‘Misión Centenario’: Cuando Rusia envió al espacio al primer astronauta brasileño
Marcos Pontes, piloto de la Fuerza Aérea Brasileña nacido en Bauru, un municipio de São Paulo, inició su entrenamiento obligatorio, tras haber sido seleccionado por la NASA, en agosto de 1998 en el Centro Espacial Lyndon B. Johnson en Houston, Texas. Su grupo de entrenamiento, el número 17, fue apodado “Los Pingüinos”. En diciembre del 2000, al concluir el curso, fue declarado oficialmente “astronauta de la NASA”.
Un escollo en el camino a las estrellas
Como explican en Radio Svoboda el vuelo inaugural estaba previsto para el año 2001, con el objetivo de instalar el módulo brasileño EXPRESS Pallet de la EEI. Sin embargo, problemas internos y financieros de la NASA y la Agencia Espacial Brasileña (AEB) fueron postergando la fecha, hasta que el accidente del transbordador espacial Columbia en febrero de 2003 suspendió todos los vuelos de NASA por tiempo indeterminado.
El 18 de octubre de 2005, la AEB y la Roscosmos firmaron un acuerdo que posibilitaba la primera misión tripulada espacial brasileña, bautizada como Missão Centenário (Misión Centenario) en referencia al primer vuelo de Santos Dumont en el avión 14-bis realizado en 1906.
Pontes llegó a Moscú en noviembre de 2005 para finalizar la preparación que había iniciado siete años antes en Estados Unidos. Tenía que habituarse a la nave espacial que le llevaría al espacio, una Soyuz de fabricación rusa.
A bordo de una nace rusa
Finalmente, el cohete que transportó a Pontes partió del cosmódromo de Baikonur (Kazajstán) rumbo a la ISS (Estación Espacial Internacional) en marzo de 2006 y regresó a la Tierra en abril del mismo año.
El ruso Pável Vinogradov y el estadounidense Jeff Williams fueron sus compañeros de viaje a bordo del Soyuz TMA 8. Durante su estadía en la Estación Espacial Internacional, Pontes realizó ocho experimentos científicos brasileños en ambiente de ingravidez.
Más tarde, en un libro autobiográfico titulado Caminhando com Gagárin: Crônicas de uma Missão Espacial (Caminando con Gagarin, Crónicas de una Misisón Espacial), Pontes contó cómo pasó cinco meses en Rusia y los preparativos a los que se sometió en el Centro de Entrenamiento de Cosmonautas Yuri Gagárin, en la Ciudad de las Estrellas, a 25 km de Moscú, así como los 10 días que pasó en el espacio. En su libro repasa el funcionamiento de los simuladores de vuelo, el aprendizaje de la lengua rusa, el entrenamiento de supervivencia y los reconocimientos médicos, e incluso entra en detalles divertidos, como explicar cómo hace sus necesidades un astronauta en el espacio.
Con este viaje, Pontes se convirtió el primer cosmonauta brasileño, suramericano y lusófono en ir al espacio.
El primer astronauta cosmonauta latino y afrodescendiente fue el cubano Arnaldo Tamayo que viajó en una nave Soyuz de la agencia rusa Roscosmos en 1980 rumbo a la estación espacial soviética Saliut-6. Cabe destacar que a diferencia de la mayoría de los latinos que han ido al espacio, pero al igual que Marcos Pontes. Arnaldo viajó portando el parche de la bandera nacional de su país.
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