
Así apareció el primer ferrocarril en Rusia

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El Ferrocarril de Tsárskoe Seló se inauguró en 1837 y conectaba la ciudad de Pávlovsk, donde se encontraba la residencia de verano de los zares, con San Petersburgo. La construcción estuvo a cargo del ingeniero austriaco Franz Anton von Gerstner, quien había construido el primer ferrocarril en Austria diez años antes.

Inicialmente, propuso al emperador Nicolás I conectar San Petersburgo con Moscú, pero solo se le confió un pequeño tramo (de menos de 30 km). La construcción fue financiada por el conde Alexánder Bobrinski, nieto de la emperatriz Catalina II.

Durante la prueba inaugural, la locomotora de vapor llamada Provorni alcanzó una velocidad de 64 km/h, lo cual parecía increíble en aquella época. Los periódicos relataron que algunos espectadores se tiraron al suelo del susto al ver pasar el tren a toda velocidad. El conductor era el propio Gerstner.

Aunque el Ferrocarril de Tsárskoe Seló fue diseñado desde el inicio para locomotoras de vapor, durante los primeros meses los trenes fueron arrastrados por caballos. No fue hasta 1838 cuando el ferrocarril pasó completamente a tracción a vapor.

El viaje duraba unos 40 minutos y costaba entre 1.5 y 4 rublos, dependiendo de la clase del vagón. En aquel entonces, el salario mensual de un trabajador era de unos 20 rublos, por lo que solo las personas adineradas podían permitírselo.

Pocos años después, el ferrocarril de Tsárskoe Seló transportaba hasta 700 pasajeros al día. Los trenes circulaban varias veces al día con intervalos de 3 a 4 horas.

Pronto, Rusia comenzó a desarrollar activamente su red ferroviaria: a principios de la década de 1840 se construyó una línea entre Viena y Varsovia (cuando el Reino de Polonia formaba parte del Imperio ruso) y, en 1851, se inauguró la línea entre Moscú y San Petersburgo.
