Así combatió el mariscal Kónev en la Primera Guerra Mundial y en la Guerra Civil
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Iván Kónev es uno de los más destacados jefes militares soviéticos de la Segunda Guerra Mundial. Fue él quien liberó Ucrania, tomó Berlín junto con Gueorgui Zhúkov y remató a las fuerzas alemanas en Checoslovaquia.
En 1916, el futuro mariscal fue llamado a filas en el Ejército Imperial ruso. Recibió instrucción en una unidad de adiestramiento de artillería y, en 1917, ya como suboficial, fue destinado al Frente Suroccidental.
Kónev combatió en la zona de Tarnópol (Ternópol). Tras el inicio de la Guerra Civil, en noviembre de 1917, su brigada de artillería fue desarmada por tropas de la República Popular Ucraniana y él, junto con sus compañeros de armas, fue enviado de vuelta a Rusia.
De regreso a su tierra, se incorporó al Ejército Rojo, participó en la represión del levantamiento de los socialrevolucionarios de izquierda en Moscú en julio de 1918 y luchó contra los “blancos” en el este del país. Durante un tiempo sirvió como comisario del tren blindado “Grozni” y, más tarde, de la 2.ª División de Fusileros de Verjneudinsk.
En marzo de 1921, los marinos de la Flota del Báltico se sublevaron contra los bolcheviques en la ciudad-fortaleza de Kronstadt. El comandante participó en la represión del motín.
El asalto se lanzó directamente sobre el hielo congelado del golfo de Finlandia, bajo el fuego de artillería de los fuertes y de los barcos. “Aquello fue un infierno absoluto… cada proyectil, al caer sobre el hielo, abría un enorme agujero. En la penumbra… nuestros combatientes caían una y otra vez en esos boquetes y se iban al fondo de inmediato”, recordaría Kónev.
En la fase final de la Guerra Civil, el comandante combatió por el establecimiento del poder soviético en el Lejano Oriente ruso.