Los Urales post industriales: Uktus (Fotos)

Serguéi Poteriáiev

23 mayo 2022

Hoy la serie ‘Urales post industriales’ cuenta la vida moderna en Uktus, de la que surgió Ekaterimburgo.

Esta es la historia de Uktus, a partir de la cual surgió Ekaterimburgo. Aunque pocos residentes lo saben.

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La primera fábrica se fundó en 1702 a orillas del río Uktuska (un afluente del río Iset), cerca de la aldea de Nizhni Uktus, en el asentamiento Aramilski.

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La construcción duró dos años, tras los cuales se puso en funcionamiento una fundición de cobre en 1714.

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Tras la llegada, en 1720, del etnógrafo Vasili Tatischev, a quien se le encomendó entonces la gestión de la producción en los Urales, se estableció en la planta de Uktuski la administración minera central para las fábricas de Siberia y Kazán.

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La elección de la ubicación no fue casual. Uktus era un nexo conveniente para las rutas de transporte hacia Siberia: cerca de allí pasa la carretera de Kazán, y no muy lejos están el río Chusovaya que fluye hacia el oeste y el río Iset que fluye hacia el este.

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A 15 km al norte de Uktus se instaló una oficina de gestión de proyectos para la construcción de la nueva planta, llamada Ekaterimburgo.

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En 1750 la producción de mineral de hierro y cobre en Uktus se terminó, se destruyeron los edificios y las instalaciones, y el pueblo se convirtió en un lugar para dachas y casas de campo.

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En la época soviética funcionaba una fábrica de ladrillos, pero ahora también está cerrada.

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Hasta los años 50, Uktus era un típico suburbio rural con edificios individuales. En la década de 1990, la planta de Uktuski fue reordenada como un pueblo residencial en el que predominan los bloques de gran altura.

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Hoy Uktus es un distrito de Ekaterimburgo, uno de los centros de los Urales.

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Pasé mi infancia cerca de las montañas de Uktus. Los trineos, los miniesquís o un simple linóleo eran nuestros fieles compañeros para todo tipo de actividades invernales.

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Pero en los últimos años la zona ha sufrido grandes cambios. Los remontes y las pistas de esquí dominan ahora por completo las montañas.

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No queda espacio para un simple trineo al estilo soviético. Hay que adentrarse cada vez más en el bosque para encontrar un lugar virgen.

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Esta zona es más antigua que Ekaterimburgo (hace unos años la iglesia parroquial de la calle Lizhnikov cumplió 300 años de servicio), y a lo largo de su dilatada vida ha pasado por varias remodelaciones, desde el corazón industrial de antaño hasta el centro empresarial y deportivo de hoy.

Serguéi Poteriáiev

Todo es más cómodo, por supuesto, pero se ha perdido esa cálida sensación de sencillas diversiones invernales (sin necesidad de alquilar “donuts de bajada”) y la libertad de deambular por el lugar.

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