¿Cómo y por qué la actriz japonesa Yoshiko Okada huyó a la URSS para pasar allí el resto de su vida?
En otoño de 1972, una mujer apareció en el aeropuerto de Tokio y fue recibida como una estrella. La noticia de que la legendaria actriz Yoshiko Okada había llegado a Japón desde la URSS después de muchos años recorrió todo el país. ¿Por qué había estado fuera tanto tiempo?
Yoshiko debutó en el teatro a los 17 años. En 1923 empezó a actuar en películas, incluidas las de los directores Kenji Mizoguchi y Yasujiro Ozu. Y, en 1936, conoció al director Ryokichi Sugimoto; este fatídico encuentro cambió su vida para siempre.
Sugimoto era miembro del Partido Comunista, traducía literatura soviética al japonés y enseñaba interpretación, haciendo hincapié en los métodos del teatro ruso. Convenció a Okada para que fuera a la URSS, a aprender un nuevo lenguaje teatral, libre de resabios burgueses, de la mano del director ruso Vsevolod Meyerhold.
Y ella le creyó. En enero de 1938, los amantes llegaron a la isla de Sajalín, cuya parte sur pertenecía entonces a Japón. Según la versión oficial, para participar en un programa de conciertos. Unos días más tarde, mientras paseaban en trineo por la frontera, de repente saltaron de él y corrieron hacia territorio soviético.
Pero el país de los sueños no les recibió amistosamente. Los amantes fueron detenidos y nunca más volvieron a verse. Un año y medio después, Sugimoto fue fusilado, mientras que Okada fue condenada a 10 años en un campo acusada de espionaje. Fue liberada en 1947. Así comenzó la nueva vida de la actriz.
Trabajó durante muchos años como locutora en la radio de Moscú: presentaba programas que se emitían a Japón. Les hablaba a sus antiguos compatriotas de la literatura rusa. Tampoco se olvidó del teatro: se graduó en el departamento de dirección del GITIS y trabajó en el Teatro Mayakovski. Y, junto con Borís Buneiev, dirigió la película 10.000 chicos (1962).
Cuando llegó a Japón en 1972, fue recibida como una superestrella. En su país natal, representó en el teatro Talentos y abanicos, de Ostrovski, y actuó en películas. Y volvió. Decía que echaba de menos la URSS cuando estaba en Japón y viceversa. Sólo a finales de la década de 1980 se enteró del destino de Sugimoto y de que su testimonio se utilizó para acusar a Meyerhold de espiar para los japoneses.
Yoshiko Okada pasó casi 54 años en la Unión Soviética. Falleció en febrero de 1992. Las cenizas de la actriz están enterradas en un cementerio de Tokio.
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