Venecia ofrezca una muestra representativa de los logros del cine ruso.
Andréi Tarkovski fue el primero en llevar el León de Oro a Moscú en 1962. El éxito le llegó al director con su primera película La infancia de Iván, la historia de un niño huérfano que se convierte en explorador durante la Gran Guerra Patria.
El segundo ganador de Venecia fue Nikita Mijalkov en 1991, con su tragicómica parábola sobre la amistad entre un pastor mongol y un chófer ruso, Urga, territorio de amor.
Como en el caso de Tarkovski, Venecia convirtió instantáneamente a otro debutante ruso, Andréi Zviáguintsev, en una estrella internacional. Su parábola El regreso -un viaje de un padre y dos hijos con un trágico desenlace- se llevó en 2003 de forma sensacional no sólo el premio principal, sino también el de mejor ópera prima. Fue la primera vez que ambos Leones de Oro (repartidos por jurados diferentes) cayeron en las mismas manos.
Por último, en 2011, Alexánder Sokúrov, uno de los directores más brillantes e inflexibles del cine de autor internacional, ganó el Gran Premio por su adaptación del poema de Goethe Fausto.
El cámara de Fausto, por cierto, fue Bruno Delbonnel, que rodó Amelie, Harry Potter y el príncipe mestizo, trabajó con Tim Burton y los hermanos Coen.
Oso de Oro (Festival Internacional de Cine de Berlín): dos
La ascensión, de Larisa Shepitko -ganadora de Berlín-1977-, es otra parábola que pretende ser un drama bélico. En la historia, durante la Gran Guerra Patria, dos partisanos son capturados por los alemanes. Se les da a elegir: cooperar con el enemigo o morir. La película fue la última en la filmografía de la talentosa directora: dos años después del triunfo en Berlín, Shepitko murió en un accidente de coche.
Exactamente 10 años después, el Oso de Oro volvió a ser conquistado por un director soviético. Gleb Panfílov ganó este premio por El tema, un drama tragicómico sobre la crisis creativa de un escritor popular y oficialmente reconocido.
La película se terminó a finales de la década de 1970, pero estuvo siete años “en la estantería” (este modismo soviético significa que fue prohibida por la censura) y no se estrenó hasta la perestroika.
Palma de Oro (Festival de Cine de Cannes): 1
Sorprendentemente, el cine soviético/ruso sólo ha ganado una vez en Cannes. Cuando pasan las cigüeñas, melodrama de Mijaíl Kalatózov sobre una chica que espera a su amado desde el frente de la Gran Guerra Patria, ganó la Palma de Oro en 1958. La película conquistó al jurado no sólo por su excelente interpretación (un crítico francés comparó a la actriz Tatiana Samóilova con Brigitte Bardot), sino también por el innovador trabajo de cámara de Serguéi Urusevski. A pesar de que contaba con los equipos cinematográficos anticuados, consiguió un movimiento de cámara inusualmente suave y libre.
En 1964, Kalatózov y Urusevski estrenaron otra obra conjunta, Yo soy Cuba, una colección de relatos cortos sobre cómo cambió la vida en la isla caribeña tras la victoria de la revolución socialista. Esta película se quedó sin grandes premios, pero años más tarde fue apreciada por los críticos. En varias listas de las mejores películas de la historia del cine, Yo soy Cuba aparece incluso más a menudo que Cuando pasan las cigüeñas. Entre los admiradores de la película cubana de Kalatózov y Urusevski figuran Martin Scorsese y Francis Ford Coppola, que financiaron personalmente la restauración del filme.
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